Poema El Secreto De Eros de Edith Södergran



Roja yo vivo. Con sangre vivo.
No he renegado de Eros.
Mis rojos labios arden sobre tu frío altar.
Te conozco. Eros –
no eres hombre ni mujer,
eres la fuerza
que se sienta agazapada en el templo,
y que se alza más salvaje que un grito,
más violenta que una piedra arrojada,
lanzando al mundo las justas palabras de la anunciación
desde las puertas del templo del Todopoderoso.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen



Poema El Lago Del Bosque de Edith Södergran



Yo estaba sola en la soleada orilla
de un lago azul pálido del bosque,
en el cielo flotaba una nube solitaria
y en el agua una isla solitaria.
El dulzor de la canícula
de cada árbol goteó con perlas,
y en mi corazón abierto
se deslizó una gota pequeña.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen



Poema El Ansia De Los Colores de Edith Södergran



Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,
la gran blancura es melancólica como el crepúsculo
en la nieve,
como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba
anhelando también para sí el rojo y el negro.
El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed
de belleza
cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.
Pero la belleza teme al día ya las miradas excesivas.
Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos –
no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio, –
¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver
y con extraños rasgos?
Taciturna seré toda mi vida,
una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,
un árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen



Poema Dos Poemas Acuáticos de Edith Södergran



I
Mi vida era tan desnuda
como las grises peñas,
mi vida era tan fría
como las blancas alturas,
pero mi juventud se sentaba con ardientes mejillas
y se regocijaba: ¡ya llega el sol!
Y el sol llegaba y yo desnuda me tendía
todo el largo día sobre las grises peñas –
y entonces una fría brisa del rojo mar llegaba.

II
Entre las piedras grises
yace tu blanco cuerpo que se lamenta
de los días que vienen y se van.
Las leyendas que de niña escuchaste
sollozan en tu corazón.
Silencio sin eco,
soledad sin espejo,
el aire se torna azul por todas las fisuras.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen



Poema Amor de Edith Södergran



Mi alma era un traje celeste como el cielo;
lo dejé sobre una roca junto al mar
y desnuda llegué hasta ti y parecía una mujer.
Y como mujer me senté a tu mesa
y brindé con vino y aspiré el aroma de unas rosas.
Me encontraste bella y semejante a alguien que en sueños viste,
olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,
sólo sabía que tus caricias me tenían cautiva.
Y tú, sonriendo, tomaste un espejo y dijiste que me mirara.
Vi que mis hombros estaban hechos de polvo y se desmoronaban,
vi que mi belleza estaba enferma y ahora sólo quería desaparecer.
Oh, aférrame entre tus brazos, tan fuertemente
que ya no necesite nada más.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen



Poema Con Penas Quiere Amor Que Me Contente de Gregorio Silvestre



HREF=»http://gigs.infase.es/cgi-bin/status.cgi?88779″ target=»_blank»> Con penas quiere Amor que me contente
y que perdiendo entienda que me gano,
que tenga el corazón muriendo ufano,
que sienta y que no sienta lo que siente.

Ni sé cuando estoy frío ni caliente,
ni sé cuando es invierno ni verano;
en mí lo más doliente es lo más sano
y es lo más sano en mí lo más doliente.

Del un extremo al otro extremo,
que no vale razón, ni ley, ni uso
para avisarme del error pasado.

Y es mal de tantos males, que no temo
sino que todo reino en sí confuso
en breve tiempo se verá asolado.



Poema Silvia, Por Ti Moriré de Gregorio Silvestre



Silvia, por ti moriré,
y sólo quiero de ti
si preguntaren por mí
que digas: «Yo le maté».

Si tu confiesas la culpa
bien mereces mi perdón,
pues está en tu confesión
mi venganza y mi disculpa:
venganza, yo sé de qué
pues todos huirán de ti:
disculpa verás en mí
si dices: «Yo le maté».

Ambos ganamos victoria,
yo en darla y tú en ganalla:
¿quién vio en tan corta batalla
tantos misterios de gloria?
en mí de constancia, y fe,
en ti de matarme así,
mayores en mí y en ti
si dices: «Yo le maté».



Poema Amor Y Apetito de Friedrich Schiller



Muy bien dicho, Schlosser: se ama
lo propio; y si no se tiene
se apetece. El alma rica
ama, la pobre apetece.

Versión de J. L. Estelrich



Poema Tres Palabras De Fortaleza de Friedrich Schiller



I
Hay tres lecciones que yo trazara
con pluma ardiente que hondo quemara,
dejando un rastro de luz bendita
doquiera un pecho mortal palpita.

II
Ten Esperanza. Si hay nubarrones,
si hay desengaños y no ilusiones,
descoge el ceño, su sombra es vana,
que a toda noche sigue un mañana.

III
Ten Fe. Doquiera tu barca empujen
brisas que braman u ondas que rugen,
Dios (no lo olvides) gobierna el cielo,
y tierra, y brisas, y barquichuelo.

IV
Ten Amor, y ama no a un ser tan sólo,
que hermanos somos de polo a polo,
y en bien de todos tu amor prodiga,
como el sol vierte su lumbre amiga.

V
¡Crece, ama, espera! Graba en tu seno
las tres, y aguarda firme y sereno
fuerzas, donde otros tal vez naufraguen,
luz, cuando muchos a oscuras vaguen.

Versión de Rafael Pombo



Poema Éxtasis Por Laura de Friedrich Schiller



Laura, si tu mirada enternecida
hunde en la mía el fulgurante rayo
mi espíritu feliz, con nueva vida,
en ráfaga encendida
resbala con la luz del sol de mayo.
Y si en tus ojos plácidos me miro
sin sombras y sin velos,
extasiado respiro
las auras de los cielos.

Si el acento sonoro
tu labio al aire da con un suspiro
y la dulce armonía
de las estrellas de oro;
escucho de los ángeles el coro,
y absorta el alma mía
en transparente amoroso se extasía.

Si en la danza armoniosa
tu pie, como ola tímida resbala,
a la tropa de amores misteriosa
miro agitar el ala;
el árbol mueve, tras de ti, sus ramas
cual si de Orfeo oyérase la lira,
y a mis plantas la tierra que pisamos
vertiginosa gira.

Si de tus ojos el destello puro
fuego amoroso inflama,
latido al mármol duro
da y al árido tronco vital llama.
Cuanto goce soñó la fantasía
ya presente contémplolo y seguro,
cuando en tus ojos leo, ¡Laura mía!

Versión de Teodoro Llorente



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