Poema Consejo de Fernando Pessoa



Cerca con grandes muros aquél que te sueñas.
Después, donde es visible el jardín
a través del portón de reja adecuada,
pon las flores que sean las más risueñas,
para que te conozcan sólo así.
Donde nadie lo vea no pongas nada.

Haz macizos como los que otros tienen,
donde las miradas puedan entrever
tu jardín tal como se lo vas a mostrar.
Pero donde es tuyo, y nunca lo ve nadie,
deja las flores que vienen del suelo crecer
y deja las hierbas naturales medrar.

Haz de ti mismo un doble ser guardado;
y que nadie, que vea y mire, pueda
saber de ti más de lo que sabe un jardín?
un jardín mostrable y reservado,
por detrás del cual la flor nativa roza
la hierba tan pobre que ni tú la ves…

Traducción: Miguel Ángel Sepúlveda Espinoza



Poema Misterios de Oscar Portela



Misteriosos son los caminos de la vida.
Tortuosas derivas, violentas cascadas,
vientos huracanados, crepúsculos que reflejan
el vértigo del mundo y la otredad del prójimo.
Y todo está en las manos, ojos labios y música
que pone melodía al corazón y a los misterios.
en las manos los daimones y ángeles
que presiden los sueños de los que estamos
hechos,
de las sombras de las que estamos hechos,
auras que no disipara el azar,
ni demonios ni ángeles, aunque el Dios
que preside nuestra mesa
quiera bajar de los espejos,
los espectros que viven en las aguas.

Poema inédito proporcionado por el autor



Poema A Esa, A La Que Yo Quiero de Pedro Salinas



A esa, a la que yo quiero,
no es a la que se da rindiéndose,
a la que se entrega cayendo,
de fatiga, de peso muerto,
como el agua por ley de lluvia.
hacia abajo, presa segura
de la tumba vaga del suelo.
A esa, a la que yo quiero,
es a la que se entrega venciendo,
venciéndose,
desde su libertad saltando
por el ímpetu de la gana,
de la gana de amor, surtida,
surtidor, o garza volante,
o disparada -la saeta-,
sobre su pena victoriosa,
hacia arriba, ganando el cielo.



Poema Cuando El Tiempo Ya Es Ido de Fina García Marruz



Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.



Poema Declaración De Amor de Jorge Rojas



¡Oh! mi enemiga,
a medida que me cuentas tu vida
cómo hierve dentro de mí un veneno dulce,
un humor amargo, una uva terrible.
No he debido saber ni de dónde venías.
¿Qué más daba, un remoto país
o un reciente amante?
Quiero exterminar todos los sitios
donde estuvo tu corazón o tu piel.

Mas, oh encadenado, sólo puedo volver añicos
este mapa de colores que pinté cuando niño.
¿Qué más debo destruír? ¿Nada más?

Sí, también, cada día, morderé en tus labios
todos los besos que ahí han quedado
junto a los nombres de las ciudades.



Poema Mi Única Flor de Pedro Valle



A Jorge ?El Cusho?

Ante nuestro golpeante ciclón

era urgente

abrir las ventanas de lo intrépido

y tatuar con todas los caminos ese sol

en la piel de la patria

Ellos bajo tierra

seguirán creciendo

en el idioma del mar depositando sus besos en la arena

en el aleteo de los días viviendo desde alguna mochila

en los árboles que desde las raíces van a la vida



Poema Amor Eterno de Gustavo Adolfo Bécquer



Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.



Poema La Siesta de Serafín Y Joaquín Álvarez Quintero



En un rincón de un patio fresco y ameno,
que alegran y perfuman aves y flores,
una niña morena, que tiene amores,
duerme, puestas las manos sobre su seno.

Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira
a través de la bruma de lo soñado,
se dilata su seno blanco y rosado,
y su boca de grana se abre y suspira.

Luz del alma ilumina su rostro hermoso:
se encienden sus mejillas, tiembla y sonríe,
y más con lo que sueña su amor se engríe,
y es cada vez su aliento más anheloso…

Murmura luego su nombre: nadie contesta…
Abre sus ojos negros con mudo espanto,
y al ver de sus quimeras roto el espanto
volviendo al sueño dice: ¡Bendita siesta!



Poema El Luto de Pablo Mora



El luto humano anuncia grandes cementerios bajo la Luna. O bajo los soles de arena y viento, donde los seres de este mundo asistimos a un nuevo Apocalipsis.

Sombrío señorío sobre la vida y la ilusoria paz, el exterminio de todo lo que suspira y palpita, en soledad, en multitud, por mar, aire y polvo, en cita atroz.

Ya no somos lo que somos. Ya no hablamos por nosotros mismos. Ya piensas como ellos. Tienes la libertad que ellos te permiten o te dan. En sus manos está el salvoconducto. Está la muerte, la bola negra. Tu palabra la detendrá la maquinaria de los imperios.

Ya no somos lo que somos. Somos lo que ellos quieren que seamos. Desde las orillas del mundo, nuestra palabra corre el riesgo de no ser. El gran dilema, ser.



Poema David De El Salvador de Juana Rosa Pita



Su corazón es forja de poemas
y basta alzar la vista a dar con cielos
oblicuos, como Giotto los pintara
en Asís hace unos siete siglos.

Ama con brío El Salvador, del mundo
pa¨ªs breve en los mapas, amplio en temple
y sensibilidad, que a inmenso vibra:
sol ferviente en maizales de esperanza.

Sin reposo das fe, David, de vivo
amor a tu ciudad. Viejos jazmines
ocho almohadas se vuelven en las noches:
mueres cuando te esculpe Tití Escalante.

Al aire de tu gente renaciendo
paz y esplendor esparces por la tierra.

29 de junio de 2003



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