No me canso de andar por tus collados,
de recorrer tu cuerpo y tus colinas,
de sembrar en tu tierra desgarrada
por mi pecho de espadas y de espinas.
Centímetro a centímetro te busco,
atravieso tus valles y terrenos,
y no me pueden contener tus manos
ni me sirven tus puertas ni tus frenos.
Penetro a golpes en tus precipicios,
a golpes rompo dulces armamentos,
y caigo en tus abismos desarmados
con mis labios furiosos y mis ojos violentos.
Con mi espumoso amor, con mi oleaje,
gasto tu resistencia y tus orillas,
y llego hasta la tierra de tus huesos
coronado de incendios y semillas.
Soy labriego de todas tus parcelas,
capitán de tus muslos, minero de tus minas,
leñador de tus árboles ocultos,
verdugo de tu pelo y tus encinas.
Sacudo tus raíces coloradas,
ataco tus rodillas, tus diamantes,
y muerdo la manzana de tu cara
con mis dientes hambrientos y mis labios amantes.
Me saben a Colombia los mordiscos,
a patria los abrazos y los besos,
y me saben las sábanas a tierra,
y a tierra las cobijas y los huesos.
Mujer de barro triste y colombiano,
de orquídeas aplastadas en mi lecho,
de rojos cafetales desgranados
por mis cóleras dulces y mi pecho.
Esposa del maíz y de los tiples,
de los bambucos y los yacimientos,
esposa mía, esposa de mi espuma
y de mis tequendamas insurrectos.
Esmeralda morena, tierra viva,
chapolera, paloma de ojos bellos,
campesina vestida de amapolas,
de espigas populares y destellos.
Busco en tu frente pueblos y caminos,
galopo en tu cintura de caballos,
y te sacude el trueno de mis besos
y te ilumina el fuego de mis rayos.
Eres el río grande, el Magdalena,
yo soy el boga sobre la corriente:
me arrastran tus cabellos navegables
y veo pasar los peces por tu frente.
En tu bosque más hondo y más secreto
se abre la flor granate de mis hijos,
se multiplican mis revoluciones,
mis hojas grandes y mis ojos fijos.
Oigo en la vuelta de tu piel disparos
y me encuentro con muertos colombianos,
pero no me devuelvo, esposa mía,
y sepulto los muertos en tus manos.
He de llegar al fondo de tu vida,
al fondo de mi patria y de tus venas,
esposa patria, patria de mis besos,
capital de mis cantos y mis penas.