Poema Bésame Y Abrázame de Íñigo López De Mendoza, Marqués De Santillana



Bésame y abrázame,
marido mío,
y daros hé en la mañana
camisón limpio.

Yo nunca vi hombre
vivo estar tan muerto,
ni hacer el dormido
estando despierto.
Andad, marido, alerta,
y tened brío,
y daros hé en la mañana
camisón limpio.



Poema 12el León Y El Ratón de Félix María Samaniego



Estaba un Ratoncillo aprisionadoEn las garras de un León; el desdichado En la tal ratonera no fue presoPor ladrón de tocino ni de queso, Sino porque con otros molestaba Al León, que en su retiro descansaba. Pide perdón, llorando su insolencia; Al oír implorar la real clemencia, Responde el Rey en majestuoso tono, No dijera más Tito: «Te perdono.» Poco después cazando el León tropieza En una red oculta en la maleza; Quiere salir, mas queda prisionero,Atronando la selva ruge fiero. El libre ratoncillo, que lo siente, Corriendo llega, roe diligenteLos nudos de la red de tal manera, Que al fin rompió los grillos de la fiera. Conviene al poderosoPara los infelices ser piadoso; Tal vez se puede ver necesitadoDel auxilio de aquel más desdichado.



Poema Las Penitencias Calculadas de Félix María Samaniego



Fue a consultar a un padre jubiladoun fraile jovencitoy recién aprobadode confesor. Llegóse muy cortitodiciendo: -Yo quisieraque su paternidad norma me dierade aplicar penitencias competentesa toda calidad de penitentes,que en llegando a este casoyo no acierto a salir, padre, del paso.-No se aflija por eso: tome y lea,que ahí va en este papel cuanto desea.Toma, se humilla y sale presurosoa ver lo que el cuaderno contenía.¡Qué alegre! ¡Qué gozoso!al mirar que su título decíaLista de penitencias calculadas.A su confesionario marchó ufanosin dejar el cuaderno de la mano,y según la tarifa exactamenteva despachando a todo penitente.Un tuerto llega en esto y dice: -Padre,yo tengo una comadrealegre y juguetona de costumbre,y hallándola ayer sola,el diablo, que no huelga, aplicó lumbre…y por tres veces hice carambola.Busca las carambolas en la listay encuentra: carambolas de ordinario:por cada dos, su parte de rosario.El fraile se contrista,pues siendo tres, dos partes no les cabe:una es poco, y así qué hacer no sabe.Pónese a discurrir y determinauna fácil idea y peregrina:-Vaya, le dice, y busque su comadre,y que el hecho le cuadre o no le cuardre,la cuarta carambola hágale al punto,y por esta y las otras de por juntocon mucha devoción y gran sosiegodos partes de rosario rece luego.



Poema 9los Gatos Escrupulosos de Félix María Samaniego



A las once y aun más de la mañana La cocinera Juana,Con pretexto de hablar a la vecina, Se sale, cierra, y deja en la cocina A Micifuf y Zapirón hambrientos.Al punto, pues no gastan cumplimientos Gatos enhambrecidos,Se avanzan a probar de los cocidos. «¡Fu, dijo Zapirón, maldita olla! ¡Cómo abrasa! Veamos esa polla Que está en el asador lejos del fuego.» Ya también escaldado, desde luego Se arrima Micifuf, y en un instante Muestra cada trinchanteQue en el arte cisoria, sin gran pena, Pudiera dar lecciones a Villena. Concluido el asunto,El señor Micifuf tocó este punto. Utrum si se podía o no en conciencia Comer el asador. «¡Oh qué demencia! Exclamó Zapirón en altos gritos, ¡Cometer el mayor de los delitos! ¿No sabes que el herreroHa llevado por él mucho dinero, Y que, si bien la cosa se examina,Entre la batería de cocinaNo hay un mueble más serio y respetable? Tu pasión te ha engañado, miserable.» Micifuf en efectoAbandonó el proyecto; Pues eran los dos Gatos De suerte timoratos, Que si el diablo, tentando sus pasiones, Les pusiese asadores a millones(No hablo yo de las pollas), o me engaño, O no comieran uno en todo el año. DE OTRO MODO¡Qué dolor! por un descuido Micifuf y ZapirónSe comieron un capón, En un asador metido. Después de haberse lamido, Trataron en conferenciaSi obrarían con prudencia En comerse el asador. ¿Le comieron? No señor. Era caso de conciencia.



Poema Aprendo El Mundo de Robert Sabatier



Aprendo el mundo. Él va afilando mi hoja.
Soy la guadaña del vagar culpable,
acero contra acero y llama contra llama.

Siempre la sucesión y el nacimiento,
siempre la voz, siempre la vena abierta,
la sangre antigua que renueva el canto,

¿Quién tendrá la victoria? A la puerta del tiempo
oigo llamar a gentes invisibles.
Todos son yo a edades diferentes.

Aprendo el mundo. Me presenta rostros.
Los más enamorados son sombras para mí.
Mi mano va quitándoles sus máscaras.

Cuando en lo más lejano, después de la prehistoria
me vea tal y como soy en sueños,
arrancaré mis falsas evidencias.

Aprendo el mundo en ásperos estudios.
Yo soy mudo, recibo la palabra.

Amo a veces la hoja que me hiere.

De «Lectura»

Versión de Enrique Moreno Castillo



Poema Oír de Robert Sabatier



La llamada a la vida aparta los rumores
del tiempo sin ribera. Oye quien calla.
Habla en él tal espacio de existencia
que el árbol muerto empieza a verdecer.

Las plantas encerradas en nosotros,
tan discretas en su obra silenciosa,
están en el olvido. Feliz el que las vive
y las oye en la noche de su cuerpo.

¿Mas quién recibe el canto sino la hoja
arrojada en el viento, prometida
a la hoguera del tiempo?

Con los ojos vendados, las orejas de cera
y el pensamiento abierto como gruta,
la mano fiel que sirve y que recoge
y que se burla al apartar la rama.

Escucha mi canción: crece musical
y mis cabellos hacen un murmullo de bosque.
¿Quién habló de la niebla soledad?
Yo llamo muerte a aquello que no existe.

De «Ícaro y otros poemas»

Versión de Enrique Moreno Castillo



Poema Las Voces Profundas de Robert Sabatier



Oigo crecer mis uñas.
Pienso en unos amigos
fuertes como bisontes
luchando contra el tiempo.

Voy traduciendo el poema
de una lengua ignorada.
En lo alto de mi ser
una voz quiere hablar.

Que los muchos presentes
del cielo y de la tierra,
juntos en esta página,
entreguen sus secretos.

Si tuviera el saber
del bello analfabeto,
viviría en colores
en una región negra.

¿Qué dios corta su barba
para más parecérsete,
oh rostro mío, liso
como la piel del mar?

Yo nunca digo nada
sin escuchar mi cuerpo.
El canta como rosas
en el verano ardiente.

De mi piel los amigos
no necesitan labios.
Son músicos igual
que el sol y que la luna.

De «El ave de la mañana»

Versión de Enrique Moreno Castillo



Poema La Tierra Del Verano de Robert Sabatier



Caballo, buen caballo que te acercas
tú no verás jamás lo que yo veo
A acariciar el pelo de la infancia
vine con una llama en cada dedo.

Digo palabras, luz me da su aceite
y arde sin consumirse mi mirada
La ciudad que se incendia llevo en mí
y en ella una mujer que hay que salvar
Una alondra, una antorcha sosegada
hija de fuego que insiste en soñar.

El aire está repleto de soldados,
de muros, de caballos que se espantan
de galopes furiosos una chispa
bajo los cascos de la tempestad
y mi pecho revienta de metralla
y sólo con mi aliento abraso el bosque.

Hablo para la nutria y el visón
hablo para la sed y la laguna
hablo entre mí para apartar las vigas
y el pelo de la frente de mi niño
mi niño más azul que mil caminos
más puro en mí que el árbol en el viento.

Caballo, buen caballo que me escuchas
dime que me comprendes, buen caballo.

De «Las fiestas solares»

Versión de Enrique Moreno Castillo



Poema La Invasión de Robert Sabatier



Estoy lleno de gritos como un tigre de garras.
Estoy lleno de ti -mis labios son tus labios
y en mis ojos cerrados lloras tú con mis lágrimas.
¿Quién me liberará? El tiempo y el espacio
ya no hablan. Espero. Miro cómo te escapas
y rompe mis pisadas esa nada en tu voz
que ha dejado de hablarme. Invoco tu fantasma,
me responde sin ti con palabras de plomo
y tus mil otras voces en mis venas me hieren.

Era como una fiesta. Giraban los tiovivos
y este amor arrojaba la llama de Bengala
que nos quemaba el cuerpo. Cuando un volcán se extingue,
otro volcán renueva sus torrentes de lava.
Sólo guardé ceniza, mis lágrimas son negras,
soy un muro de pie entre tantas ruinas.
Padecer así. Escucha. En tus nuevos viajes
¿olvidarás la voz que se pierde en el tiempo?

Por ti quiero morir, brotar y disolverme,
ser el alba y la flor, ser la bruma en el alba,
despertar como un sol que calienta tu cuerpo.
Por ti quiero ser libro y razón de ese libro,
el lector y la hoguera para mi auto de fe,
quiero ser la morada de tu voz, de tus frases,
y en mí sólo hay silencio y renglones agónicos
para llenar un fárrago cuya tinta se borra.

Me alimento de ti como un tigre de carne,
pero en la remembranza, mientras que un astro aúlla
en el presente y ruge al borde del futuro,
yo sólo canto mi hambre, devoro aquellas horas
que tanto nos mecieron, y desgarro esa otra,
ese rostro extranjero que cierra sus fronteras
y muere sólo en mí que tanto ansío su vida.

No tengo otra virtud que la de amar el árbol
en el que fui injertado. ¿No ves la rama muerta
que mira en otras ramas los frutos en sazón?
Ha llegado el momento de amarla más que a otra,
de ser deshecha en vida enlazada a su cuerpo.
Al sol de primavera no opongo sino otoños,
con nada viviría y todo me consume
en la savia que gimen los labios de mi herida.

De «El ave de mañana»

Versión de Enrique Moreno Castillo



Poema La Eternidad Va A Ser Un Poco Larga de Robert Sabatier



A menudo entro y salgo de mí mismo
y alguna vez me solicito audiencia.
Topo conmigo en largos corredores
y pongo cara de que no me asombro
o bien me ignoro.

Un breve llanto oscuro
rompe un espejo. Vamos de viaje,
nos dejamos, jugamos a escondernos,
mi cuerpo y yo, esposos de la aurora.

¿Soy yo sin ser? ¿Y no es soñar vivir
fuera de sí, de los muros, la duda,
donde el cuerpo no llega, porque pesa
más que el bronce y el plomo del cerebro?

Y me voy por lugares musicales
para olvidar el sitio donde habito:
la arcilla densa de donde entro y salgo
ya vivir me resigno sin mis alas.

-Entrad en mí, pues tengo mil alcobas
para vosotros, salas e invernáculos.
Mas nadie viene, el único invitado
soy yo, en la casa demasiado grande.

De «El ave de la mañana»

Versión de Enrique Moreno Castillo



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