Poema Mirando En El Lago de Poetas Chinos



Miro y miro mi sombra en el lago,
no veo un rostro blanco, sólo cabello blanco.
He perdido mi juventud, y nunca la encontraré otra vez,
¡inútil agitar las aguas del lago!

* *



Poema La Lechera de Felix Maria De Samaniego



Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»

Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:

«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.

»Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.

»Llevarélo al mercado,
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».

Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.

¡Oh loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría,
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.

No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.



Poema Constatación de Enric Sòria



No soy mejor que tú, lo sé,
no lo pretendo.
Ni siquiera he inventado el tedio y el cansancio
ni tal vez he escogido apenas uno
de mis hábitos íntimos.

Es inútil, sencillamente, fingir que me interesa
alguna cosa en ti, criatura meramente humana
(como yo al fin y al cabo, que te busco y te ignoro)
más allá del banal enigma de tu cuerpo.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



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