poemas vida obra andre cruchaga

Poema Jinetes de Andre Cruchaga



Bajo una vieja casa
De impecables paredes
Tabanco y azogue
La lengua del cielo
Como una vieja isla
Tartamudeando en su nocturno secreto
Mientras al otro lado del espejo
Los jinetes pasan
Cabalgando en fuego
Van tras la luz en la luz
De un puñado de sueños:
Cuerpos de exilio en el silencio.



Poema Homenaje Al Secreto de Andre Cruchaga



Traigo soledad. Creció conmigo.
Tú sabes que ha sido un deshilván
Que en ti ha desbocado
Como un secreto atajo.
Entre palabras y palabras
Hemos hecho ríos y tejidos.
Nadie sabe el sacrificio
De crecer callando y desangrar;
Nadie puede entender la tormenta
De rubores indecisos de sí mismos.
Umbrella del aliento
Y de este gozoso sacrificio.
Nada es si las caídas
Naufragan en silencio
Y quedan sólo sus espectros.



Poema Herido En La Memoria de Andre Cruchaga



Recuerdo las frondas del combate
Frente al tiempo que parecía
Estático, frente al campo abierto.
Pregunté por ti desde las ramas
Del sueño y su claroscuro:
Supe que podíamos tallar
Nuestras figuras y macerar
El alma con la corriente hipnótica
Del anhelo y del buen augurio.
No creo que olvides al brazo
Que espera abierto para recibirte;
Porque el olvido como la espera
Lucen como el llanto
Y el pecho ahógase en su respiro.



Poema Hay Una Larga Sequedad En La Esperanza… de Andre Cruchaga



Al poeta Rolando Elías, in memoriam.

Poeta 1
Hay una larga sequedad en la Esperanza.
Hay sombras de mármol en la conciencia.
Hay vanos ángeles en los sueños.
Hay tumbas en el orgasmo de los árboles:
Savia sacra de la materia entre losas.
Hay una luz que no duerme:
Carneros de una dulce ingenuidad.
Hay en las lágrimas un hilo apretado
De vagas noches sin raíces.
Hay frases de una densa impaciencia:
Mojado corazón de los labios.
Hay inmortalidad en las palabras
Del gusano que roe lentamente la carne.
Hay ocaso en el secreto alado de los nombres,
En la psique que sueña, en el delirio del alma.
Hay mordeduras en el silencio
Como libros gastados que cierran su ciclo.
Hay polvo picoteando los párpados;
Pero no polvo enamorado
Como dijera don Francisco de Quevedo,
Sino polvo deshaciendo la vida en vacíos inefables.

Poeta 2
La muerte es mágica:
Desangra los tiempos o los coagula.
Se habla de la vida que retorna desde los muertos,
Del alma, del espíritu y lo eterno.
De pronto me doy cuenta que la muerte es espectral:
En ella transitan paisajes alados
Como un río de pájaros entre las sombras
Que van soñando caminos
En las escaleras de las nubes.

Poeta 1
No muere sólo la carne que mantiene
Las estaciones de la vida,
Sino el hálito infinito de fe y Esperanza.
Por desgracia, hablo de una y otra muerte:
La que me envolverá un día con el musgo;
La otra, la que deshace el interior del alma.
Es un eco abriendo la memoria:
Vitral de bolsillos vacíos
O noche infinita de sollozos.
Hay cosas efímeras como la hoguera;
Se reza y los labios sangran ungidos de saetas.
Ya lo dijo Rubén: ?Agobiada conciencia
Mata el ideal de pronto?.
¡Ah, ?yo soy un esqueleto misterioso y escueto;
Guardián de mis abismos y mis sombras?!

Poeta 2
Se viene de un mar de símbolos viscerales.
Esa es la primera batalla que se libra;
Luego se inventan las parábolas y los sueños.
El milenario resplandor del orgasmo,
Los audífonos ancestrales de la cópula,
Los desnudos pétalos de la luz,
La bitácora sutil de las emociones:
El amor con sus eternos ausoles.
Después el pulso calla sus líquenes;
El ideal ?aquél ideal enhiesto? tórnase bruma
Y muere ante la prominente realidad
Que nos impone el mármol de las soledades.

Poeta 1
Bebo el humo de la noche
En el ciego invierno donde navegan mis sueños.
De madera ha sido hecha mi vestidura final
Y de oscuros infinitos mi futuro.
Hay cosas que quedan en el horizonte:
El río de la memoria
Que hace de las aguas
Una cárcel de apretados fantasmas.

Poeta 2
¡La vida, erosión de los vientos!
De todos los vientos que empujan a un barranco sin latidos.
De todos los sueños sin verdor ni raíces.
De toda la muerte convertida en tierra.
De toda la fe hecha herrumbre.

¡Ah, humano espejo de martirios!

Poeta 1
Resistiendo a la oscuridad que desciende
He sentido el llamado.
Dichosa tú, muerte, siempre lúcida;
Resplandeciente lluvia que quiebra en brevedad
La espiga temprana o adusta.
Tú, eterna y honda y diligente.
Siempre encarnada en los recintos de la carne.
Siempre en los carámbanos de la luz.
Siempre como arpón en la mesa de las ilusiones.
Siempre sombra súbita en la arenilla del amanecer.
Siempre sueño final sin la urgencia del reloj.
Siempre una piedra en la doctrina subterránea de la tierra.
Siempre eterna y honda. Siempre súbita e insólita.
Siempre desnuda y tenaz. Siempre gaviota o lágrima.
Siempre todas y la misma.
Siempre todas y la misma.
Siempre… y sin embargo, andando en la gracia de la vida.

Poeta 2
De qué vale matar los infortunios,
Si ellos por sí mismos son cadáveres:
Bestias del más grande dolor,
Llanto del vacío en la antorcha de la angustia.
La pudrición de las entrañas es genésica:
Un navío lentísimo como la noche.
Se nace, y ya, muerte, proclamas la victoria final.
Minuto a minuto la vida combustiona.
El cuerpo gime en el abanico de sus ríos
E incesante arde en los silbidos del fuego.
Así se va corroyendo el alma.
Así se va sollozante el pájaro de la vida
Por esos enlutados violines de los calendarios.

Sobre los cabellos del viento ?lucero galopante?
Va la vida, ternura deshecha en cenizas.



Poema Haberes de Andre Cruchaga



Es como si estuviera en medio de una niebla espesa?
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera

Hay historias para no contarse nunca
Hay encuentros al final de un túnel
Miedos
Vacíos
Golpes
Papeles sonrisas obtusas
Hay lenguas reducidas a astillas
Días encapuchados
Hay días que pasan como trenes
Dejando sólo una estela
Humo
Amontonado sobre rieles
Hay tiempos en que el sueño
Sólo tiene lugar en las postales
En las caravanas
En las ofrendas patrióticas
En la bandera nacional
Hay asilos para cementerios
Y fotógrafos para la última hora
Hay ventanas lentas
Como moscas sorbiendo
El aire de los sueños
Hay paciencias con caries en la memoria
Ecos prehistóricos respirando
Silencios fatuos
Insectos de papel reptando en el sol
Hay sábanas como rejas
Vacíos que succionan la sangre
Hay manos en la plaza
Y ojos y sueños y esqueletos
Que el viento dispersa como polvo
Hay puertas sin destino y no llevan a ningun sitio
Hay vitrinas y vidrios y vidas
Sin idioma
Piedras silenciosas
Hay círculos donde se aprenden
Las partituras de medianoche
Y aguas tornando en ceniza los sueños
Hay noches sucesivas con ventanas ciegas
Flores oscuras
Esperando en el balcón de la Esperanza
Hay pájaros sin alas
Y sin embargo esperan que amanezca
Hay balcones y olvidos
Llaves enterradas
Cunas desvencijadas
Hay sombras en la puerta
Con un alud de mariposas muertas
Y una espesa niebla de espadas?



Poema Formas De La Duda de Andre Cruchaga



A veces todo es noche
Abismo
Oscuros círculos
Relojes desconcertantes
Noches sin más límites
Que las ventanas
Calles donde pasa la brisa
Crujiendo entre los brazos
A veces pasa el silencio
Con su acústica de vidrio
La oscuridad estática
Absoluta
Final
El cuerpo muriendo
Amontonando su cansancio
Abriendo el cuerpo de los grises
Evaporándose la luz
Disecando el sudor
En las alforjas de Dios
Para conquistar mendrugos
De sosiego
O decapitar recuerdos
Que al fin terminan
Siendo piedras
Cuchillos
Lanzas
O simples cerrojos
De semanas procreadas
Por el viento

A veces la vida se hace páramos
Grito descarnado en el azogue
De los astros
Un espacio sin párpados
Donde se cuela
El infinito

A veces la memoria calla
Como los mausoleos
Sin itinerario
Vela orugas y retablos
Abre polvo?



Poema Felices Los Normales de Andre Cruchaga



[acerca un tema de Roberto Fernández Retamar]

Felices los normales
Porque jamás han atravesado la nada
Como pájaros en el olvido
Los que nacieron con la luz
De madre y padre
Los que no han comido migajas
Y se esconden en la noche
Los que jamás han sentido la vida desgajada
Ni han sido perseguidos como torcazas
Felices los normales
Que tiran su cuerpo en buen lecho
Y no en el frío lunar de las piedras
Los que no escriben ni una tarjeta postal
Los que no escriben sobre muros
Aunque después los derriben
Los que no escriben sobre el caballo de sus emociones
Felices los normales que ignoran el exilio
Y la lluvia que cae sobre el lomo de los perros
Los que nunca han sido asediados por el silencio
Los que no han bebido pinos de luz
En pezones de trementina transparente
Felices los normales que no saben las palabras
Que se pierden en las alcantarillas
Y en las tumbas de los muertos
Los que navegan y navegan sin fatiga
Hasta desembarcar en ese viejo muelle de la muerte.
22012002
01:00 AM.



Poema Este Mundo Es Así… de Andre Cruchaga



Perseo:
Este mundo es así ?dice el subconciente.
Palabras a veces sin sonido:
Noche que se hace carne sin posesiones.
Erramos en el blanco sin volver los pasos.
No hay voluntades independientes:
La noche, o el día nos acechan
y quedamos en su velo:
boca de falacias y sofismas.

Icaro:
El mundo. Déjame ver sus estériles destellos:
La espina en las axilas
o el amor póstumo en su retinas.
Qué valor tiene el conocimiento
Que crepita ?llagado en los perspicaces hongos del humus?.
Qué fuerza patética disemina los pólenes
con alas ineptas y venas más ateridas
que el braceo proscrito de los peces en el agua.

Perseo:
Nos vemos en un gran espejo agónico.
Fiamos del tiempo, a veces,
con dientes indescifrables.
La tierra hiende su faz y sucumbimos.
Desde Pirrón a Ziehen
Nos acecha la ironía de la Nada:
La única duda real que compartimos
en esta fiel succión del naufragio
que oprime el pecho
y agita los siete círculos sagrados.

Icaro:
El mundo glorifica su fugacidad
y el dolor salado y líquido
que brota de los ojos.
Acaso porque, el cautiverio de la contradicción,
nos pone entre aguas giratorias y gimientes.
A siglos que estamos así.
Y, sin embargo, proseguimos buscando
en el mismo abismo:
fondo de ojos devastados.
Bruma en la órbita de la retina.
Aurora amarga en la garganta
Sonrisa ardida de ceniza.

Mar roto en el pómulo de las olas.
Fuego de jinetes. Fuego hirsuto.
Luz. Luz. Anhelo para libertarnos
de las sombras incorpóreas que emasculan
el nombre filial de las cosas.

Perseo:
Sé que hemos vivido en la redonda alacena del vacío.
No existen las cosas ?resulta paradógico, ¿verdad? ?
Sólo la fuerza secreta de la esperma que torna lo alado
en vivientes espejos de conciencial testimonio.
¡Ah, mis sentidos, magma de la más espesa armonía!
Luz del cosmos. Hamacas de la aurora.
Caballos enhiestos del horizonte.
Trenes lloviendo entre los rieles del tiempo.
Bosques desde donde los ríos
crepitan y los pájaros chorrean frescos gritos
de una cópula rauda e irreductible.

Icaro:
No somos ?yo o tú solos?
Un extenso cometa en la palpitación del cosmos.
Por encima de todo está la causalidad
con su hosco hocico de sapiencia:
el rayo irredento de la razón
y la apoplejía fatua de la historia.

Así nos movemos en esta razón virtual:
Extensa en sí misma;
pero infante en su delicia.

Perseo:
De mi memoria emerge una lluvia blanquísima.
Hay memoria en mí, lo sabes. Memoria.
Infancia mordida y embriagada:
Secreta antesala del destino
entre esa luz rumorosa del musgo
y el hábito vívido de los peces.
Testigo soy de esa embriaguez de los sentidos
y del redondo destino que convoca.
A buen seguro mi certeza es metafísica:
Continuo reino de sombras de donde emerge la luz.

Perseo:
Este mundo es así ?dice el subconsciente.
Palabras a veces sin sonido:
Noche que se hace carne sin posesiones.
Erramos en el blanco sin volver los pasos.
No hay voluntades independientes:
La noche, o el día nos acechan
y quedamos en su velo:
boca de falacias y sofismas.

Icaro:
El mundo. Déjame ver sus estériles destellos:
La espina en las axilas
o el amor póstumo en su retinas.
Qué valor tiene el conocimiento
Que crepita ?llagado en los perspicaces hongos del humus?.
Qué fuerza patética disemina los pólenes
con alas ineptas y venas más ateridas
que el braceo proscrito de los peces en el agua.

Perseo:
Nos vemos en un gran espejo agónico.
Fiamos del tiempo, a veces,
con dientes indescifrables.
La tierra hiende su faz y sucumbimos.
Desde Pirrón a Ziehen
Nos acecha la ironía de la Nada:
La única duda real que compartimos
en esta fiel succión del naufragio
que oprime el pecho
y agita los siete círculos sagrados.



Poema Este Largo Día de Andre Cruchaga



este largo día desvelado y de estiércol

donde las moscas engordan su gangosa flaqueza

parecido a una danza de tempestad sinuosa

este día herido de vértigo de náusea

pronunciando un ruido del tamaña del horizonte

este d1a absorto y pusilánime de pájaros y lagartijas

este día muerto de hipo y de insomnio

como un espejo caído como herida que disgrega la sangre

y hace un himno de tumbas y desfiladeros

de imágenes desvanecidas y de gusanos sobre los ojos

hay maleza en la vista hay la mascarada de un puro herrumbroso

hay un agua sin cópula sin esperma prismal

sin óvulos anidados al hechizo nupcial

ah este día quemado en sus raíces en su discurso sensible

que pierde su forma de círculo

y cojea en el lodo de las hohas del follaje

ah este día que perdió su puntuación de río o sangre inagotable

ah este turbión que sacude la retina de la tinta

y tartamudea otra caligrafía y resuella otro combate

de infinitas piedras desmoronadas

ah este largo día respirando huesos y segundos agónicos

como si se tratara de una procesión de ceniza bajo la lluvia

como si ese río se desvaneciera inminentemente.



Poema Entre Ayer Y Hoy de Andre Cruchaga



Entre ayer y hoy,
Avanzan las alas del suspiro.
¡Ay el alma infinita
en los destellos del alba!
Entre ayer y hoy,
Florece una eternidad.
El barandal del horizonte,
Une mar y tierra
Como ese irrumpir
Del arco iris en la tormenta.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad