poemas vida obra eduardo zambrano

Poema Ser Y Estar de Eduardo Zambrano



El ventilador no deja de girar contra una misma idea.
A estas horas de la tarde puedo estar triste
y ser feliz
Ser y estar. Esto es imposible en otras lenguas.
La casa es irreal, no son sus paredes, sino sus ruidos
donde se construye el refugio del hombre sedentario.
Despertar siempre será un riesgo.
Es la mitad del verano y es siempre domingo.
No hay noticias en el televisor, ni hacen falta
para enterarse de todos esos accidentes,
de todas esas mentiras con las que uno se resigna a vivir.

En los escaparates de la memoria hay tan pocas cosas.
También la luz de la ventana es tacaña y pronto
despertaré
en la sofocante noche.
La sed es el primer asalto que me pone en guardia.
A estas alturas, el dolor de cabeza es lo de menos,
puedo ser feliz, es claro.
La inútil obstinación del ventilador me lo recuerda.



Poema De Paso de Eduardo Zambrano



La genética del alma:
el destino.
Al más puro sentido clásico
regreso.

Me lleva el viento
y en esa circunstancia
se revuelcan también mis sentidos.

Hoy alcanzo a balbucear razones.
Pero más allá de las razones estoy
yo,
hoja del árbol de la vida
que ven pasar los perros y los puercos,
mis contemporáneos y mis enemigos.

Estoy de paso.
Incluso para mis propias ambiciones.



Poema Viceversa de Eduardo Zambrano



Firman su sentencia de muerte
los que publican su vida
en algunos versos incipientes
que les quitan el amor, los sesos, los días.
Pero esto no lo digo yo, sino el idiota ese
del espejo.
Por eso me da risa.



Poema Vandalismo Literario de Eduardo Zambrano



El vandalismo literario y la casa de las palabras:
poca cosa para los que viven solos o a la intemperie,
donde son presa fácil de la lluvia, pero nunca más
de sus colegas.



Poema Valle De Oaxaca de Eduardo Zambrano



Ni la vieja gloria de los maravillosos imperios
se ha salvado.
Ni el orgullo de las catedrales,
ni siquiera el remanso de la fe en los monasterios
compiten con esa otra arquitectura
de cerros y nubes en el Valle de Oaxaca.

El tiempo gasta la dura piedra
y se desmorona la realidad.
El viento no dice palabra,
pero los follajes de los grandes árboles
parecen conversar aún con las nubes.
En estas tierras es evidente que solo los sueños
perduran.



Poema Testigo de Eduardo Zambrano



Al menos aquí
en medio del desamparo
tuve un testigo:
me tuve a mí mismo
sin ser la marioneta colgada de una historia,
ni la parafernalia literaria entre concursos
y limosnas.



Poema Sectas de Eduardo Zambrano



Hay quienes temen perder la eternidad
en un momento.
otros pierden todos los días el momento
al resguardo de la eternidad.

Dos sectas.
Dos abismos paralelos.

Pero qué se puede salvar de los salvos
sino el excremento.
Y qué se puede salvar del excremento
si no es un tufo de bondad.



Poema Retrato De Familia de Eduardo Zambrano



Nos reunimos frente a la ventana.

Un relámpago iluminó nuestras caras
y no muy lejos
escuchamos al trueno cabalgar por las nubes.

El último camino hacia la tarde
se perdió bajo el agua.

Mamá y papá ahora están muertos,
mis hermanos se han largado del retrato.



Poema Presa Fácil de Eduardo Zambrano



Este que ahora ven
militante de corbata y saco,
líder de proyectos
y otros fantasmas del deber
en las nimias batallas de escritorio:

Polvo
que también fue animal de mil lecturas
en las más largas noches del espíritu;
solitario y solidario se bebió la juventud
en esa rara mezcla de licores.

Este que ahora ven
boceto y carne de cañón entre las prisas,
contando la poesía que le queda
con los dedos; en otrora astrónomo
felizmente venido a menos
por encontrar unos ojos
(aún su más caro descubrimiento):

Tiempo
que también es animal de mil venturas
en los más largos días de la carne;
presidiario y mercenario por pagar la sensatez
a un magro patrimonio de valores.

Este que ahora ven
de pequeña barriga y tirando a calvo

en el espejo

también es el otro, paternidad caída,
presa fácil de la locura
y la belleza.



Poema Plegaria de Eduardo Zambrano



Sin más temores ni remordimiento
elevo esta plegaria al Desalmado.

Él, solo, que solo es alma, me ha dado
la hermosa ironía del sufrimiento
de querer despertar y no despierto
a olvidar lo que el destino ha olvidado.

Si el fruto que me ha sido arrebatado
es castigo: no hay arrepentimiento.

A Ti, Padre, te regreso el perdón
que no me hace falta, porque confío
en tener tu mano cuando el abismo
sea el último reclamo a mi rendición.

No hay en esta oración un desafío:
si lo sé, lo sabes, somos el mismo.



Página siguiente »


Políticas de Privacidad