Poema 1962 de Víctor Botas



Dialogar mal que bien cada mañana
con Cicerón y César.
Descubrir el amor bajo la sacra especie
del junco más flexible y la melena al viento
mientras las olas mueren en la playa
y es una fuga el tiempo, trepidante de twist
quisiera ser y quiéreme
muy fuerte amor.
Tener sólo presente
?sin memoria ni fábula: perfecto?
como una joya inquieta
entre las manos.
(Allá fuera las calles
de Madrid se cubrían
de silenciosa nieve y yo enterraba
el año y estos ojos
en aquellos contrarios que no lo parecían
de tan así que eran.)
Ser yo mismo y no extraños
fantasmas en la noche.
Y lo más importante
lo más interesante a estas alturas: vivir
para contarlo.



Poema Los Caracoles de Vicente Rosales Y Rosales



Poetas: caracoles del viento.
En los del mar se oye el fragor marino.
En vosotros se oye el pensamiento.

Un unísono canto levantino
son las fuerzas del bien cuando el acento
del buen amor dirige su camino.

O cuando por perífrasis su aumento
depende las luchas del destino
que da flores de luz sólo un momento.

Poetas: caracoles en un cuento
que me contó de niño un peregrino.
¡Mi corazón se muere de contento!



Poema Invierno (ii) de Vicente Rosales Y Rosales



Invierno, viejo amigo, se apaga ya tu pipa;
el humo de la niebla me invade la nariz.
Un lácteo sol, con tierna maternidad, disipa
la hiposa tos del humo que da la bruma gris.

Paterno sol de leche, la nata de la bruma
flota en la fresca fronda de un árbol y, todo es
una plenilunaria palpitación de espuma
que invade en liros sacros la gracias de tus pies.

De pronto sobre el arco de las frentes, la altura
joven de toda herrumbre se pone a estar feliz.

Con el rostro azulado después de la rasura
mi viejo amigo explota su muerta barba gris.



Poema Invierno (i) de Vicente Rosales Y Rosales



Brumoso el ideal, la carne inerte…
Para otros dieron lana las vicuñas…
En este invierno -macho de la muerte-
¡cuántos nos hemos de comer las uñas!

Tres meses de hospital a leche cruda
o terminar mendigo y en muletas.
¡Hoy esta noche dormirás desnuda
mientras sse mueren de hambre los poetas!

Se cuentan casos extraordinarios
de los que el frío flageló siniestro;
con estos casos se hacen hoy los diarios.
¡Tal vez mañana se refiera al nuestro!



Poema La Vejez de Vicente Riva Palacio



Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.

Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.

¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;

que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,
como tiene la noche sus estrellas.



Poema La Noche Del Escorial de Vicente Riva Palacio



La noche envuelve con su sombra fría
El claustro, los salones, la portada,
Y vacila la lámpara agitada
De la iglesia bóveda sombría.

Como triste presagio de agonía
Gime el viento en la lúgubre morada,
Y ondulando la yerba desecada
Vago rumor entre la noche envía.

De Felipe segundo, misterioso
Se alza el espectro del marmóreo suelo
Y vaga en el convento silencioso,

Y se le escucha en infernal desvelo
Crujiendo por el claustro pavoroso
La seda de su negro ferreruelo.



Poema Los Bares Del Sur de Vicente Quirarte



De gitana los ojos;
las ojeras, victoria de la noche.
De renovado mármol la epidermis.
Mascarones de proa, los dos pechos
navegan por el mar de los sargazos
entre ardidos, piratas y sedientos.
Los zapatos celestes, grande y honda la herida
del taconear ligero y de la falda
que, igual al escote de la blusa,
busca el ojo cerrado del ombligo.
Y esa risa alevosa, envolvente, cantarina,
chorro de luna llena
en el sol con muletas de los antros.
Engalanada para la sed del Viernes,
tomas posesión. A los peones ordenas
el trópico en un vaso
y ese ron que comienza el tiroteo
inunda de llamas dulces tus entrañas.
Mides, con regla de señora, tu dominio,
reina de los plebeyos de la barra,
ángel entre los torvos y sirenas.
Estela de los bares, tú no esperas:
veinte cerillos prenden tu cigarro
cuando ya lo ha prendido tu bocaza,
en pie de alta guerra tus carmines.
Acódate y acábame. En tu primer cigarro,
une a todas las divas de mi infancia.
Concédeme la gracia
de guardar en mis ojos tu antebrazo
donde quince lunares se congregan
para trazar la forma del caballo
donde espero llevarte
a cabalgar la noche.

Que después la mañana nos disuelva.



Poema Encuentro Con La Nieve de Vicente Quirarte



Nevó toda la noche y amanece
la tierra inmaculada.
Quién pudiera decir que bajo el manto
prepara su verdor la primavera.
Si la pureza existe,
qué semejante es a la nieve:
hoja blanca cedida por el mundo
para probar que nada permanence.



Poema Belleza Del Astrónomo de Vicente Quirarte



El Sol que nos alumbra
no es un sol presente:
ocho minutos tarda
en llegar a la Tierra.
Cuando dejas la casa
la hermosura prospera:
tu perfume en la cama
lentamente madura
como un sol generoso
que en presente redime
la pequeña hecatombe
de la alcoba desierta,
la memoria viviente
de dos planetas solos
que entre veinte millones
se encontraron.



Poema Tus Manos de Vicente Núñez



rojas, de irrefutable arcilla humana,
las que han de herirme a su pesar mañana.
¿Suyo es mi ensueño? Míos son sus vanos

reinos de laberintos y de arcanos.
Yo sé muy bien su condición rufiana,
y cuánto pierde aquel que siempre gana
salvo ante dos asaltos soberanos.

¿Qué valieron sin mí, qué ha perdurado
de cuando se incendiaban como estrellas,
de cuando las besaba sin quererte?

Una ceniza de oro desplomado,
unos destellos que no fueron de ellas…
Rosas de trapo en manos de la muerte.

De «La Gorriata» 1990



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