poemas vida obra antonio gamoneda

Poema Llegan Los Animales Del Silencio de Antonio Gamoneda



de tu piel arde la
amapola amarilla, la flor del mar ante los muros calcinados
por el viento y el llanto.

Es la impureza y la piedad, el alimento de los cuerpos
abandonados por la esperanza.



Poema Ha Venido Tu Lengua; de Antonio Gamoneda



como una fruta en la melancolía.

Ten piedad en mi boca: liba, lame,

amor mío, la sombra.



Poema La Inexistencia Es Hueca de Antonio Gamoneda



lívida, pero tú oyes el grito de las madres del agua y acaricias
los ojos que vieron la inexistencia.



Poema Busco Tu Piel Inconfesable de Antonio Gamoneda



tristeza de las
serpientes; distingo tus asuntos invisibles, el rastro frío del
corazón.

Hubiera visto tu cinta ensangrentada, tu llanto entre cristales
y no tu llaga amarilla,

pero mi sueño vive debajo de tus párpados.



Poema El Mirlo En La Incandescencia De Tus Labios de Antonio Gamoneda



Yo siento en ti grandes heridas y te desnudas en mis fuentes.

Se extingue el mirlo en las alcobas blancas donde soy ciego,
donde, algunas veces, suenan en ti grandes campanas.



Poema Todos Los Árboles Se Han Puesto A Gemir de Antonio Gamoneda



al recordar tus bragas en la oscuridad, la luz debajo de tu piel,
tus pétalos vivientes.

Atravesando los aniversarios, a veces viajan las palomas ebrias.

Venga desnuda tu misericordia, ah paloma mortal, hija del
campo.



Poema Tu Cabello En Sus Manos de Antonio Gamoneda



de la nieve.

Son las cebadas, la siesta de las serpientes y tu cabello en el
pasado.

Abre tus ojos para que yo vea las cebadas blancas: tu cabeza
en las manos del vigilante de la nieve.



Poema Vienen Con Lámparas… de Antonio Gamoneda



Vienen con lámparas, conducen

serpientes ciegas a

las arenas albarizas.

Hay un incendio de campanas. Se

oye gemir el acero

en la ciudad rodeada de llanto.



Poema Ví Lavandas Sumergidas de Antonio Gamoneda



Ví lavandas sumergidas en un cuenco de llanto y la visión ardió en mí.

Más allá de la lluvia ví serpientes enfermas -bellas en sus úlceras transparentes-, frutos amenazados por espinas y sombras, hierbas excitadas por el rocío. Ví un ruiseñor agonizante y su garganta llena de luz.

Estoy soñando la existencia y es un jardín torturado. Ante mí pasan madres encanecidas en el vértigo.

Mi pensamiento es anterior a la eternidad pero no hay eternidad. He gastado mi juventud ante una tumba vacía, me he extenuado en preguntas que aún percuten en mí como un caballo que galopase tristemente en la memoria.
Aún giro dentro de mí mismo aunque sé que voy a caer en el frío de mi propio corazón.

Así es la vejez: claridad sin descanso.



Poema Propongo Mi Cabeza Atormentada… de Antonio Gamoneda



Propongo mi cabeza atormentada
por la sed y la tumba. Yo quería
despedir un sonido de alegría;
quizá sueno a materia desollada.

Me justifico en el dolor. No hay nada;
yo no encuentro en mis huesos cobardía.
En mi canto se invierte la agonía;
es un caso de luz incorporada.

Propongo mi cabeza por si hubiera
necesidad de soportar un rayo.
No hablo por mí solo. Digo, juro

que la belleza es necesaria. Muera
lo que deba morir; lo que me callo.
No toques, Dios, mi corazón impuro.



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