poemas vida obra antonio cisneros

Poema La Araña Cuelga Demasiado Lejos De La Tierra de Antonio Cisneros



La araña cuelga demasiado lejos de la tierra,
tiene ocho patas peludas y rápidas como las mías
y tiene mal humor y puede ser grosera como yo
y tiene un sexo y una hembra -o macho, es difícil
saberlo en las arañas- y dos o tres amigos,
desde hace algunos años
almuerza todo lo que se enreda en su tela
y su apetito es casi como el mío, aunque yo pelo
los animales antes de morderlos y soy desordenado,
la araña cuelga demasiado lejos de la tierra
y ha de morir en su redonda casa de saliva,
y yo cuelgo demasiado lejos de la tierra
pero eso me preocupa: quisiera caminar alegremente
unos cuantos kilómetros sobre los gordos pastos
antes de que me entierren,
y ésa será mi habilidad.



Poema En Las Tierras Más Verdes de Antonio Cisneros



No era maná del cielo pero había comida para todos y amor de Dios.
De atrás del Tropezón venía el agua, pucha madre, todo el año venía.
A veces despaciosa y pálida como muchacha flaca.
Pero en enero cantaba más alta que los muros del canal.
Sólo ballenas le faltaban para ser otro mar.
De atrás del Tropezón bajaban los canales marrones y pulidos.

De piedra brava de Huarochirí.
Como el elefante de la Compañía de Jesús (una puerta en Huamanga).
Así eran, pues, los artes de los arrieros de la sal ?sobrinos de los Incas.
Ellos limpiaban los canales como les enseñaron desde antiguo en las
tierras más altas.
Por ellos nos venían las lluvias de la Sierra entre las lomas y así
honraban al Niño.
Nosotros los honrábamos con sal. Dos cosechas de sal de las Salinas.
Y es la primera en la fiesta de Pallas, donde el mar es azul. La segunda
en la fiesta de los Santos Difuntos, donde baja la niebla y el sol viaja.
Cien parejas de llamas traían los arrieros.
Las llamas con campanas y penachos igual que los castillos cuando
son las fogatas.
Pucha madre, los arrieros de Huarochirí morían por la sal como esta
santa tierra moría por el agua.
Era un casorio bueno, con uva y chirimoya.
Y así se dijo:

De Amorós a San Bartolito sea todo de pinos y flor-inca.
De Chuca al Sur cultívese algodón: Una parte de algodón de la tierra
y dos de pelo largo. En los flancos membrillos y guayabas.
Sean las tierras de Santa María Baja destinadas al cultivo de la
vid y a la gloria del Niño Jesús.
Sean las tierras de Piedra León, tierras de la higuera.

Así se dijo, pues. Dicen que sí.



Poema En El 62 Las Aves Marinas Hambrientas Llegaron Hasta El Centro De Lima de Antonio Cisneros



Toda la noche han viajado los pájaros desde la costa ?he aquí
la migración de primavera:
las tribus y sus carros de combate sobre el pasto, los templos,
los techos de los autos.
Nadie los vio llegar a las murallas, nadie a las puertas
?ciudadanos de sueño más pesado que jóvenes esposos?
y ninguno asomó a la ventana, y aquellos que asomaron
sólo vieron un cielo azul-marino sin grieta o hendidura entre su
lomo
?antes fue que el lechero o el borracho final? y sin embargo
el aire era una torre de picos y pellejos enredados,
como cuando dormí cerca del mar en la Semana Santa
y el aire entre mi lecho y esas aguas fue un viejo gallinazo de
las rocas holgándose en algún patillo muerto
?y las gaviotas-hembra mordisqueando a las gaviotas-macho y
un cormorán peludo rompiéndose en los muros de la casa.

Toda la noche viajaron desde el Sur.
Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado
mientras sueña
con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos por
los pájaros.



Poema El Cementerio De Vilcashuaman de Antonio Cisneros



Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas:
flores de palo entre la tierra de los hombres
y el espacio que habitan los abuelos.
No edificios construidos con usuta
donde las cenizas se oxidan sin mezclarse.
Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas.
Moran aquí nuestros primeros padres:
bien dispuestos y holgados
y armoniosos entre los rojos campos
y las colinas interiores del planeta.
&quotLa carne aguanta menos que el maíz
y menos que los granos el vestido:
más que el algodón la lana
pero menos que el hueso:
y más que las costillas quebradizas aguanta el viejo cráneo».
Y llegado el momento
regresan a la tierra
igual como la arena se mezcla con la arena.
Abuelo Flores Azules de la Papa,
Abuelo Adobe,
Abuelo Barriga del Venado.
(Y en el techo del mundo de los muertos
como un río de gorgonas la sequia sucede a las inundaciones
y los hijos mueren de sed junto a las madres
ya muertas por el agua).
&quotDonde tu fuerza, abuelo, que los ojos del fuego no te alcanzan».
Sólo los viejos nombres de acuerdo a edad y peso.
Sólo las cruces verdes,
las cruces azules,
las cruces amarillas.
No el arcángel del siglo XIX
la oferta y la demanda y las cenizas solas.
Abuelo Flores Azules de la Papa.
Abuelo Adobe,
Abuelo Barriga del Venado.
&quotMoja este blanco sol, Abuelo Lluvia».
Mientras la tierra engorda.



Poema Después De Corregir Las Pruebas De Amaru En La Imprenta, 1967 de Antonio Cisneros



[Emilio Adolfo Westphalen]

Anochece sobre la línea del tranvía.
Los avisos luminosos de Limatambo
son más lejanos aún que las estrellas.
No hay estrellas.
La fatiga es más larga que este día.
Antes de despedirnos
me invita a su casa.
Bebemos un vaso luminoso
como el último refugio en la tormenta.
No habla. Yo no nombro
tanta bondad, tanta sabiduría.
Y anochece.



Poema Cuatro Boleros Maroqueros de Antonio Cisneros



1.-

Con las últimas lluvias te largaste
y entonces yo creí
que para la casa mas aburrida del suburbio
no habrian primaveras ni otoños ni inviernos ni veranos.
Pero no.
Las estaciones se cumplieran
como estaban previstas en cualquier almanaque
Y la dueña de la casa y el cartero
no me volvieron a preguntar
por ti.

2.-

Para olvidarme de ti y no mirarte
miro el viaje de las moscas por el aire
Gran Estilo
Gran Velocidad
Gran Altura.

3.-

Para olvidarte me agarro al primer tren y salgo al campo
Imposible Y es que tu ausencia
tiene algo de Flora de Fauna de Pic Nic.

4.-

No me aumentaron el sueldo por tu ausencia
sin embargo el frasco de Nescafé me dura el doble
el triple las hojas de afeitar.



Poema Canto Ceremonial Contra Un Oso Hormiguero de Antonio Cisneros



aún te veo en la Plaza San Martín
dos manos de abadesa
y la barriga
abundante
blanda
desparramada como un ramo de flores baratas
olfateas el aire
escarbas algo
entre tus galerías y cavernas oxidadas
caminas
aún te veo
caminas
más indefenso que una gorda desnuda entre los faunos
más gordo
más alado
y ya aprestas las doce legiones de tu lengua
granero de ortigas
manada de alacranes
bosque de ratas veloces
rojas
peludas

el gran mar de las babas

oh tu lengua
cómo ondea por toda la ciudad
torre de babel que se desploma
sobre el primer incauto
sobre el segundo
sobre el tercero
torre de babel

que en 1900 fuiste lavado por tu madre en el mar de
La Punta
despacio
muy despacio
sin descuidar las ingles
las orejas
el trasero
las plantas de los pies

que dormiste entre los muslos de tu abuela para no sentir frío
mientras los muchachos
los otros
hacían el amor con las muchachas
puedo ver tu gran lengua
ay sin madre
ay sin abuela
tu gran lengua después de la jornada
jadeante
horizontal
un poco blanda
tu gran lengua en la cama
con vírgenes y arcángeles
de lata

oh tu lengua en reposo
y aún se reproduce
despacio
muy despacio
y todavía engorda
oh comediante de los almuerzos de señoras
oh vieja bailarina
oh torre de babel en la gran cama
maltrecha ya
por los combates fieros de tu hermano
capitán ballestero de sodoma
príncipe de gomorra
flor de lesbos
y ahora
no más tu madre
no más tu abuela
no más tu arcángel de la guarda
y ahora
océano de babas
vieja abadesa
escucha
escucha mi canto
escucha mi tambor
no dances más.



Poema Café En Martirok Utja de Antonio Cisneros



Hay una lámpara floreada sobre el piano
y una estufa de fierro.
Bebes el vino junto a la única ventana:
un autobús azul y plata cada cinco minutos.
Pides el cenicero a la muchacha
(alta flor de los campos ven a mí).
La luz del otoño es en tu vaso
un reino de pájaros dorados.

Pero pronto anochece.
Los autobuses no son azul y plata,
el cenicero es una rata muerta,
el vaso está vacío.
La muchacha partió cuando encendieron
la lámpara floreada y tú mirabas
la lámpara floreada.

Puedes pedir otra jarra de vino,
pero esta noche
no esperes a los dioses en tu mesa.



« Página anterior


Políticas de Privacidad