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Poema Baladas Románticas de Poemas Autores Varios



Hoy he tenido la visión
de mi niñez.
Tú tenías un corazón
blanco de ensueño y candidez.
Al encontrarnos otra vez,
hoy he tenido la visión
de mi niñez.

Después de tantos años, hoy
te he vuelto a ver.
Tú eres idéntica y yo soy
una ironía de mi ayer.
En mí yo siento un otro ser.
Después de tantos años, hoy
te he vuelto a ver.

Entonces era el porvenir
encantador.
Los dos queríamos vivir,
porque la vida era el amor.
Y aunque entrevimos el dolor,
entonces era el porvenir
encantador.

Por un momento nada más
tengamos fe.
¿Por qué no han de volver jamás
aquellos días en que amé?

ALBERTO J. URETA ( Perú, 1887 – 1966 )



Poema Ausencia Del Unicornio de Poemas Autores Varios



Dulce bien,
¿cómo acordarse para no herir?
¿a qué costado?
Las ventanas
se vuelven un coloquio.
Las paredes escuchan.

No acierto a contemplarme.

Y aquí estoy
guardando de nuevo las reliquias.

Soy una tejedora que urde y trama
a su solo deseo,
la guirnalda, la música,
las joyas, el fruto, el asta erguida,
el espejo vacío:
el sol de los amantes.

Y aquí estoy
guardando de nuevo las reliquias.

Soy una tejedora que urde y trama
a su solo deseo,
la guirnalda, la música,
las joyas, el fruto, el asta erguida,
el espejo vacío:
el sol de los amantes.

ELVA MACÍAS ( México, 1944 )



Poema Aniversario de Poemas Autores Varios



Cada día mi amor ha ido creciendo
enriquecido en tanta confianza.
Si clausuró su cuenta la esperanza,
más de lo prometido va cumpliendo.

La juventud se fue desvaneciendo
y no el amor que día a día avanza
hacia más perfección y más la alcanza
cuando en el corazón va atardeciendo.

Hay un triste placer, una hermosura
que sosiega el vivir y lo engrandece
viendo el tiempo en el rostro de la amada,

cada arruga tornándola más pura,
más bella en la medida que envejece,
más amorosamente codiciada.

ILDEFONSO MANUEL GIL ( España, 1912 – 199?)



Poema Al Hombre Sin Nombre La Mujer Eterna de Poemas Autores Varios



Me llegaré al altar del hombre
en ofrenda de huída y rebeldía.

Hombre de ahora y de siempre,
abre tu mano a recibirme
y levántame al cielo como una hostia.
aunque soy sólo pétalo de lágrima.

Hombre nuevo y eterno,
escúchame.
sobre tu pecho roto
llamo y clamo.

Mi palabra golpea
-obsesionante ala obsesionada-
contra las sienes.

Mi palabra del grito
te taladra la frente,
sangre de luz de la herida
bautizará por un instante,
hombre frágil,
a la mujer eterna.

eterna como el sueño fugaz.

Yo te miro sin ojos desde siempre.
tú me llevas en ti desde que existes.
Si antes no lo sabías,
ahora
ya no lo puedes olvidar.

Yo he crecido en el mar
sobre una ola que se alargó
para volverse tallo.
En ese tallo de agua limpia
he subido a mirar a los ojos de Dios.

Ahora me inclina un hálito a tu mano,
y estoy en ti como la mujer muerta
por la que todos los hombres han llorado.

Tú también has llorado
por tu hija, por tu madre,
por la mujer eterna de cuya muerte vives.

Ya no lo puedes olvidar.

Cuando tus ojos caminen en la sombra,
sentirás todavía por el cuerpo
una dulzura amarga y tibia:
beso en las palmas juntas
y una paloma que huye de tus dedos.

Con mi cara de piedra
yo estoy en la otra orilla.

Existo para ti en este momento;
y para mí no existo
porque soy más que eterna en cinco letras.

En el altar de Hombre fuerte como la vida,
hombre de hierro y hielo,
metal, sangre y espíritu,
cae la ofrenda íntegra
de la mujer lejana.

Mujer de canto y llanto
eterna como el sueño.

YOLANDA BEDREGAL (Bolivia, 1916 – 1999)



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