poemas vida obra c

Poema Cul De Sac Valley (i) de Derek Walcott



Un recuadro de amanecer
en un taller en la falda de la colina
dio a estas estrofas
su zancuda forma.
Si mi oficio es bienaventurado;
si esta mano fuera tan
esmerada, tan honesta
como las de su carpintero,
cada marco, resuelto
en sus ángulos, se haría
eco de esta construcción
de madera sin pintar
como las consonantes, volutas
salidas de mi cepillo de carpintero
en el criollo fragante
de su veta natural;
desde una mesa de caballetes
se enroscarían a mis pies,
ces y erres, con raíz francesa
o africana occidental
de un rico dialecto,
nunca leído
pero ligero sobre la lengua
de su senda nativa;
pero los árboles se acercan
a mi cordel calibrado
en forma de tablas biseladas
de pino sin pintar,
como el murmullo de la caracola,
la exhalación de la madera refresca
la memoria con su aroma;
bois canot, bois campêche,
siseando: Lo que quieres
de nosotros nunca podrá ser,
tus palabras son inglés,
es un árbol diferente.



Poema Cuentas De Fuego de Delmira Agustini



Cerrar la puerta cómplice con rumor de caricia,
deshojar hacia el mal el lirio de una veste…
-La seda es un pecado, el desnudo es celeste;
y es un cuerpo mullido, un diván de delicia.-

Abrir brazos…así todo ser es alado;
o una cálida lira dulcemente rendida
de canto y de silencio…más tarde, en el helado
más allá de un espejo, como un lago inclinado
ver la olímpica bestia que elabora la vida…

Amor rojo, amor mío;
sangre de mundos y rumor de cielos…
¡Tú me los des, Dios mío!



Poema Con Tu Retrato de Delmira Agustini



Yo no sé si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de Emperador innato

amanece a mis ojos, en mis manos.
¡Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,
y me abro en flor!… Entonces, soberanos

de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo sé y tú sabes…
y te dejo morir… Queda en mis manos

una gran mancha lívida y sombría…
¡Y renaces en mi melancolía
formado de astros fríos y lejanos!



Poema Ceguera de Delmira Agustini



Me abismo en una rara ceguera luminosa,
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?
No sé…
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.

¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!



Poema Canto Y Contracanto de Delia Domínguez



Te canto como si fuera a morir.
Esto quiere decir: me mato cantándote
y da pie para soltarle las polleras
a la metáfora, e hilar cosas preciosas
para la boca de una señorita.
Pero mejor, te contracanto
bajo las linternas enmohecidas
justamente a la entrada del invierno
donde mi guitarra quedó descabezada
en la bohardilla de mi casa de campo.

O de golpe, no te canto,
y sentados en el suelo con las botas aceitadas
sentimos pasar la noche callados como tumbas,
-sentir hasta mudar de piel, he ahí la clave-
porque es necesario aprender, hermanito,
y escuchar con atención animal
los silbatos dorados
que largan señales desde las sepultaciones.

De vez en cuando
hay que ponerle el hombro
a los grandes silencios.
Uno no puede ser siempre el ombligo del canto.
DESDÓBLATE -dice una voz.
NO ERES EL OMBLIGO DE NADA -agrega la voz.
CUANDO MENOS PIENSAS
TU VIDITA CUELGA DE UN HILO -termina la voz.
Pero, si quieres,
le hago empeño para sacar un DO de pecho
y afinamos. Después de todo,
estos papeles sobreviven entintados en mi corazón.
O si tienes ganas,
canta tú,
yo contrapunteo en la sombra
y guardo mis cuatro versos para mañana
o para el Día del Juicio.



Poema Cuarto Azul de Delfina Acosta



Somos amantes. Suelen los poetas
con infantiles coplas y sonetos
celebrar el tañir de las campanas
como la hora nupcial de nuestro encuentro.
Dirían más, pero se callan porque
se abrevia así el relato en dulce cuento.
Es la sombra que atiende el buen negocio,
madama de aire triste; los dineros
pagados por el cuarto azul agrandan
sus ojos apagados, mas los juegos
de los amantes en las escaleras
no la dejan dormir. Se siente el cielo
cuando en la calle oscura y sin un ánima
ya somos de la acera dos silencios
por una tos la culpa de un ladrido.
¡ Qué accidente ! ¿Quién más irá a saberlo?



Poema Cosecha de Delfina Acosta



Descalza peregrino debajo de la lluvia.
Lloro por dentro
un agua de oro.
Cuéntame, bienamado.
¿Dónde tu reino, tus lacayos,
tu ángel de la guarda, y tu bufón?
Mas, ¿dónde tu victoria,
tu cicatriz profunda,
tu esclava, tu corona,
y tu cabeza amada?
Mi corazón en llamas
es la señal callada de que aún vivo.



Poema Creación de David Rosenmann – Taub



Víscera, fruto vagando en la niebla,
entre mil soles vagando en la niebla,
víscera, fruto vagando sin tiempo,
entrevenoso, ascendiendo insolado,
cántico, bosque de astros, estepa,
¿de qué región tropezando, cayendo?
Bloque de semen, radiante, aguerrido,
¿por qué designio vienes a ser mío?

Cuando el ovario amoroso te ansiaba,
cuando el rosal de la carne te ansiaba,
¿cómo saltaste el no ser de tu espacio
para mezclarte al sudor, al deseo,
al tifón térreo, al jadeo, a la fragua?.
¿cómo rompiste la malla sin días?,
¿cómo te hundiste en el mar del abrazo?
Golpe de ascua, relámpago vivo,
¿por qué designio vienes a ser mío?

En la vertiente crucial derramado,
cima triunfante, temblor derramado,
brote sagrado, bastión, red sufriente,
vasto aletazo: te sé poderoso
como la dicha del surco más grávido,
como cascada en la piedra sedienta.
Limo fragante: despunta, no ceses.
Colma mis huesos, enjambre, racimo.
Crece en lo amado para ser mi hijo.



Poema Como Los Dioses En Su Audaz Vigilia de David Escobar Galindo



Como los dioses en su audaz vigilia,
me asombro de estar vivo y de estar muerto.
La palabra revienta en el silencio
y el silencio se nutre de palabras.
¿Cuál es la diferencia entre estar vivo
y estar muerto? ?Los dioses son balanzas.



Poema Carta Debajo Del Sapo de Daniel García Helder



El sapo común, que con la lengua caza los bichos al vuelo
y salta, chueco, trillando los yuyos tórridos y espoleando
las sombras, pardo, noctámbulo, bufón de la zanja,
debe sin duda su aspecto al sapo singular
del mundo de los arquetipos, que brinca sin hambre ni sed
por la vegetación inmóvil de un jardín modelo
conservado en un clima ideal.

Muy bien, pero el sapo pisapapeles, que no tiene lengua,
no tiene hábitos, voz ni verrugas y además de anuro es capón,
¿a cuál debe el suyo?, ¿o al debérselo a uno lo debe
también al otro?, ¿o no debe su aspecto a uno ni a otro
y se lo debe a un arquetipo diferente?

Como sea, debajo de sus patas de jaspe hay una carta
que acabo de escribir y es movida por la brisa del ventilador;
siendo que no hablo de nada o hablo de cualquier cosa
nadie o cualquiera puede ser su destinatario,
aunque lo más probable es que no vaya al buzón
sino al cesto, donde hay más de la misma especie.



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