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Poema Señales de Ana Emilia Lahitte



Aquellos
padres hondos
de que habla Valery
siguen interrogándonos.

Nuestra orfandad
responde desde su alta mudez.

Eterno diálogo.

Quizá el más cercano
de nuestros habitantes sin rostro
el más cauto
sabe que traficamos con la idoneidad
de un Judas
que sonríe a la hora de los pactos.



Poema Posdata de Ana Emilia Lahitte



La toma de conciencia
de haber sido burlados a destiempo
llega después
cuando el morir se ha vuelto
un latido obsesivo.
y acompaña los pasos.



Poema Oficios De La Muerte de Ana Emilia Lahitte



La veo
trabajar en cal pensante
como si su lujuria de tinieblas le permitiese
inscribir en tierra todos los nombres
de la soledad.

Pero aún no pudo enterrar
mi sombra.

Tampoco
la ración de sangre sola
que cada muerto cava en humildad.



Poema La Niña Extraña de Ana Emilia Lahitte



Tenía un grillo entre las sienes
y sabía decir mariposa.
Lo demás lo ignoraba.
Un día descubrió que Dios no era una alondra.
Otro día
les dijo a las simientes
que sería más lindo brotar alas.
Al fin
se convenció de que en el mundo
hay demasiadas cosas sabias.
Y se fue despacito,
caminando,
caminando hasta el alba.



Poema La Jaula de Ana Emilia Lahitte



Quién soy,
sola de mí, para violarme
con verdades ajenas
si aún las propias no han sido
deslindadas.

Quién se interna en la palma de mis
manos
luego de cercenarlas.

Quién me vacía, huye y no regresa
sin despojarme de la amarra.

Quién seduce mi cólera,

penitencia incendiada.

Me atrevo a liberar en mis arterias
los ángeles salvajes
que fueron propiedad natal del alba.

Enclaustrada
en una libertad que me condena
a su sed cavernaria
abruman las respuestas.

Entreabro la jaula.



Poema La Inadvertencia de Ana Emilia Lahitte



(a María Rosa Lojo)

Hemos hablado de los hombres y de cuanto les ocurre a los hombres,
como si la humanidad fuese un planeta inmerso en nuestra sombra.

Hemos creído despoblar el silencio
nombrando cada cosa, encadenándola y encadenándonos
a su significado.
Sin advertir que cada ser genera mundos breves que huyen hacia la libre
prisión del universo.



Poema Huida de Ana Emilia Lahitte



(a Elizabeth Azcona Cranwell)

(«la verdad que se busca se pierde, se hace libre» Edgar Bayley)

Con la mitad de mi cerebro
hice un ala de sol para la noche.

Guardo la otra mitad
celosamente: así podré creer
que ya no existo.

Desde el adiós
un ciervo echa a correr
llevándose el vacío.



Poema Gironsiglos de Ana Emilia Lahitte



(a Enrique Molina)

Junto al manso D´Amicis de mi infancia / recela el siglo en celo de sus Emmas rapaces / de sus hembras con filo de alhucema. / El Flaubert de mi madre / huele a hastío / a musgo / a discreción. / Huele a cuero de Rusia el D´Annuncio vedado. / (La decencia era un rito / un embrión de sándalo. / Era indecente el sexo de Picasso) / Todo gime clausura / humedad de gusanos pulcramente engendrados. / Nuestra noche estrellada incuba radioactivos / girasoles de llanto.

Escucha los colores de Trakl / las aguas vivas de su incesto. / Hay llagas que jadean / desalojan el Duino. / ?Todo ángel es terrible?…/ Escucha los mandalas de Pessoa / el dios cojo de Artaud / el sur de Gelman. / Paren de pie palabras terminales / que jamás nacerán / aunque renazcan de la muerte de todos. / La cacería humana ignora esas palabras / su proa de mandrágoras. / Nunca comprenderán / que ante huesos que piensan / callar es una fragua.

Sofismas de Claudel anunciar a María. / Marilyn se desnuda en nalgas del verano. / Fue una cortesía de Sartre / convocarnos para entrar en la nada. / Nos autoconvocamos para entrar a Ana Frank / a Biafra / a Chernobyl / enfundados de amianto. / Borges entró en la muerte como en una fiesta. / No fuimos conjurados.

Desdeñada por Joyce / seducida por Marx / violada por Freud / Scherezade se ahorca con albatros. / Marguerite Yourcenar se opusnigra para sus funerales aún lejanos. / Su ardilla memoriosa / le sugiere morir / cuando Adriano ya no lea el silencio. / Duras-Resnais / procuran convencerme de que el sol de Hiroshima / no habrá de aniquilarnos. / La nuestra sigue siendo una raza en exilio. / Sólo el Mono Gramático está a salvo. / Quedan abiertas tumbas. / Los muertos desertaron.

Corroe el arco iris la ausencia de los pájaros. / En las computadoras / el amor se oruga kafkianamente / en textos para incautos. / El tiempo ya no existe / no ha existido nunca. / ¿Saberlo es necesario? / El hombre / ese quasars apagado. / Filma Visconti. / Mahler resplandece / junto al intocado candor de los pantanos.



Poema Génesis de Ana Emilia Lahitte



Después de Dios.

Después
de padecerlo en la humana versión
de sus sosías
vislumbramos un dios que se transforma
en soledad de dios
luego de serlo.

Sólo resta
dejar en paz y firmes las heridas.

Desnudarnos de Dios.

Y contemplarlo.
Desnudo.

A nuestra propia semejanza.



Poema Exorcismos de Ana Emilia Lahitte



(&quotLa realidad, sí, la realidad
ese relámpago de lo imposible
que revela en nosotros la soledad de Dios.»
Olga Orozco)

Cerebro
el exorcismo
del regreso a casa.

Pero ¿quién vuelve en mí?

¿Aceptarán los muros
la soledad
baldada?



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