Poema A Veces, En El Tren Que Fuga de Rogelio Saunders



(nobody knows revariation)

A veces, en el tren que fuga
hacia Venusberg o las
constelaciones,
en pleno día
tú yo
tan desconocidos
como siempre,
giramos al uní
sono las bruñidas
cabezas de agónicos
y arcaicos
maniquíes
como en un bien ensayado
paso de baile sobre
el desvencijado
maderamen.
Dipsoicos habitantes de los trenes,
desangelados,
de estólidas capuchas negras,
la lluvia nos ha separado.
Como flores picoteadas
chapoleteamos sobre el papel
de las aceras
con el inoperante manuscrito enrollado
bajo el brazo
como un periódico.
El viejo letrero
escrito en alemán defectuoso
centellea como un tuerto
ojo machacón
de platillo de circo.
Nos hemos perdido
en un mar de rieles.
Otros niños sin escritura, sin gesto
nos circundan.
Oh la Moral.
Patinadores ciegos,
derribamos al mudo sol
como el padre varado
en la puerta, sin empleo.
El pétreo, desmigajado anuncio
de turbios productos
que no adquirió nadie.
Hay muchas palabras
perdidas. Muchos rostros
sepultados
bajo la arena
de las ciudades.

En resumidas cuentas,
nadie
conoce a nadie.
Nadie alza un
brazo o una copa.
En el silencio
del bullicio
vuelan la aligeradas
cortinas, como
telones de boca
donde
flotan
paródicas manos.
Signos
sin espacio. Como
el puro tiempo que no
señala nada. Hijo
del sueño cíclico. De la oscura
decisión que dibujan
las repeticiones.
Sin salida.
Sin nacimiento.
Entes sin presencia
altos como abandonados
sombreros detenidos
en el aire.
Eternos como la esferoide
de madera
dentro de los gastados
zapatos.
El trazo.
Un: no. O un: oh.
La palabra engolfada
en la boca abierta.
El asiento desplazado allende
el traqueteo mudo.
Sin campos de labranza.
Sin saludo.
El agua sobre la estatua.
Las ratas aplastadas
por el trueno súbito.
Presos en el staccatto agudo
de la trompeta.
Mientras el vigía
alto sobre los techos azules
da una única vuelta de campana.
Sin final. Sin lejanía.
Todavía veíamos las franjas.
Los gansos patéticos,
libres del torno de la cosecha.
El rielar del horrendo pozo
separando las piernas independientes.
El taconazo en la última
sílaba o paso.
Unísono
al golpe del sombrero.
El reflejo en el cristal.
La rima sin ojo.
El rostro sin risa.
La nada en todo algo.
«Si el mundo no era
para ellos…».
Pero, ¿qué mundo?
Oh: la dispensa.
Sol-cangrejo
sobresaliendo
en la nuca de la anciana.
No veo y todavía
veo. Cabezas
simultáneas, engolfadas
de un vacío inequívoco.
Los salvajes muñecos.
Los libertarios
paraguas quejumbrosos
saltando sin dueño
sobre los adoquines
en carne viva.
Cabezas antiguas
atornilladas a troncos
generales, enseñoreados
de mapas, oh cabezas.
A todo esto,
no hay refugio para los trenes
indetenibles. No hay olvido.
Nadie sabe nada.
Esa gran ignorancia
es lo que nos hace veloces.
Poseedores de una libertad
sin límites. Hecha de
la pureza de lo inexistente,
del Trasunto.
El otro de todo mundo.
El otro siempre inseparable
del otro.
Último, ulterior, ultra.
El canto machacón
y maniqueo
de un comisionado veloz
deslizándose muerto sobre la nieve.
Cabezas juntas.
Cabezas separadas.
Nunca cógnitas.
La ventana y el amanecer
encordados por la falta
de silencio
se igualan.
Si ser libre fuera
esto (este
átono díptono y paso)
ello (s) (imposible: tú
y yo)
lo hubiera (mos)
sido.



Poema Y Estas Ansias… de Rogelio Guedea



¿y estas ansias que levantan a oscuras mi esqueleto
y hacen cielos como alas o maderas que no paran
de crujir? ¿y estas ansias llovidas por ajenas lluvias?
¿y este dolor despertado en el meritito amanecer? ¿qué
son a estas horas? ¿qué anuncian estos mares o veredas
que nacieron para llegar a ti? ¿son hambres como
arroyos salidos del caudal? ¿son incendios? ¿vidas
que pagué viviendo? ¿pagaré no verte años? ¿días
como siglos con estas ansias? ¿son ansias o temores
o qué son? ¿por qué ciegan y agrietan mi alegría? ¿por
qué cavaron norias en mi soledad? ¿y por qué tormentas
o sequías se extienden al nombrarte. país?



Poema Rogelio Grande Amó Cuatro Pedazos… de Rogelio Guedea



rogelio grande amó cuatro pedazos de su carne
del mismo modo como amó a dos mujeres que lo
mataron de odio o de tristeza. las dos cosas juntas
porque son lo mismo. una viene antes que después
pero vienen firmes como huella o pisadura y se
quedan enterradas de por siempre en la memoria.
rogelio grande quiso matar a dos mujeres que amó
y revolvió y no logró sacar de su alma en todo el
tiempo que vivió como hombre o desgraciado. las
dos cosas juntas porque son lo mismo. una viene antes
que después pero vienen firmes como huella o pisadura
y se quedan enterradas de por siempre en la memoria.
todo esto rogelio grande lo repite muchas veces para
que señoras. señoritas. empresarios. gobernantes y
hasta viernes y mi cuerpo no olviden que rogelio grande.
o sea él mismo. que se anuncia como lluvia o tempestad.
amó a cuatros pedazos de su carne del mismo modo
como amó a dos mujeres que le quitaron el sol o la
esperanza. las dos cosas juntas. claro. porque son lo
mismo.



Poema No Termino De Acostumbrarme… de Rogelio Guedea



no termino de acostumbrarme a ver mi casa
rodeada de tanta agua. me duelen los barcos de
cádiz. me duelen los pañuelos del adiós. extraño
los mercados de oaxaca. extraño a la tía tita. ¿te
acuerdas de la tía tita? por qué no la olvido. mujer.
por qué la tía tita viene como ola o viento fuerte.
como tiranía. por qué gobierna mi llorar. la tía tita
hace que me nazcan sombras. costras de amargura.
me alegra noches. me alegra tus manos tan lejanas.
lejos están tus manos. mujer. tus manos son como
milagros. tus manos me hacen saltar abismos. me
hacen matar. yo por tus manos podría nadar el mundo.
podría incendiar la soledad que cómo se me derrama
en esta noche.



Poema Mi País Es Más Pequeño Que Tu Cuerpo… de Rogelio Guedea



mi país es más pequeño que tu cuerpo. mujer.
mi país no cobija como tus manos. realmente
no incendia o alborota. no hay sombras como
las que te beso. no hay una colina para ver el
mar. desde ti yo puedo ver el mar o el alma. desde
ti yo puedo combatir. en ti me riego. me despeño.
me puedo desatar como ladrido. en mi país no.
mi país tiene agujeros donde no cabe la esperanza.
dedos condenadores. rabias que no perdonan.
en cambio tus ojos me hacen ver lo real. alegrías
que alegraré. tristezas. cielos como tus pechos
tibios. ninguna muerte. mujer. se atrevería a
morirlos. ellos abrigarán mi última desdicha.



Poema Me Reprochas Que No Te Escriba… de Rogelio Guedea



me reprochas que no te escriba. mamá. dices
que soy el desarraigado de ti. el abandonado
de ti. dices que nací de sombra o viento o árbol
vacío de pájaros. que no tengo tumba para
enterrar mi gloria. que lo ves en mis ojos. qué
viento hay en mis ojos. mamá. dime qué me
arrastra como tristeza de ti. como casa donde
no me encuentras. ¿y si me abrieras tus puertas
para que entrara como aire que se lleva al
mundo? ¿y si entrara en ti otra vez. mamá. y
sufriera tu parir y no acabara de nacerte? qué
harías con mi justicia. cómo incendiarías mis
pasos. dónde regarías tanta desgracia. está bien.
mamá. hoy cerraré la ventana para no dejarte
de olvidar.



Poema Los Que Se Compadecen… de Rogelio Guedea



los que se compadecen. los que miran mi corazón
henchido. solo. esos que tienen hijos y sombras
inofensivas. esos que preguntan por mis ojos tristes.
por mi alma sin ti. los que tocan a mi puerta. los que
riegan un poco mi alegría. aquellos que no saben mi
nombre. aquellos que edifican bienvenidas. soles para
su amargura. lluvias que limpian un poco mi esperanza.
mis cicatrices. mis heridas puntuales como un reloj.
ciertas como la mar que nos abrasa o cierra. a esos les
abrí hoy mi corazón y dejé que me crecieran hondo y
ancho y otra vez hondo como libertad.



Poema Llueve En La Mañana Del Cielo… de Rogelio Guedea



llueve en la mañana del cielo. la hormiga y la arañita
discuten las últimas noticias de mi porvenir. nadie sabe
adónde partió el calcetín que rentaba mi buró. adónde
mis camisas arrugadas. el aire me borró de tus fotografías.
mi paraguas está caído. bajo mi cama el moribundo sol.
es curioso. creció la hierba entre mis libros. la mar destruyó
mi contrafuerte. alguien cerró la puerta desde ayer. es
evidente que ahora nadie cantará sobre la hoja seca del
existir. es evidente que la hormiga y la arañita hicieron
una grande guerra contra mi después.



Poema La Llama Viva De San Juan… de Rogelio Guedea



la llama viva de san juan alumbra noches donde nada
tuyo vi. la llama viva de san juan en mi cuartito frío
alumbra. es una aurora donde te busqué. un sol caído en
gajos o retazos que arden como las pajas del querer. adiós
adiós decías llorando cuando la llama viva de san juan
aún no ardía. adiós adiós dijiste con el alma empapada de
nostalgia. no ardía aún la llama viva de san juan. cerrada
estaba como sombra esa llama viva. contenida de rabia que
largas noches derramó. ¿lloraría san juan nuestra separación?
¿desolado moriría de pena viendo cómo la mar nos arrancaba.
cómo caía la oscuridad? de la llama viva salen los gritos de
san juan ahora. parten la noche cuando me pongo a recordarte.



Poema Jorge Manrique. Mi Maestro… de Rogelio Guedea



jorge manrique. mi maestro. dice que querer hombre vivir
cuando dios quiere que muera es locura. jorge manrique.
mi maestro. amigo o fuego que releo en noches con fervor
dice que mi empeño o mi pasión. ese tocar tu rostro o escribir
es vano. malo para un alma cegada por la tristeza. cortada de
raíz como plantita. dice que no levante luchas. que muera de
una vez o tire mi alma. que ya no te recuerde. es malo recordar
a una mujer. dice mi maestro jorge. detrás de cada beso hay un
infierno. dice. jorge manrique. mi maestro. casa o techo donde
me guarezco ardió en mis manos la otra noche. quemó. mujer.
tu nombre después de haberlo repetido muchas veces.



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