poemas vida obra d

Poema Dos de Blanca Andreu



Y casi espíritu de fuego, casi la empuñadura de una idea del fuego
aire de pájaro o espada, pero espía,
en tu interior hay ciervos y prodigios,
acaso un charco de oro.

«Libro de las bestias. Primer fisiólogo» 1984



Poema Deseo de Flor Alba Uribe



La noche
traficante de eróticas consignas.
Los amantes transcurren hacia el éxtasis.
Un almizcle ritual de miel salobre
impregna el aire y su fervor me ubica
en el puntual laberinto del deseo.

Servidumbre
de labios suplicantes,
obstinada ambición que discrimina
todo gesto vital que no aproxime
la hoguera de otra piel, y el denso musgo.

Qué mercenario puñal,
qué ultrasonido,
qué atroz felicidad, qué fiera subterránea
podrá desvertebrar esta codicia,
este monstruo de sedas y pezuñas,
lengua en acecho, famélica pantera
que desoye la hora del que sufre,
el paso de la furia y sus escombros,
la complicidad
del aire en los violines,
y absorta en mi delirio sólo imploro
un cuerpo de varón, elemental, desnudo
que exorcice mis lúbricos fantasmas
mientras preso en mi vientre muere y vive.



Poema De Pronto En Una Playa Interminable de Miguel Arteche



Toco en la oscuridad las cerraduras.
¿Cómo llegué hasta aquí?
Es una extraña casa
que rodean tinieblas, y me llaman.
¿Quién eres tú, la que me canta?
Recuerdo ahora el mar. ¡El mar! Si yo pudiera
volver al mar a aquella playa
donde llovía siempre. Allá arriba las verdes colinas
y más allá la tierra escarlata, y la Gran Cordillera
que vigila volcanes, el viento que sopla desde allí,
y el cielo de cristal.
Nadie en las dunas.
La lluvia ahuyenta
y me deja solo en esta playa de pronto interminable.

Como el mar es la casa, como la lluvia sus muros.
Siento mis pasos: ya están aquí, y abro la puerta.
¿Cómo cruzar el fuego que arde entre tus pasos y los míos?
¿Quién me trajo a estos muros que se encienden y se apagan?

Y entro en otros cuartos que se abren a otros cuartos,
y el silencio es un cíngulo dormido en los dinteles.
La imperceptible niebla empapa las recámaras,
pisa los zócalos, roza ventanas, hunde los lechos.

Mis pasos se adelantan al llegar a la sala, al llegar a la mesa,
al llegar al libro abierto de polvo,
al libro y a la mesa que nadie ha tocado en mil años,
y nadie vendrá.
Pero ahora la niebla
toca con su frente los umbrales.
Ya no hay nadie en la casa. (Si hubiera alguien,
¿a quién amar ahora?). Toco la mesa
y la mesa se ilumina.
Toco las cerraduras
y las cerraduras se abren.
Toco en la oscuridad los muros,
y los muros se apartan,
y escucho en el silencio de la sangre el río que me habla
sobre esta oscuridad.



Poema De Los Hermosos El Retoño Ansiamos de William Shakespeare



De los hermosos el retoño ansiamos
para que su rosal no muera nunca,
pues cuando el tiempo su esplendor marchite
guardará su memoria su heredero.

Pero tú, que tus propios ojos amas,
para nutrir la luz, tu esencia quemas
y hambre produces en donde hay hartura,
demasiado cruel y hostil contigo.

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno,
pregón de la radiante primavera,
sepultas tu poder en el capullo,

dulce egoísta que malgasta ahorrando.
Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,
ávidos, lo que es suyo no devoren.



Poema Dos Cuerpos de Octavio Paz



Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.



Poema Dones De Primavera de Julio César Aguilar



Un rebaño de nubes negras pasea por el cielo, ensombreciéndolo, mordisqueando la luz vespertina de un sol ya tibio, que, poco a poco, conforme descienden las nubes maduras y sueltan sus frutos de agua, se ausenta de nuestro ojos.
De todas las flores del patio, las rosas blancas dan la más feliz bienvenida a la primer lluvia de la primavera. Tal vez las rosas ya sabían que vendría pronto, porque desde esta mañana, cuando me acerqué a ellas, las vi, como nunca, en su plenitud.
Al pasar por la bugambilia, el viento, en su afán de conquistar todo el patio, dulcemente la recorre, la envuelve bajo sus brazos de fino estremecimiento, y le desnuda apenas unas ramas, dejando caer al suelo algunas cuantas flores, con las que jugará a corretearlas después.
Menudas gotas rápido se consumen, desaparecen, pero, a pausas, no cesan de caer. Siento entonces húmeda el alma, tierra propicia donde han de crecer, como divinos dones de perdurable fragancia, las más olorosas hierbas de la primavera.



Poema Dibujo De La Fuga (vi) de Claudia Lars



Este color de liquen y de algas;
este origen de mar, que nadie advierte;
este canto de grutas sumergidas
y estos silencios de agua, que se beben.

El goce de una intacta lejanía
donde el pulso del tiempo se endurece;
El barco que llegó buscando anclas,
por combate de noches y de nieves.

Un domador de potros de arcoiris,
un ágil compañero de los peces,
una rada con árboles de llanto
y la isla que muere y que no muere.

Todo, medio perdido por mis labios,
todo, medio salvado por mis sienes,
y en esta tierra de cumplidas cosas
apenas como el día adolescente.

Por un deseo que anudó en el musgo
el suelto sollozar de la intemperie;
por un lejano viaje que en la playa
cambió su muro de olas en laureles;

por eso estoy aquí…con este sueño
de oceánica raíz, casi perenne;
con este primer junio de buscarme
y este regalo de saladas fuentes.

Cae a mis ojos, de unos ojos altos,
toda la luz en su marino oriente.
Cae a mi corazón, con piel y sangre,
toda la vida de mi nombre verdee.

Tal vez de una ternura de riberas
mi iré al volcado adiós de las corrientes.
Tal vez en un estreno de horizontes
recogeré la flor de lo que duele.

Ha sido mi secreto entre las ramas
esta mitad de mar que no obedece.
Por eso ando buscando, sin decirlo,
el nuevo viaje de mi antigua gente.



Poema Derecho De Conquista de Antonio Martinez Sarrion



Con qué empeño la luz
quiere arropar, velada, la paz de la mañana
de manso mar y silenciosas calles
y de ese modo levantar el solio
que te encierra y engasta cual zafiro
cuando, al fin, sonriente y despeinada,
pasas revista a la enemiga tropa
y la encuentras conforme a tus designios
en batallones de plumón tan tibio,
en falanges de aljaba tan vacía
que proclamas, sin lucha, la victoria
y el raigón derrotado de mi ejército
cargados de grilletes tras tu carro se arrastra
traidor a su bandera, a su patria, a su dios.



Poema Dicen de José Miguel Ullán



que el corazón es el freno de la quimera.
Todo secreto proporciona un disfraz. Latir de indiferencia
nos predispone a la mentira.
Bajo esa incertidumbre, contemplamos la huella del eclipse
lunar: lábil azar, trastocado en dicha puntual y párvula.
¿Premio o castigo? Incorruptible privilegio, la duda.
Aunque dicen también que el corazón es la espuela de la cordura.
Poco importa el decir cuando no calla
a la larga…



Poema Dudas Del Astronauta de Enzia Verduchi



todo regreso es imán
de la posición de equilibrio.

José Carlos Becerra

Desde el balcón del universo
el astronauta acaricia en la pantalla su virtual Oklahoma.
¿Qué hace un vaquero en la exosfera
exhibiendo sus debilidades y virtudes
por circuito cerrado en Cabo Cañaveral?
No es tiempo de ermitaños en busca
de la dentadura postiza
entre la presión y el volumen;
ni de héroes en misiones orbitales que no logran
un cuarto de página en los periódicos.
Es cierto, el mundo es breve,
pero este pequeño paso para el hombre
no parece un gran paso para la humanidad.



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