poemas vida obra a

Poema Amemos, Amado… de Nelly Keoseyán



Amemos, Amado, gocemos
Perdámonos en los profundos bosques verdes
Vaciémonos el uno en el otro
y desprendidos del cuerpo elevemos el alma desnuda
a los confines invencibles del deseo.
Penetremos los límites vastos que dividen el paraíso
y el infierno.
Amémonos, Amado,
Arrojémonos como los heroicos guerreros
como amantes eternos o albigenses
al precipicio y al fuego.
Como amorosas bestias devorémonos
Purificados resurjamos del tiempo
Celebremos ritualmente la fiesta
del nacimiento y de la muerte.
Y como heridos ciervos saciémonos
bebamos del pozo de la vida
agua, dicha intensa.



Poema Apodaca de Nancy Morejón



Todavía despoblada,
brillando en el corazón sin habla
de la peregrina,
entro hacia tus corrientes
sumida por ahora bajo las presiones
de un golfo mudo
que toca el fondo de las islas.
Un mono pequeñito
asoma sus ojazos de lechuza intranquila
y acecha en la penumbra la sombra de la Reina;
monito vivaz
como un colibrí chiapaneco.

Y un gavilán levanta vuelo.

Transcurren las horas
como un agua tibia que saltara entre piedras,
ante cada puerta vieja,
ante cada umbral de humo,
entre vitrales cenicientos y rejas escondidas,
destartaladas,
enrojecidas por el sano viento del Prado.
Y rueda la mañana
para que esta peregrina vaya recorriendo
la estrecha y larga calle habanera que llaman
Apodaca.

(Inédito)



Poema A Un Muchacho de Nancy Morejón



Entre la espuma y la marea
se levanta su espalda
cuando la tarde ya
iba cayendo sola.

Tuve sus ojos negros, como hierbas,
entre las conchas brunas del Pacífico.

Tuve sus labios finos
como una sal hervida en las arenas.

Tuve, en fin, su barbilla de incienso
bajo el sol.

Un muchacho del mundo sobre mí
y los cantares de la Biblia
modelaron sus piernas, sus tobillos
y las uvas del sexo
y los himnos pluviales que ancen de su boca
envolviéndonos si como a dos nautas
enlazados al velamen incierto del amor.

Entre sus brazos, vivo.
Entre sus brazos duros quise morir
como un ave mojada.



Poema A La Mañana Siguiente de Nacho Buzón



tenía el tiempo metido
en una botella de vino
lo agitaba
lo emborrachaba
después me lo bebía
y me sentía mejor

tenía mi vida metida
en una botella de vino
la agitaba
la emborrachaba
después me la bebía
y me sentía peor
(a la mañana siguiente
claro)



Poema Ante Un Cuadro Del Corazón De Jesús de Miguel Huezo Mixco



Para empezar
tenés el corazón al centro, te has
rizado la barba y usas ropa
de un color chillante.

Que en ese corazón enzarzado
cabemos todos, dicen.

Mis tías monjas llevan caritas tuyas
en sus bolsas
junto a los dulces y la imagen
de tu mamá.

Afortunadamente, digo, hemos
podido reducirte para llevarte en el
bolsillo, con toda comodidad.

A mis cinco años me dijeron
que eras una foto de Dios,
razón por la que te incluyo
en mi álbum.



Poema Altivo de Miguel Huezo Mixco



Entonces llegó el alado
y era su esplendor un despilfarro
los motores del Saturno
el destello del sol en un espejo
el vivo carmín de un lapiz labial
el deseo andante los celos vivaces
todo a la vez

Y las fieras se tendían en el suelo
como húsares heridos

Sólo Daniel podía verlo
Su mundo entero eso sí
se conmovía

Miró los Papas del pasado y el futuro
en sus coches contra balas

y las jugosas conchas de las muchachas
envueltas en jerseys

y hombres ranas
aferrados a sus snorkers

Parecía todo ensayado
uno de esos saltos
sin red

El ángel se levantó
en vertical ascenso
en un suave camisón de abuela
volando como goleta
hacia la nada
el lugar de donde vino

Vivirás entre las fieras
Daniel
es todo lo que dijo
Flamearon sus cabellos
y luego una sonrisa de consuelo
el gorro de una nube
el dulce gesto compasivo
como el nixtamalero al alba
borrado entre celajes el azul Caribe

Tal es en fin la indiferencia



Poema Ascensión De La Escoba de Miguel Hernandez



Coronada la escoba de laurel, mirto, rosa,
es el héroe entre aquellos que afrontan la basura.
Para librar del polvo sin vuelo cada cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.

Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es cada vez más alta, más cálida, más pura.

¡Nunca! La escoba nunca será crucificada
porque la juventud propaga su esqueleto
que es una sola flauta, muda, pero sonora.

Es una sola lengua, sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto,
y asciende una palmera, columna hacia la aurora.



Poema Antes Del Odio de Miguel Hernandez



Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me la bebo yo,
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Espesura, mar, desierto,
sangre, monte rodador,
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme. no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa ?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.



Poema Astros Momificados Y Bravíos de Miguel Hernandez



Astros momificados y bravíos
sobre cielos de abismos y barrancas
como densas coronas de carlancas
y de erizados pensamientos míos.

Bajo la luz mortal de los estíos,
zancas y uñas se os ponen oriblancas,
y os azuzáis las uñas y las zancas
¡en qué airados y eternos desafíos!

¡Qué dolor vuestro tacto y vuestra vista!
intimidáis los ánimos más fuertes,
anatómicas penas vegetales

Todo es peligro de agresiva arista,
sugerencia de huesos y de muertes,
inminencia de hogueras y de males.



Poema Aceituneros de Miguel Hernandez



Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.



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