poemas vida obra felix de azua

Poema Memento En La Feria De San Isidro de Félix De Azúa



De poco corazón poco elegíaco cansado de la ciencia
no leídos los tristes libros las oraciones ambiguas
embarcado sin reloj de pulsera desconociendo las estrellas
cansado de la sabiduría el astrolabio es un nominativo.

También el movimiento cansado y arrastrado
metronómico por ser numeración no nombre
el tren recorre el puente y luego cae.

Poco noctámbulo pero desorientado y afligido
de desconcierto enmarañado en las acciones irregulares
los verbos los pronombre castigados de cara a la pared.
Completamente amable.

La ceniza de toda la ceniza ceniza enamorada:
lo priápico amordazado y seco tembloroso
para hacerse un amuleto contarlo a los amigos
para lanzarse desde el último piso.



Poema La Niña De Diez Años de Félix De Azúa



La niña de diez años, allí, bajo el sombrajo
(una vela de cruz, luminosa y salina)
con el racimo en alto me pareció Judith
y su presa Holofernes con zarcillos azules.

Del automóvil blanco, de sus puertas abiertas
al aire abrasador y la luz cenital,
llegó un recuerdo blando de alquitrán o betún
que me hizo apoyar la mano en el tabanco.

Se puso en pie despacio, sosteniendo el racimo
como si de su codo aún pingara la sangre.
Brillantes y calientes, con obscena abundancia,
sus ojos y los granos de polvoriento añil.

Sin casi hablar (¿quién puede poner precio
a un racimo de uvas en un día de agosto?)
disimulamos ambos nuestro mutuo interés.
Así los orientales mercaban sus tapices.

Más tarde comenté la intimidad del monte
sin prisa y sin respuesta, pues tanta soledad
somete al tiempo.
Colgué de la romana un billete discreto,
dije adiós y me fui con diez años de menos.

También el cielo morirá cuando muera la tierra,
pensé como consuelo.
Cuando muera la viña, la tierra morirá,
me dije luego.



Poema Función Superestructural de Félix De Azúa



Literatura es la forma de historia
como si hacer poesía fuera la leyenda de una sola palabra
monasterios helados la tinta fue sacada con pólvora
desde el puente de mando o ante las ruinas
nadando para cruzar el río o unidos a naciones extrañas
meditativos -la aristocracia es la esencia de la literatura-
al borde del río y del sepulcro.
Una forma de historia muy sutil
no por eso menos unida a la guerra y los dioses
enamorada de lo imperecedero -soberbia, sí-
( oh Señor Dios de los ejércitos )
fragantes y coquetas cuando los nobles cortesanos
unían ambos polos largas colas y puños esmaltados
buenos tiempos para volver a Anfriso y Galatea.
La gran forma de historia Tod ist Freude madre
atlantes rubios antropófagos.
Al disfraz de método y sistema
medio ciegos mezclados hacia dentro hacia fuera
descubiertos en sucios barrios conocidos cuartos
detenidos junto a bacantes y corruptos senadores
subidos en el veloz camión hacia la cárcel
tan arrepentidos como inocentes. Literatura es la historia
letra de historia donde la lupa puede ver los sistemas
en frases que se muerden la cola
rastrear entre palabras victoriosos términos
capítulo final antes de abrir epílogos de la materia.



Poema El Jugador De Dátiles de Félix De Azúa



El pentotal paqué
Oliverio Girondo

Me dan los dados, dicen: ¿tiras o la muerte?
con ellos juegas con su juego vives
donde nace la fórmula te haces
donde se rompe acabas.
Y si te dan los dados te dirán: ¡juega la vida!
porque los dados son la cara del insomnio y la pena
y otros hasta doce retratos. Por eso te dirán:
apenas dejo yo dinero en este par
¡ya!, dobles, para ti la suerte
-Para mí la desgracia, centeno y sidra, esa fue mi desdicha.
Rancio es el olor de la taberna, sé lo que juego
y si lo arriesgo es ocio, no aventura.
-¡Tira los dados! Seis figuras contiene cada uno
la muerte se desliza entre los puntos negros
suma su sino goza la ganancia.
-Tirar pá qué. Los pentotales nada.
-Para eso estamos, dale ya, no jodas.
Tiro, rodean el tablero, giran matan.
-Mal paso.
Siempre fue así, entre cebada y hule de pequeño
ahora de grande con acero y cristal.
Cojo los dados, los peso, arrojo y ¡dame!
azar, peso del tiempo, sacrilegio,
cantan bailan suben bajan regocijo geométrico
galanteo de puntos. Resultado.
Avena y trébol, tristeza misma de bacalao y patata
norma del hombre que nunca fuese al cine.
Esto es así:
comprender que las fórmulas vacilan ante la regla
la matemática se incendia ante el derecho
lo abstracto teme a la barbarie del fascista concreto.



Poema Ahora Es Mi Turno, Cuando Cierro Los Ojos de Félix De Azúa



Ahora es mi turno, cuando cierro los ojos
y me olvido de ti, de tu salvaje higuera y tus higos salvajes,
cuando tu carne, como un libro de cuentos, resplandece en la noche
a la luz de un hogar mediterráneo;
y me dejo cegar por el brillo solar de la memoria
mientras mi cuerpo entero se quema en un chispazo.

Ahora infantiles yemas te descubren, y entre las llamas muertas
rescato el viejo yugo, los utensilios viejos y las viejas guirnaldas
del buey, de la cebada y de la Pascua de Resurrección.
Es mi turno, no el tuyo. Te levanto en mis palmas
como se exponen los recién nacidos
a las nubes plomizas, irritadas
como vacas repletas que atronan el establo
los campos secos, el pozo, la uva amarga.

Pero tú, hecha una niña, también tientas las ubres, y arqueada
jadeas entre brasas; es mi turno y tú danzas
resonando perpleja y sonriente,
átomo, brizna, astilla de una combustión
que no puedo pensar sin sentirme infinito.

Tus yemas y tu sonrisa atónita me invitan al incendio…
pero me venden luego por la espalda como cosa fútil,
como ese azar minúsculo, gratuito
que te alcanza las nubes y se empeña en durar.

Y mientras tú contratas con terribles clientes
a los que yo sólo conozco por el nombre,
y cuyas sombras, mantos, miradas esquinadas,
me hacen alzar la sábana aterrado;
hundido al fin, hundido,
olvidado por fin, perdido y solo, cobijado en mí mismo,
puedo gritar, gritar hasta romper el techo y por la grieta ver
la esplendorosa faz sin ojos y sin boca
que me agarra del cuello y me disuelve en risas,
fuego de azufre, espanto y aroma de castaños.



Poema Soldadesca de Félix De Azúa



Lenín piensa en Finlandia

Las fauces del tigre están llenas de sangre
el hombre libre merca sus lágrimas de plata sus gestos
suena un pistoletazo en el barrio judío
una conciencia más que explota dice el Führer

No tengo carros ni munición ¡aguantad como podáis!
el coronel telegrafista mueve la manivela
pensando en su mujer (una georgiana sentimental)
y el carrusel aquel de Beograd ambos sin pasaporte

Como si hubieran sido higos podridos
la lengua de la hiena está irritada
¿cómo dices que llaman en tu tierra a las mujeres de la vida?
¿y a las que nunca te dejan hacer nada?

Duerme la tarde y oscurece las suaves torres
ciruelas malvas como atacadas por un hielo salvaje
la brigada hace guardia en San Juan de Acre son
como avispas doradas a la luz de un quinqué

Todo esto sucede en Moscú en enero de 1919
cuando por el más largo corredor del Palacio de Invierno
el caballo de Kornilov galopa enfurecido.



Poema Taparrabos de Félix De Azúa



power

El oro tiene tantos significados
cuando tu mano pueblan los anillos
o perforando el labio
el largo clavo dobla las comisuras
¿qué peso lo transforma?
El color hace la piel más negra
porque peso y color son para ti lo mismo
un peso blando un color puro
hacen la máquina para los sacrificios
dan la orden de que se inicie el rito.
Cargados de oro pues
lamidos por serpientes, cubilete de los significados
convertidos en sacerdotes de aquella religión.



Poema Tamerlán de Félix De Azúa



guevara

La gente dijo de él que fue muy frívolo
juventud amor y muerte: la flor entre los huesos.
La gente dice que su muerte es bienvenida
pero muchos lloramos, la célebre experiencia
el sereno final.

Le rezamos rodeando el catafalco y observando
cuervos ansiosos por besar su carne.
Somos nosotros los cirios, cuatro hermanos
y sus coronas fúnebres
a nosotros sorprenderá la aurora cubiertos de rocío.
Cuando todos descansen empezaremos a cavar su hoyo
¡nueva matriz! , que de ti salga un nuevo Tamerlán.



Poema Romance Tecnócrata de Félix De Azúa



Silbando su tonada hacia la izquierda
con el tren bajo las nalgas de melocotón
el pecho atravesado todavía por una dentadura
y desdén de la pierna por la media de nylon
camino de la ventilación de un asunto amoroso
se lanza al mar y pide dos horchatas
brindando con el aire «¡salud salud!»
se acerca entonces el bruñido atleta
«sé lo que pasa y que tu weltanschauung
la voluntariedad, quiero decir;
él en cambio -plagiando a Scott Fitzgerald-,
es escolástico hasta en la compra de tabaco».
Ella grita con júbilo y sonríe
por la noche y en íntima fusión los dos orines
cantan a dúo:
-«Nada tan claro como las ciencias del espíritu
nada tan taylorista como la psiquiatría «.



Poema Isaías de Félix De Azúa



un guardia va de rojo

Se avecina la muerte va a empezar el deshielo
y mira al Este.
Del bosque bajan las ardillas los pinzones
en tierra dejan caer sus plumas.
Mira al Este ¿sabes
que empieza ya el deshielo?
Viene la muerte
canción de la Comtesse de Die, el arpa de Nerón
algo que cante la Roma del deshielo nueva Roma.
Porque el deshielo viniéndonos del Este
borrará nuestros caminos vecinales
la cascada que arrasará los bosques
no quedará una casa
y bajarán a flote en la avenida
la catedral de Amiens ¡oh violín de Cremona!
El hielo muere al Este
y ya no queda tiempo para un dique.



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