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Poema En La Sombra de Elías Nandino



Era sed de muchos años
retenida por mi cuerpo,
palabras encadenadas
que nunca pude decir
sino en los labios del sueño.

Era la tierra agrietada,
reseca, sin una planta,
que espera sentir la lluvia
en un afán de caricia
que le sacie la garganta.

Era yo vuelto hacia ti
que nunca te conocía,
porque fuiste de mil modos
en los sueños, en las horas
y en los ojos de la vida.

Eras todo lo que encierra
una expresión de belleza:
la rosa , el fruto, los ríos;
el color de los paisajes
y la savia de los pinos.

Y de pronto, junto a mí,
al alcance de mi mano,
como manojo de trigo
que pudiera retener
sobre mi pecho guardado.

¡Todo tu cuerpo en mi cuerpo,
por el sueño maniatados,
y tan cerca de la muerte
que la vida no sabía
cómo volver a encontrarnos!



Poema Desasosiego de Elías Nandino



El fuego quemo y consume.
El hielo quemo y conservo.

I
Esta inquietud indomable
de estar sin querer estar
y al pisar otro lugar
regresar inconsolable.

Este anhelar incansable
de partir para llegar
sin nunca poder llenar
mi soledad inmutable.

Este meditar extremo
que inquiere, desesperado,
a lo invisible que temo.

Y en mi fuego, congelado
solo y a solas me queme
en deshielo enamorado…

II
Esta esperanza encendida
que me lanza a caminar
en un constante buscar
la emoción desconocida.

Esta lucha sumergida
de creer y de dudar
y, a mi juventud perdida,
sin que la pueda olvidar.

Este pensar que no sabe
nada de nada y que quiere
que ya la vida se acabe,

y la muerte que no hiere,
y el alma que ya no cabe
y en lenta asfixia se muere.



Poema Dentro De Mí de Elías Nandino



Con los ojos
altamente asomados a la noche
contemplo las estrellas
y, dentro de mí,
en el río incansable de mi sangre,
las siento y las descubro
reflejadas,
luminosas y hondas,
como si mi entraña fuera
el mismo cielo
en donde están ardiendo.



Poema Décimas Al Corazón de Elías Nandino



I
Corazón: no te atormentes
porque traicionen tu amor,
espera un tiempo mejor
y jamás te desalientes.
Soporta el dolor que sientes
hasta que tu vida obtenga
la rebelión que te abstenga
de añorar lo que se fue,
y a solas medita que
no hay mal que por bien no venga .

II
Corazón: no estoy cansado
de tanto querer amar
y de amar para buscar
el amor que no ha llegado.
Sigue conmigo enraizado
en un pacto que persista
mientras la esperanza exista,
que aunque Suframos engaños
no hay mal que dure cien años
ni cuerpo que lo resista.

III
Corazón: ¡cómo has sufrido
por mi culpa! , yo lo sé;
pero no pierdas la fe
ni ya te des por vencido.
El amor que no ha venido
pronto vendrá, ten confianza,
y sin medir la tardanza
que en mí tu vigor perdure:
que mientras la vida dure
lugar tiene la esperanza.

IV
Antes, al verte sufrir,
corazón, yo no entendía,
y aunque tus penas veía
nunca las pude asumir.
En cambio, hoy sé compartir
el suplicio que te enciende,
porque ya mi vida entiende
que existen, en conclusión:
razones del corazón
que la razón no comprende.



Poema Décimas Al Amor de Elías Nandino



I
Amor, amor traicionado
por mí -que tanto te quiero-
al imponerte el sendero
en que has sido desdichado.
Amor, por mí atormentado:
ya no puedo remediar
mi culpa y hacer llegar
lo que tu anhelo esperaba.
Amor, mi vida se acaba,
ya no es tiempo de empezar.

II
Amor: avidez errante,
torbellino incontenible,
esencia de lo terrible
en incendio alucinante.
Con tu codicia incesante
en mí vives arraigado
y exiges que, enamorado
me entregue cuando me doy.
Amor: ¿no sabes que estoy
sólo de ti enamorado?

III
Eres, amor: sed y anhelo,
hambre, delirio, locura,
azúcar de la amargura
y amargura del desvelo.
Eres infierno, eres cielo,
la esperanza enardecida,
el desangre sin herida,
lo que nos forma y deshace.
Eres la muerte que nace
continuamente en la vida.

IV
Amor: has amado tanto
y sin embargo te siento
férvido, puro, sediento,
sin decepción ni quebranto.
No te mina el desencanto
por lo que has sufrido ya,
ni te importa si será
mentira lo venidero:
porque eres como el venero
que existe por lo que da.

V
Amor, inaudita hoguera
e la entraña del invierno
de mi vida, atroz infierno:
¡cómo crecerte quisiera!,
mas sin dicha y sin espera
a mi muerte me adelanto
y preso en el desencanto
es mi corazón senil:
hielo en martirio febril
descongelándose en llanto.



Poema Debo Llegar de Elías Nandino



Para el poeta Carlos Montemayor

Cuento las horas: fuga indetenible,
vendado navegar en mar sin agua:
incesante caer de vida inerte
en el hambre insaciable del vacío,

Cuento las horas: gotas agotadas,
creciente angustia en resignado avance
que rueda en la cascada del olvido;
rostros que emigran y no vuelven nunca.

Ya se acerca el final. ¡Playa a la vista!
La orden de bajar vibra en el aire.
Debo llegar… Pero llegar ¿a dónde?
y si llego sin mí… ¿para qué llego?

Crece mi duda ante el dilema trágico
en que debo sufrir el desenlace:
de abandonar mi cuerpo a la deriva,
o morirme con él, eternamente.

Sin mi cuerpo no hubiera yo tenido
el infierno carnal que me dio temple,
por eso en él me quedo, hasta que juntos,
al mismo tiempo nos volvamos tierra.



Poema Con Mi Soledad A Solas de Elías Nandino



Amorosamente mi soledad desnuda
me cubre
como sábana de tierna sombra tibia.
Confundidos somos el orbe
donde la palabra impronunciada
construye el diálogo
que el pensamiento escucha.
Su compañía es el regazo
de un amor a oscuras
que, sobre mi piel esperanzada,
inventa la resurrección de los recuerdos.
Junto a sus ojos abro mi conciencia
y leemos los biográficos pasos
que caminan hacia atrás de nuestra historia:
fuegos fatuos, diseños, rostros, ecos,
en inquemante desfile momentáneo
que brota de los olvidos insepultos.

Estoy solo,
con mi soledad a solas,
amoldado a ella
como el vino a los muros de la copa,
y viviendo la íntima galaxia
parpadeante,
de una conversación en las tinieblas.



Poema Casi A La Orilla de Elías Nandino



Al poeta José Emilio Pacheco

Después de lo gozado
y lo sufrido,
después de lo ganado
y lo perdido,
siento
que existo aún
porque ya,
casi a la orilla
de mi vida,
puedo recordar
y gozar
enloquecido:
en lo que he sido,
en lo que es ido…



Poema Atmósfera De Ausencia de Elías Nandino



Vivir la tempestad de los silencios
de tu ausencia inmortal,
palpar tu imagen cóncava, sitiando
mi enardecida espera
con el temblor constante
de no ser y de ser al mismo tiempo.

Delgada sepultura de zozobra
que se ajusta a mi cuerpo
como traje de pulso,
piel a piel confundida;
que camina conmigo a todas partes
sin estorbar mis pasos,
y forma con su tacto de vacío
el idioma del roce
que con mi muda soledad conversa.

Transparencia desnuda
de tu semblante en viento derramado,
que con muros de aroma
encarcela mi cuerpo
y me obliga a vivir, hombro con hombro,
del molde palpitante
de tu ternura muerta,
que de cerca me mira
con sus ojos de helada lejanía…

Latidos invisibles de tu fuga
acosando mi angustia
que, desolada, aspira
el zumo virgen de un llegar a solas
que toma forma, se define en brisa,
me toca, me conmueve, me abandona,
y no deja de estar, huyendo siempre,
pero abrazado de mi pensamiento.

En el vaso febril de mi delirio
la vida exacta de tu ausencia cae
como gota de luz que no se agota
y, de tanto caer, forma una línea
que hiere mi tiniebla
y enciende la obsesión
de sentir que respiro tu presencia.

El aire te pronuncia
con sílabas de asedio,
y estoy seguro que a mi lado vive,
incorpórea y precisa,
la huella misteriosa de tu forma
alumbrando la noche
del profundo universo de mi sangre.



Poema Amor Sin Muerte de Elías Nandino



Polvo serán, mas polvo enamorado.
Quevedo

Amo y al amar yo siento
que existo, que tengo vida
y soy mi fuga encendida
en constante nacimiento.

Amo y en cada momento
amar, es mi muerte urgida,
por un amor sin medida
en incesante ardimiento.

Mas cuando amar ya no intente
porque mi cuerpo apagado
vuelva a la tierra absorbente:

todo será devorado,
pero no el amor ardiente
de mi polvo enamorado.



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