Poema Con El Agua Hasta El Cuello… de Esperanza Ortega



Con el agua hasta el cuello
levantarse
en el agua flotaban los restos de la cena

contener un minuto
el aliento
bajar hasta el cajón

allí duermen las tazas
un sueño blanco y cóncavo

saborear despacio el desayuno

lo ha conseguido
¡qué importa si no tienen compasión las palomas
que picotean sobre el plato!

y por eso sonríe ?ella sabe por qué?
en la calle que asciende hacia el cielo de junio



Poema Dies Iræ de Esperanza López Parada



El pueblo entero se congregó en su agonía. La vida la pasó guar-
dando secreto muy oscuro.
Sus labios se veían difíciles, hermosos para tomar agua.
No vas a tener otra heredad que la que con tu peso, desalojes.
Pronuncia lo que ocultas.
Pluma y papel preparados, siete testigos expectantes la miran. Ella
mueve la lengua. Se rompe el sello.
La ciudad hállase gris, la magnolia dispuesta.



Poema Cantiga De Miragre de Esperanza López Parada



Todos los amaneceres durante siete años, un dulce espectro tomaba
mi forma, mi cadencia y ocupaba el puesto mío, la labor junto al
torno.
Corría yo, con risa, hacia el hortelano y el amarillo crecer de los
guisantes.
Y nunca discerní, entre niebla, dónde era que, en verdad, me sus-
tituye. Si en la campanilla, en los ásperos deberes. O dentro de los
rubios brazos de aquél, mi cuidador de hojas.

El tiempo era el mediodía. Se apareció ante mí el ángel del Señor.
Se presentó bordeando transparentes y pidió quedarse.
Me rogaba pan, azúcar, malta. Consumía la despensa. Le pagué
músicos y retablos. Bebía licor francés. Probó cordero.
Compraba ropajes, se tocaba con oro. Me malgastó la hacienda,
me redujo a pobre.
Por esto, disculparéis que se me haga tan rudo,
entended que de un cielo inmaterial desconfíe.

Siempre lee sola y en un sitio grande.
Pero en una ocasión, y hacia octubre, al ir al patio se notó en com-
pañía. A través, del portal, se le apagó la vela y en el salón la oscu-
ridad era alta.
Un soplo leve le tomó los hombros, le besó la nuca.
Fue abrazo incierto, mas único. Y para no olvidarlo.



Poema Vita Arsque Poetica de Ernesto Mejía Sánchez



Bautizo las palabras,
pongo nombres a los nombres. Digo
la noche y significa una
paloma. Imagino el leopardo
y tus ojos lloran. Sufro la luz,
el día y gano la impureza.
Dibujo un rostro más ¡Dios
mío! sobre el tuyo. Escribir
un poema es como recordar
el futuro. Es engendrar un hijo
en la tumba. Grabo tu nombre
y se confunde con el mío.
Qué repentino padre soy
en el mismo instante. Qué
dios sobre este muro que
emborrono desde que nazco.
Éste es mi testamento, mi
bautismo, tu imagen y semejanza.



Poema Las Fieras de Ernesto Mejía Sánchez



(Jardin del Plantes)

Estamos echados sobre el césped
y no tienen piedad de nuestra dicha.
Nos espiaron ensañados. En sus ojos
no había curiosidad ni complacencia.
Envidia, sólo envidia con ira.

Nadie quiso cubrirnos ni con una
mirada de pudor. Pero
¿qué saben ellos de esto?

Querían, lo supongo, avergonzar mi amor,
el tuyo, el poco amor del mundo.
Y no pudieron con nosotros.

Jadeantes, al fin de nuestra lucha,
ahí estaban, representando el odio
que con tanto trabajo habíamos
logrado arrancar de nuestro pecho.

(Estamos solo contra ellos
pero ellos están más solos
que nosotros. A ellos no los
une ni el odio, a nosotros
hasta su odio nos reúne.)

Quizá llegaron cuando yo era tu yo
y yo era tuyo. Nunca lo sabremos.
Jadeantes, saboreando, lamiendo
nuestra dicha nos encontraron. Echados
sobre el césped nos acorralaron
como fieras. Y , ahí, a sus ojos furiosos,
aterrorizados, hicimoss de nuevo
nuestro fuego ya sin recato
pero imperturbable -y ellos viéndonos,
viéndonos, ignorantes y viéndonos.



Poema La Poesía (iv) de Ernesto Mejía Sánchez



Si la azucena es vil en su pureza
y oculta la virtud del asesino,
si el veneno sutil es el camino
para lograr exacta la belleza;

Engaño pues mi amor con la nobleza
y confundo lo ruin con lo divino,
hago de la cordura desatino,
de la sola mentira mi certeza.

Nadie sale triunfante en la batalla,
ni angélica promesa en que me escudo
ni humana condición que me amuralla.

Contra toda verdad he de quererte,
equilibrio infernal. Nací desnudo:
sólo contigo venceré a la muerte.



Poema La Poesía (i) de Ernesto Mejía Sánchez



Este desasosiego, esta palabra que desde el corazón
me llega y se detiene en mis labios, no es nuevo en mí,
sino que permanece, vive desde cuando mis padres
en amorosa lucha concretaron la carne de la muerte
para darme al mundo; y me crece como un mar en el pecho,
siempre cambiente, furioso y sin consuelo.

Ha de llegar un día en que tanto afán madure
y se desangre, y esa ignorada palabra detenida
en mis labios rompa el aire como un canto y
me haga feliz y duradero el nombre.



Poema Ensalmos Y Conjuros de Ernesto Mejía Sánchez



1
Ensayé la palabra, su medida,
el espacio que ocupa. La tomé
de los labios, la puse con cuidado
en tu mano. Que no se escape. ¡Empuña!
Cuenta hasta dos [lo más difícil].
Ábrela ahora: una
estrella en tu mano.

3
Para [apaciguar] la soledad, escoge
un día, virgen. Guarda todos tus libros
bajo siete llaves. Lleva una manzana
bajo el árbol más puro. No temas, no
llegará el Maligno. Di
estas palabras, como si fuesen
verdaderas: Soledad,
te amo, creo en ti, no me traiciones.

6
Hay días limpios, construidos
por un aire inconsútil. Ni un demonio
ni un ángel lo penetran. Ahí
la soledad da la batalla.
De nada serviría, amoroso
llamarla. De nada, porque el aire,
homogéneo, cerrado, pone plomo
a la voz. Requiérela al menos,
sin abrir los labios, así;
compañía adversaria, estoy contigo.

7
En el lugar en que cité a la luna,
ella aparezca. Porque yo repetí
hasta cansarme la palabra precisa.
Porque dije. Ahí, en el lugar
en que cité a la luna, aparezca,
blanca, como ella. Que esto
se cumpla; que no sea mentira.

9
Para saber el día en que la virgen
ha de llorar feliz la marca de tu sangre,
ata con un pañuelo suyo el calendario,
no pronuncies palabra, pon en su pecho
a diario una azucena blanca: espera
que enrojezca.

11
Para saber si el fruto de su vientre
ha de ser varón o niña, que tu mano
inaugure la sombra de sus ojos, y
que pronuncie un nombre sin
recordar la noche de la sangre.
Si ella dice: rueca, o: golondrina,
será mujer quien alegre tu casa.
Si dice, por ejemplo: amaranto,
será varón quien besará
a la madre. Si queda muda,
no te apenes, él hablará por ella;
que nacerá un poeta.



Poema Puertas de Ernesto Langer Moreno



Se abren y cierran las puertas sin fatiga
De madera o de fierro
Pequeñas y alargadas
Hacia dentro o hacia afuera
Mecánicas y automáticas
Sin nada que decir, pero tan prácticas
Con sus cerraduras y clavijas
Adosadas a un marco
Verticales casi siempre
Separando el afuera del adentro
Las puertas del cielo o del infierno
Por donde cruzan igual
Santos y blasfemos
Señores y sirvientes
Puertas.



Poema Jamás de Ernesto Langer Moreno



Jamás son cinco letras imposibles (y un acento)
un vestido indecente para cualquier hora del día
un sonido para siempre inacabado.

Jamás verá jamás cumplir su sueño
(de durar eternamente)
Porque todo, absolutamente todo, tiene freno.
Nada existe sin su término.

Jamás se morirá también como cualquiera.



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