poemas vida obra c

Poema Ciudad Ciudades (i) de Minerva Salado



Para Tenochtitlán, desde la isla Juana

La Habana húmeda a mis pies
desatada y húmeda como las caracolas
los ruidos e su nombre y el silencio de ti
de tu impaciencia rondándome los gatos de la sombra
y tú sin mi ciudad sin su herejía bajo la lluvia
sin la humedad que cubre las ventanas
los raíles de punta
el colibrí de ayer en la arboleda.



Poema Corrío Del Negro Lorenzo de Miguel Otero Silva



¡Yo soy el Negro Lorenzo!
Negro del Tuy, negro negro.
Noche con alma. Tambor
dormido bajo mi pecho.
Dormido bajo mi pecho
tengo un dolor de candelas,
corazón rojo por dentro,
corazón negro por fuera.
Corazón negro por fuera,
corazón sombra del blanco,
si tengo rebelde el pelo
tengo rebeldes las manos.
Tengo rebeldes las manos,
manos trenzadas al viento
mientras lanzo al viento el grito:
¡Yo soy el Negro Lorenzo!
Yo soy el Negro Lorenzo,
nieto y biznieto de esclavos,
cruzado de cicatrices
como negro tronco de árbol.
Como negro tronco de árbol
de pie atisbo la sabana
que invita a correr por ella
con banderas coloradas.
Con banderas coloradas
y palpitar de tambor
al frente de gritos negros
fundidos en una voz.
Fundidos en una voz
oigo los lamentos negros
de las negras cicatrices.
¡Yo soy el Negro Lorenzo!
¡Yo soy el Negro Lorenzo!
Negra noche, negra el alma,
negro de pecho desnudo,
negro cortador de caña.
Negro cortador de caña
como mi abuelo y mi padre,
esclavo negro de todos,
esclavo no soy de nadie.
Esclavo no soy de nadie
porque soy lo que no soy,
tengo un dolor de candelas
y un palpitar de tambor.
Y un palpitar de tambor
bajará por los barrancos
como la voz de los muertos,
los negros muertos esclavos.
Los negros muertos esclavos,
mi abuelo y mi bisabuelo.
Negra y rebelde es mi mano.
¡Yo soy el Negro Lorenzo!



Poema Clientes de Miguel Huezo Mixco



Qué hay debajo de una ciudad
sino cloacas
Qué hay sobre una ciudad
sino basura
Qué hay por encima de las cloacas
la ciudad y la basura;
Nada en absoluto.
Total se desvanece,
la vida es corta, la muerte ingrata
un ojo opaco la existencia
el universo un plato
y tras el camino de encima la enorme fatiga.
Por el contrario el burdel es un panal:
intensa bocaza abierta
con risa sensual;
pelucas muruchas enriquecidas con champú
caderas flacas o rellenas
muslos de goma repletos de moscas
sin ropa interior.
Además jamás hemos amado
y ese montón de silencio apuñado
nos ha cambiado las palabras.



Poema Cerca Del Agua Te Quiero Llevar de Miguel Hernandez



Cerca del agua te quiero llevar
porque tu arrullo trascienda del mar.

Cerca del agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser.

Cerca del agua te quiero sentir
porque la espuma te enseñe a reír.

Cerca del agua te quiero, mujer,
ver, abarcar, fecundar, conocer.

Cerca del agua perdida del mar
que no se puede perder ni encontrar.

* *



Poema Casida Del Sediento de Miguel Hernandez



Arena del desierto
soy, desierto de sed.
Oasis es tu boca
donde no he de beber.

Boca: Oasis abierto
a todas las arenas del desierto.

Húmedo punto en medio
de un mundo abrasador
el de tu cuerpo, el tuyo,
que nunca es de los dos.

Cuerpo: pozo cerrado
a quien la sed y el sol han calcinado.

* *



Poema Canción Última de Miguel Hernandez



Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.



Poema Canción Primera de Miguel Hernandez



Se ha retirado el campo
al ver abalanzarse
crispadamente al hombre.

¡Qué abismo entre el olivo
y el hombre se descubre!

El animal que canta:
el animal que puede
llorar y echar raíces,
rememoró sus garras.

Garras que revestía
de suavidad y flores,
pero que, al fin, desnuda
en toda su crueldad.

Crepitan en mis manos.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas,
dispuesto a proyectarlas
sobre tu carne leve.

He regresado al tigre.
Aparta, o te destrozo.

Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al hombre.



Poema Canción Del Esposo Soldado de Miguel Hernandez



He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.



Poema Cuerpo Nombrado de Miguel Florian



Quiero nombrar tu cuerpo, tu oscuridad, tu lumbre,
el pecho que se inflama,
tu savia azul, el río de tus astros.

Quiero nombrar tu cuerpo, tus caminos,
el laberinto tibio, las girándulas,
el sexo umbrío, las vísceras ocultas,
esa linfa secreta que va trenzando el tiempo.

Quiero nombrar tu cuerpo, los murmullos,
los labios cuando besan o nombran otros cuerpos,
el fuego de la lengua, la humedad de la piel.
Tu saliva que es áspera y amarga.

Quiero narrar tu espalda añil que delimita
con un dios impreciso, inabarcable.



Poema Contraste de Miguel D´ors



Ellos que viven bajo los focos clamorosos
del éxito y poseen
suaves descapotables y piscinas
de plácido turquesa con rosales
y perros importantes
y ríen entre rubias satinadas
bellas como el champán,
pero no son felices,

y yo que no teniendo nada más que estas calles
gregarias y un horario
oscuro y mis domingos baratos junto al río
con una esposa y niños que me quieren
tampoco soy feliz.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad