Poema Algo Debe Morir Cuando Algo Nace de Tomás Segovia



Algo debe morir cuando algo nace;
debe ser sofocado, y su sustancia
chupada para ser riego o lactancia
en que otro ser su urgencia satisface.

No habrá otra hora pues en que te abrace
mientras muerdo en la cándida abundancia
de tus dos pechos; no habrá ya otra instancia
en que tu cuerpo con mi cuerpo enlace;

no penetraré más en la garganta
anfractuosa de tu sexo alpino.
Tú a otra luz amaneces; yo declino.

Mi degollado ardor tu altar levanta,
mi reprimida hambre te alimenta,
y el yermo de mi lecho te cimenta.



Poema Visita A Un Oratorio Arcaico (v) Y (v )(bis) de Tomás Segovia



Colección reservada de sonetos votivos

V

Toda una noche para mí tenerte
sumisa a mi violencia y mi ternura;
toda una larga noche sin premura,
sin nada que nos turbe o nos alerte.

Para vencerte y vencerte y vencerte,
y para entrar a saco sin mesura
en los tesoros de tu carne pura,
hasta dejártela feliz e inerte.

Y al fin mirar con límpida mirada
tu cuerpo altivo junto a mí dormido
de grandes rosas malvas florecido,
y tu sonrisa dulce y fatigada,

cuando ya mis caricias no te quemen,
mujer ahíta de placer y semen.

V (bis)

Toda una noche para mí tenerte
sumisa a mi violencia y mi ternura,
toda una larga noche sin premura,
sin nada que nos turbe o nos alerte.

Para vencerte, y vencerte, y vencerte,
y para entrar a saco sin mesura
en los tesoros de tu carne pura,
hasta que en un rendido hartazgo inerte

te me duermas feliz y devastada;
y entonces, yo tranquilo y tú sin nada
por fin que defender, por vez primera
mirarte dulce, amiga y verdadera,

cuando ya mis caricias no te quemen,
mujer ahíta de placer y semen.



Poema Visita A Un Oratorio Arcaico (iv) de Tomás Segovia



Colección reservada de sonetos votivos

IV

¿Pero cómo decirte el más sagrado
de mis deseos, del que menos dudo;
cómo, si nunca nombre alguno pudo
decirlo sin mentira o sin pecado?

Este anhelo de ti feroz y honrado,
puro y fanático, amoroso y rudo,
¿cómo decírtelo sino desnudo,
y tú desnuda, y sobre ti tumbado,

y haciéndote gemir con quejas tiernas
hasta que el celo en ti también se yerga,
único idioma que jamás engaña;

y suavemente abriéndote las piernas
con la lengua de fuego de la verga
profundamente hablándote en la entraña?



Poema Visita A Un Oratorio Arcaico (iii) de Tomás Segovia



Colección reservada de sonetos votivos

III

Tus ojos que no vi nunca en la vida
turbarse de deseo, ni saciados
dormirse tras la entrega, ni extraviados
mientras tú gimes loca y sacudida;

tu oreja, dulce concha adormecida
que no alojó a mi lengua de obstinados
embates de molusco; tus negados,
cerrados labios de piedad prohibida

que hurtan tu lengua, rica pesca extrema,
ni fueron nunca abiertos la diadema
de coral húmeda y abrasadora

que por tu rey mi miembro coronase:
yo mismo en todo esto, hora tras hora,
mi muerte fundo y a mi mal doy base.



Poema Visita A Un Oratorio Arcaico (ii) de Tomás Segovia



Colección reservada de sonetos votivos
II

¿Qué sabes tú, qué sabes tú apartada
injustamente en tu cruel pureza;
tú sin vicio, sin culpa, sin bajeza,
y sólo yo lascivo y sin coartada?

Rompe ya esa inocencia enmascarada,
no dejes que en mí solo el mal escueza;
que responda a la vez de mi flaqueza
y de que tú seas hembra y encarnada;

que tengas tetas para ser mordidas,
lengua que dar y nalgas para asidas
y un sexo que violar entre las piernas.

No hay más minas del Bien que las cavernas
del Mal profundas; y comprende, amada,
que o te acuestas conmigo o no eres nada.



Poema Visita A Un Oratorio Arcaico (i) de Tomás Segovia



Colección reservada de sonetos votivos

I

Si te busco y te sueño y te persigo,
y deseo tu cuerpo de tal suerte
que tan sólo aborrezco ya la muerte
porque no me podré acostar contigo;

si tantos sueños lúbricos abrigo;
si ardiente, y sin pudor, sy en celo, fuerte
te quiero ver, dejándome morderte
el pecho, el muslo, el sensitivo ombligo;

si quiero que conmigo, enloquecida,
goces tanto que estés avergonzada,
no es sólo por codicia de tus prendas:

es para que conmigo, en esta vida,
compartas la impureza, y que manchada,
pero conmovedora, al fin me entiendas.



Poema Sótano de Tomás Segovia



A esta inmovilidad de ojos atónitos
Y postrado lenguaje
Que me encadena a estar presente
En la ausencia de mí
A esta sombría suspensión
De mi latir difunto
le pregunto
Si he morir sin haberme lavado
De tanta sucia soledad errática
Y qué sol me podrá secar un día
De aquellas cavernosas aguas pútridas
Donde he chapoteado tanto
Mirando tiritar la vida
Desfigurada por la llaga obscena
Del amor omitido.



Poema Sólida Roca de Tomás Segovia



Ahora sí que estoy solo al fin contigo
Y sin ningún amor por ti
Vieja memoria jubilada
Solos en esta roca pacífica y difunta
De donde todo parte siempre
para siempre
Roca sin desembarco
Durable roca ciega a los destinos
Roca tibia del no pertenecer
A la distancia horriblemente vigilada
Por la sola mirada de la ausencia.



Poema Ser De Intemperie de Tomás Segovia



¿Qué podrá evocar el Nómada que no sea desnudez y no esté a
la intemperie? La fuerza que ha abrazado es tener siempre sus casas
recorridas por el viento, su lecho siempre en alta mar, su corazón dis-
tante siempre entre lluvias y neblinas. Y sin partidas, en una sucesión
interminable de llegadas, pues ha visto en el río de los días que ningu-
na jornada pudo ser la primera, y sabe que no existe para él reposo,
que todo descanso apoya sobre alguna raíz su peso. Nacido en los ca-
minos, su destello es saber que todos han venido sin saberlo de otro
sitio, que donde ponen su origen es allá donde empieza su ignorancia,
que se hermanan de otro modo que el que creen. Su tiniebla, el terror
que no sembrar por fin en la tierra sus huesos.



Poema Salida A Tiempo de Tomás Segovia



Fluye también pero a su modo
Por un lecho obstinado
Como un tirar de cabra a un monte otro
Ese tiempo frenético en el que sostienes
Cuando algo en ti
que nunca habló tu lengua
Como en una caricia del dolor
se encoge
Al escuchar mi nombre
Que me dieron aquí para otra cosa.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad