Poema Con Silencio Te Llamo de Rosa Cruchaga De Walker



Con silencio te llamo. Con un nudo,
con clavo de silencio yo te oprimo,
y te traspaso.
Hijo mío, en un viento de silencio:
raído ya te veo en todo el aire.
Brotaste en mi silencio.

Todo en ti ya lo he dicho sin los labios.
Oigo en ti todo un mundo de palabras
de Dios arrinconadas.

Hijo de mi silencio: tú sostienes
y hiendes mi pared, do ti empapada
como un vaso.



Poema Celos de Rosa Cruchaga De Walker



Bajo un árbol ayer riéndote a oscuras
se te escapó otro nombre, otra cereza
se reventó en la hierba, que ya empieza
a encharcarse de púrpura verdura.
Sobre otoños que son roja basura
fue crujiendo mi risa que regresa.
Y mi tristeza también sabía a fresa.

Y burbujeó otra tapa de cerveza
bajo un árbol ayer riéndote a oscuras.



Poema A Un Infierno De Estrellas de Rosa Cruchaga De Walker



A un infierno de estrellas han lanzado
ese mar que enterrara su talento.
Porque al siervo cobró su trigo el viento:
crujiendo dientes rueda y condenado.
Yo, en un fruto lloroso me he salvado
de maldición a higuera sin lamento;
más retumba, como un inmenso viento,
mi larga sangre en él, que está enclaustrado.

Bebe, hijo, de esa hiel. Mi honda, mi dura
cruz eres, y te calca, y te asegura
tu semilla de sangre sepultada.

Bebe, otra vez, y sal hacia la estrella
del fruto aquel de maldición, de aquella
que he sido en ti, cuando no soy en nada.



Poema Narciso de Rosa Chacel



¿Dónde habitas, amor, en qué profundo
seno existes del agua o de mi alma?
Lejos, en tu sin fondo abismo verde,
a mi llamada pronto e infalible.

Nuestras frentes unánimes separa
frío, cruel cristal inexorable.

Zarzas de tus cabellos y los míos
tienden, en vano, a unir lindes fronteras.

Sobre el mío y tu cuello mantenido
un templo de distancia en dos columnas
silencio eterno guarda entre sus muros;
nuestro mutuo secreto, nuestro diálogo.

Silencio en que te adoro, en que te encierras,
recinto de silencio inaccesibles
y lugar a la vez de nuestras citas.

¡Siglos espero frente a la cruenta
muralla dura que lamento inerme!

Eternidades entre nuestras bocas
a cien brisas y a cien vuelos de pájaros.

¿Para qué pies que hollaban la pradera
jóvenes, blancos corzos corredores
si no me llevan hacia ti ni un punto?

¿Para qué brazos tallos de mis manos
si jamás alcanzarán a estrecharte?

¡Límpida, clara linfa temblorosa
jamás en nuestro abrazo aprisionada!

¿Para qué vida, en fin, si vida acaba
en el umbral de la mansión oscura
donde moras sin hálito, en el vidrio
que con mi aliento ni a empañar alcanzo?

¡Oh, sueño sin ensueño, muerte quieta
lecho para mi anhelo, eterno insomne!

¡Único al fin reposo de mis ojos
tu infinito vacío negro espejo!



Poema La Vida Va Y Viene de Rosa Amelia Alvarado Roca



La vida es como un guinguilingongo
sube y baja
baja y sube
a veces se gana
a veces se pierde
en mi vida de todo he hecho
y a lo mejor he hecho muy poco
sube y baja
baja y sube
marea poderosa
poderosa resaca
nada se detiene,
es una barca que no llega a puerto
si te bajas, ya es muy tarde
para volver a subir
mejor es seguir con las velas al viento
peinando las barbas enmarañadas de
las tormentas.
Trepada en lo alto de un nido de pájaro
me puse a mirar mi vida
como colgada de un balcón imaginario
igual que un actor ausente de una extraña
tragicomedia.

No me arrepiento de lo vivido
lo bailado nadie me lo quita
lo que hice, sin duda lo volvería a hacer
ya nada quiero de la vida
me ha dado mas
de lo que he devuelto
y las cosas que quedaron por hacer
quizás, quien sabe
una nueva vida habrá como tiempo
suplementario
para otra estación de siembra
y otra de cosecha.

La vida es como un ginguilingongo
sube y baja
baja y sube
a veces se gana
a veces se pierde.



Poema El Sermón De La Montaña de Rosa Amelia Alvarado Roca



Los austeros templos
aquejados de severidad absoluta
vestidos de estuco, pan de oro y mármol
con sus ángeles enanos
impúdicos y asexos
cantando en extraño
concierto barroco
y las imágenes adustas
desnudas de sonrisas
de ojos severos
cual gárgolas siniestras
parecen querer treparse por mis
pecados culposos
terminan por asfixiarme
en una claustrofobia mística,

preferiría que los altares ceremoniales
salieran de su encierro
y que la palabra tuviera
sabor a hierba fresca
y se diera en lo prosaico
de un campo cualquiera
bajo algún ceibo frondoso
o junto a un espejo de agua mansa
donde se beba el aire para que
perfume el pecado

y donde la palabra
llegará más rápido a su destino
sin mediadores innecesarios

es tiempo de volver al
sermón de la montaña.



Poema De Lo Profano (ii) de Rosa Amelia Alvarado Roca



?Yo soy la resurrección
y la vida,
el que vive y cree en mi,
no morirá para siempre?
Juan XI. XXV

Quiero desclavar a Cristo de
su cruz.
No quiero verlo así,
con la cerviz inclinada,
el rostro inmutable
y una gota de agua sangre en
el cáliz.

Quiero quitarle los
clavos oxidados
que lo fijan, inútilmente
al maderámen,
acaso ya estuvo allí suficiente tiempo.

Si logro bajarlo de esa cruz
de siglos,
recobraré al hombre,
y con el hombre, la palabra,
y con la palabra, la parábola,
y con la parábola, la esperanza.

Quiero que descienda del tosco palo,
que retorne el predicador,
que retorne el profeta,
que retorne el rabino,
para que termine la tarea inconclusa,
porque todavía hay muchos mercaderes
en su templo,
porque los que padecen hambre y sed
de justicia no han sido saciados,
ni los pobres han encontrado el reino de
los cielos
y los camellos están pasando por el ojo de
la aguja.

Quiero desclavar a Cristo de su cruz.
Hay una parábola que aún no ha dicho.
Ya es tiempo.



Poema Cosas Absurdas de Rosa Amelia Alvarado Roca



El sol me conoce bien
sale cada mañana,
pero se acuesta cuando yo quiero,
a veces duerme al mediodía,
a veces padece de insomnio,

entra por la ventana
con la familiaridad del dueño de casa,
se mira largamente en el espejo,
me sonríe,
me hace un guiño,
por un momento
se queda atrapado en mi pupila,

luego se va danzando,
jugueteando con alegre premura
para perderse por las hendijas
del contraluz de mi propia sombra.



Poema Añoranza de Rosa Amelia Alvarado Roca



No me había
dado cuenta
cuánta falta me hacías

hasta que te volviste
a meter furtivamente en mi copla.

Me envolviste en
tus ojos de aguamansa
como envuelve el mar a
la arena dormida.

No me había
dado cuenta
cuán tiernas eran tus manos,
paseando,
explorando sobre mi piel,
cuánta falta me hacía
tu sol sobre mi sombra,
(dos cuerpos en danza ceremonial)
y había olvidado
cómo se sentía tu beso
enclavado en la mitad de mi deseo.

No me había
dado cuenta ,
pero es así.



Poema Yo Estudiaba En El Extranjero En 1953 de Roque Dalton Garcia



Era la época en que yo juraba
que la Coca Cola uruguaya era mejor que la Coca Cola chilena
y que la nacionalidad era una cólera llameante
como cuando una tipa de la calle Bandera
no me quiso vender otra cerveza
porque dijo que estaba demasiado borracho
y que la prueba era que yo hablaba harto raro
haciéndome el extranjero
cuando evidentemente era más chileno que los porotos.



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