poemas vida obra antonio gamoneda

Poema A La Penumbra Auricular de Antonio Gamoneda



amanecer. Muge el silencio en las ocultas bóvedas y se desliza en tus
membranas. Silban los pájaros y tu pasión es sorda.

Tú no estás ya en tus oídos.



Poema Amé Todas Las Pérdidas. de Antonio Gamoneda



Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.



Poema Sábana Negra En La Misericordia de Antonio Gamoneda



Tu lengua en un idioma ensangrentado.

Sábana aún en la sustancia enferma,

la que llora en tu boca y en la mía

y, atravesando dulcemente llagas,

ata mis huesos a tus huesos humanos.

No mueras más en mí, sal de mi lengua.

Dame la mano para entrar en la nieve.



Poema La Obscenidad Entró En Mis Huesos de Antonio Gamoneda



tarde, aquel aceite
sigiloso, el que prepara el corazón.

Ahora vendrán los días de las grandes milongas.



Poema Hablan Los Manantiales En La Noche de Antonio Gamoneda



en los imanes
del silencio.

Siento la suavidad de las palabras olvidadas.



Poema Veo Una Luz Debajo De La Niebla de Antonio Gamoneda



del error me hace
cerrar los ojos.



Poema Alguien Ha Entrado En La Memoria Blanca de Antonio Gamoneda



del corazón.



Poema Ahora Siento La Pureza De Los Límites de Antonio Gamoneda



mi pasión no existiría
si dijese su nombre.



Poema Hubo Un Tiempo de Antonio Gamoneda



y la lluvia.



Poema Vigilaba La Serenidad Adherida A Las Sombras de Antonio Gamoneda



depositan flores abrasadas, la inclinación de los sarmientos.
Algunas tardes, su mano incomprensible nos conducía al lugar sin
nombre, a la melancolía de las herramientas abandonadas.

Cada mañana ponía en los arroyos acero y lágrimas y adiestraba a los
pájaros en la canción de la ira: el arroyo claro para la hija
dulcemente imbécil; el agua azul para la mujer sin esperanza, la que
olía a vértigo y a luz, sola en el albañal entre banderas blancas,
fría bajo la sarga y los párpados ya amarillos de amor.

Era incesante en la pasión vacía. Los perros olfateaban su pureza y
sus manos heridas por los ácidos. En el amanecer, oculto entre las
sebes blancas, agonizaba ante las carreteras, veía entrar las sombras
en la nieve, hervir la niebla en la ciudad profunda



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