Cuando descorro las cortinas,
toda la escena florece:
magnolia, cerezos, melocotonero
y ahora las lilas estallan
con suaves sonidos de púrpura,
el golpe en el gong.
Aquí estoy vanagloriándome
en medio del gran desperdicio:
mil millones de flores de cerezo de mi jardín
se hielan en una noche.
Pero el mirlo exulta, siente
las lombrices de tierra creciendo bajo sus patas
y las baila afuera.
Así miles de flamencos registran minuciosamente
las lagunas buscando gambas
y todos los días hay bastantes gambas
para dejarse tragar por miles de flamencos
hasta que se tiñan de rosa
a su gusto.
Todo el desfile desfila,
-quarks y leptones todos-
y se transforma en otro desfile;
ignoramos cuál sea.
Estamos mirándolo,
pertenecemos totalmente al mundo, ¡ay, peor!,
en él consistimos y seguimos
con o sin deseo, gusto y fines .
Y yo en cuanto a eso:
no tengo que hacer nada,
nada urge, todo ocurre por sí mismo.
Soy hombre, es decir estoy de vacaciones.
Por casualidad o no, en Rijmenam
en el planeta Tierra.
Pero significa también
¡fuera, trabajo!, ¡fuera, política!
Soy como un espectador
en el palco más privilegiado.
¿Por dónde cae el Este, donde se levanta el telón?
No te preocupes, la luz conoce cada senda.
Cada alba gloriosamente brilla
ex oriente lux
desde todas las regiones celestes.