Poema Tierra Fresca Y Mojada de Jorge Debravo



Tierra fresca y mojada,
tierra seca y ardiendo,
te he de llevar amada,
te he de llevar sufriendo.

Te he de llevar prendida
con mecates y abrazos
como un saco de vida
apretado en los brazos.

Y nunca he de dejarte
porque lloras o sudas,
porque sabes negarte
o porque te desnudas.

Iremos paso a paso,
te llevaré conmigo
colgada de mi brazo
como un dulce castigo.

Y aunque dudes o creas,
aunque sangres o rías,
irás entre poleas

junto a mis alegrías,
soñando que chispeas,
soñando que te enfrías…



Poema Si El Fuego Con El Fuego No Perece de Francesco Petrarca



Si el fuego con el fuego no perece
ni hay río al que la lluvia haya secado,
pues lo igual por lo igual es ayudado,
y a menudo un contrario al otro acrece,

Amor -que un alma en dos cuerpos guarece-,
si has siempre nuestras mentes gobernado,
¿qué haces tú que, de moda desusado,
con más querer, así el de ella decrece?

Tal vez igual que el Nilo que, cayendo
desde muy alto, su contorno atruena,
o cual sol que, al mirarlo, está ofuscando,

el deseo que consigo no consuena,
en su objeto extremado va cediendo
y, al espolear demás, se va frenando.



Poema El Lugar De Los Hechos (ii) de José Antonio Cedrón



Llovieron muchos años de este lado
y la humedad signando la suerte de los vientos
que se dejan mecer en la trampa del agua.
Las gotas amanecen sobre el filo del vidrio rajado en
la ventana. Atrás del muro, larguísimo,
humean los carbones quemados por el tiempo
como antiguos ladrillos de la vida incompleta.
Seguí a los animales que informaban la ruta
con sus huellas. Y me tocó mi parte.
Vi pasar los cuchillos de noche por la piedra
y no he olvidado nada con los brindis que siempre
inauguran el año y los presagios:
velas que agonizaban a la espera de un barco
milagroso, la mirada perdida de la culpa.
Pero hasta aquí llegamos.
Con estas mismas manos en el mismo esqueleto
vigilamos la cal con que se escribe el muro
porque no desvanezca
con el agua abundante de las lluvias.
Vigilamos la mano que intenta entre las sombras
sobrevivir con lo hábil de su tacto.



Poema Informe Desde La Ciudad Sitiada de Zbigniew Herbert



Demasiado viejo para llevar las armas y luchar como los otros-

fui designado como un favor para el mediocre papel de cronista
registro -sin saber para quién- los acontecimientos del asedio

debo ser exacto mas no sé cuándo comenzó la invasión
hace doscientos años en diciembre septiembre¹ quizá ayer al amanecer
todos padecen aquí del deterioro de la noción del tiempo

nos quedó sólo el lugar el apego al lugar
aún poseemos las ruinas de los templos los espectros de jardines y casas
si perdemos nuestras ruinas nada nos quedará

escribo tal como sé en el ritmo de semanas inconclusas
lunes: almacenes vacíos la rata ha devenido moneda corriente
martes: alcalde asesinado por agentes desconocidos
miércoles: conversaciones sobre el armisticio el enemigo confinó a los legados
ignoramos dónde se encuentran esto es el lugar de su suplicio
jueves: tras una turbulenta asamblea se rechaza por mayoría de votos
la propuesta de los comerciantes de especias de rendición incondicional
viernes: comienza la peste
sábado: se ha suicidado un desconocido inflexible defensor domingo: no hay agua
rechazamos
un ataque en la puerta este llamada Puerta de la Alianza

lo sé todo esto es monótono a nadie puede conmover

evito comentarios las emociones mantengo a raya escribo sobre hechos
aparentemente sólo ellos son valorados en los mercados foráneos
pero con cierto orgullo deseo informar al mundo
que gracias a la guerra hemos criado una nueva variedad de niños
a nuestros niños no les gustan los cuentos juegan a matar
despiertos y dormidos sueñan con la sopa el pan los huesos
exactamente como los perros y los gatos

al atardecer me gusta deambular por los confines de la Ciudad
a lo largo de las fronteras de nuestra libertad incierta
miro desde lo alto el hormigueo de los ejércitos sus luces
escucho el tronar de los tambores los alaridos bárbaros
en verdad es inconcebible que la Ciudad todavía se defienda

el asedio continúa los enemigos deben ser reemplazados
nada les une excepto el anhelo de nuestra destrucción
godos tártaros suecos huestes del César regimientos de la Transfiguración del Señor
quién los enumerará
los colores de los estandartes cambian como el bosque en el horizonte
desde el delicado amarillo de aves en primavera a través del
verde del rojo hasta el negro invernal

así al atardecer liberado de los hechos puedo pensar
en asuntos antiguos lejanos por ejemplo en nuestros
aliados de ultramar lo sé su compasión es sincera
envían harinas sacos de ánimo grasa y buenos consejos
ignoran incluso que nos traicionaron sus padres
nuestros ex-aliados desde los tiempos de la segunda Apocalipsis

sus hijos no tienen culpa merecen gratitud así que les estamos agradecidos
no sufrieron un asedio largo como una eternidad
a quienes alcanzó la desdicha están siempre solos
los defensores del Dalai-Lama kurdos montañeses afganos

ahora cuando escribo estas palabras los partidarios del pacto
conquistaron cierta ventaja sobre la fracción de los intransigentes
habituales las oscilaciones de ánimo los destinos aún se sopesan

los cementerios crecen disminuye el número de los defensores
pero la defensa perdura y perdurará hasta el final
y si cae la Ciudad y uno solo sobrevive
él portará consigo la Ciudad por los caminos del exilio
él será la Ciudad

miramos en el rostro del hambre el rostro del fuego el rostro de la muerte
y el peor de todos -el rostro de la traición
y sólo nuestro sueños no fueron humillados

(1984)

¹La noche del 13 de Diciembre de 1981 fue decretado en todo el país el estado de guerra,
el movimiento democrático «Solidaridad», el primer sindicato independiente en un país socialista, fue disuelto y declarados ilegales todos los acuerdos firmados entre el sindicato
y el gobierno. A la declaración del estado de guerra siguió una represión generalizada. En Septiembre de 1939, por otra parte, dio comienzo, como es sabido, la segunda guerra mundial.

Versión de Xaverio Ballester



Poema Genealógica de Laura Yasan



las hijas del nuevo mundo
son blancas como las luces de los shoppings
pálidas como los panes de mc donald′s
translúcidas lágrimas finales de best sellers

las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
fuimos oscuras habitantes de hotel
tuvimos negras maneras de mirar
queríamos la vida en símbolos extraños
películas de bergman

las paridoras frígidas de las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo
querían una historia sumergida en channel
casarse vírgenes con una réplica de cary grant
tener muñecas rubias de mejillas rosadas
mascadoras de chicle leyendo mujercitas

las hijas huérfanas de las madres frígidas del viejo mundo
queríamos las curvas mullidas de la marylin
y el aspecto latino de una amante del che

pero ellas
las nietas de la decadencia
las hijas del imperio del nuevo mundo
sólo desean ser
delgadas como un tallo
livianas como el ala de una mariposa
anhelan despertar
con los dedos más largos cada día
para hundirlos hasta el fin de sus amígdalas
y vomitar sin voluntad
lo que resta del siglo



Poema Todas Iban A Ser Reinas de Pavel Oyarzún Díaz



Y heredaron la ciudad de noche.
Las calles del centro.
La salida de los cines.
Los estacionamientos,
y los paraderos de micros.
Los jardines de la plaza.
La esquina de la catedral.

Todas las noches de la República
se abren para ellas.
Para que las transiten
riéndose como locas,
todavía sin senos…
Con el alma y la vagina profanadas.



Poema Creación de Dulce Maria Loynaz



Y primero era el agua:un agua ronca,sin respirar de peces, sin orillasque la apretaran…Era el agua primero,sobre un mundo naciendo de la mano de Dios…Era el agua…Todavíala tierra no asomaba entre las olas,todavía la tierrasólo era un fango blando y tembloroso…No había flor de lunas ni racimosde islas… En el vientredel agua joven se gestaban continentes… ¡Amanecer del mundo, despertardel mundo!¡Qué apagar de fuegos últimos¡¡Qué mar en llamas bajo el cielo negro¡ Era primero el agua.



Poema Rota… de Jacqueline Goldberg



rota
en los comienzos
sin tierra
sin nadie que me siga
con la única puerta
atravesada
en la piel



Poema Xvii (de Diario Cómplice) de Luis García Montero



Nada más solitario que el dolor
porque también excluye a quien lo siente,
si con él se traiciona o se acompaña.
De mi propio vacío
siempre yo el excluido.
Tú,
tan desaparecida,
tragada por la tierra como lluvias de paso,
puedes estar debajo de las sombras
que comparten la noche con mi sombra,
en los bares abiertos igual que las heridas,
las hamburgueserías
que la ciudad habita y condecora
con la tristeza inmóvil que vende un cabaret,
donde las gentes pierden
el pudor de saberse atormentadas.

Junto a los coches muertos a un lado de la calle,
hay un lugar sin nadie que se convierte en lágrima.

Y yo
desesperadamente lo recorro,
porque también mis ojos
vagan por la ciudad buscando aparcamiento,
en las últimas horas de este lunes sin fin,
lejano y solo.



Poema Muertes de Saúl Ibargoyen



Morirán tres pollos mañana
tres hijos de una gallina
tal vez inmortal.
Sus alas de dedos disueltos
estarán en tu plato
y las salsas que ensabrosen
sus muslos no serán
los sémenes del emplumado amor.
Sus pechugas partidas
no darán raíz
a un brevísimo corazón
y sus tripas despreciadas
entrarán en los ciclos
de quién sabe qué vísceras
de quién sabe qué especies.
Tres pollos morirán:
pocos desperdicios
habrán de quedar
de los huesos de su sombra
en tu plato de mañana.



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