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Poema Íntegro de Francisco González Léon



Tardes de beatitud
en que hasta el libro se olvida
porque el alma está diluida
en un vaso de quietud.

Tardes en que están dormidos
todos los ruidos.

Las tardes en que parece
que están como anestesiadas
todas las flores del huerto,
y en que la sombra parece más sombría,
y el caserón más desierto.

Tardes en que se diría
que aun el crepitar de un mueble
fuera una profanación
de absurda cacofonía
y herética intromisión.

Tardes en que está la puerta
de la casa bien cerrada
y la del alma está abierta…

Tardes en que la veleta
quieta en la torre no gira
y en parálisis se entume,
y en que el silencio se aspira
íntegro como perfume.



Poema Suenan Las Iii de Francisco González Léon



La grande habitación
que el grande espejo
agranda más.

Sobre la antigua consola,
el viejo reloj de bronce
bajo el fanal de cristal;
y penumbras y friolencias
en que la poquedad
de mi lámpara,
no basta a evaporar
el frío de mi soledad.

Escenas y efemérides vacías;
lógicas y rebeldías
intrincadas en lances de episodios
que baraja en su código el azar:
Proceso nocturnal de hora callada
en que el alma ya no espera nada,
porque fuera impudor esperar.

Anémica la lámpara vacila;
afuera sopla el viento.
Se perfil la noche y se acelera.
Y en despertar soñoliento,
como arrastrando los pies,
sonámbulo el reloj balbucea lento:
Una,
dos,
tres.



Poema Soldaditos De Cristal de Francisco González Léon



Lluvia del aguacero,
lluvia de agujas de acero,
lluvia llena de olores y de ruidos
que me mueves el alma y los sentidos.

Qué lejana visión en ti se afina:
Cuando eras citadina…
Cuando eras pueblerina…
Cuando eras campesina…

La urbe episcopal, vieja y lontana…
mi pueblo… mi casona… mi ventana…
la granja con su olor a mejorana…
Fresca siempre al caer y siempre bella;
pero ya no eres aquella:

La que con mi devoción
rezaba su honda oración
allá dentro de aquel hueco
barítono canalón.

Cuando eras agua bendita
para mi alma que contrita
y neófita en su emoción,
acaso en ti comulgaba
su pristísima comunión.

Cuando soñaba y soñabas,
cuando te hablaba y me hablabas,
cuando eran alma las cosas,
cuando del patio ancestral
marchabas sobre las losas
en un desfile marcial
de infinitos soldaditos
de ejércitos de cristal.



Poema Siestas Dogmáticas de Francisco González Léon



Apagado y rescoldo aroma
del profuso jazmín del corredor;
siesta cálida
en que es pálida
la emanación de la flor.

Llave del agua que tintinea
su gota pertinaz;
grifo de cobre, donde
a beber la gota de agua
disfrazada de monjita
se aproxima la torcaz.

Siestas dogmáticas de canónigo en el coro;
oro agresivo de calientes siestas…

Y estas quietudes de los canarios en la pajarera
bajo la red de alambre;
y esta hambre espiritual;
y esta íntima divagación;
y la ronca intromisión
del reloj familiar que se propasa,
cuando enturbia el silencio de la casa
tañendo su bordón de catedral…



Poema Rumores de Francisco González Léon



El nocturno abecedario
que nos habla en su dialecto
del insecto que en las noches
y en insomnios acompasa
sus rumores en sordina
con la ruina de la casa.

La puntual destiladera
conque ritmos de clepsidra
nos hidrata la emoción
con la nota de la gota
que al caer sobre del agua
dentro a la húmeda tinaja,
metaliza una canción.

Los ladridos que a la luna
lanza un famélico can;
los pasos que a media noche
oímos pasar por la acera
sin saber a dónde irán.

Y el ratoncillo que roe;
y el reloj que dio la hora;
y el viejo mueble que cruje
y las sombras en derroche.

El viento entre las rendijas…
¡Rumores de media noche!



Poema Romanticismos de Francisco González Léon



Viejas cajitas de música,
viejas cajitas de laca,
cuya tapa en rectángulo decora
la quietud de una pérgola,
o la prez
de los cármenes de Aranjuez:
Cajas de música de las que ya no vienen ahora.

Todo un mecanismo demodado:
un peine de acero,
un cilindro que gira,
y sobre
la mecánica del cilindro,
minúsculas púas de cobre.

Cajas de música acuosa
que cuantas veces las oigo tocar,
me dan una cosa
que en mí se pone a llorar.

Gotas de agua que caen sobre agua;
timbres de són gutural;
notas precipitadas en cascadas,
o lentas y prolongadas
como por un pedal.

Canciones de un oleaje de laguna
bajo el fulgor de la luna;
arca donde el Ideal se embarca;
cántico que me torna romántico;
música, que cuando toca,
el corazón me toca y me lo aloca.

Vieja sala, luz escasa,
silencios en la calle,
silencios en la casa;
espíritu alelado
que se embarga con voces del pasado…

…Una ruta tal vez que se bifurca,
o el último cequí de mi caudal;
y un viejo mecanismo y un peine de metal,
que repasan llorando una mazurca
o una pastoral…



Poema Procesional de Francisco González Léon



Aquella Hermana de la Caridad:
aquella Sor Asunción,
que bajo la toca
lleva una boca
de forma de corazón.

Corazón que es dilución
de una escala cromática:
(el color del labio superior es sonrosado,
y rojo ultrasanguíneo el inferior).

Aquella monja que se parece
a una artista de cine, de película italiana,
que yo vi bajo la luna,
en el auge lumínico de una
convaleciente noche de abril.

Monjita que a la artista te asemejas
en la dulce mansedumbre de tus ojos
y en el rictus doliente de tus cejas.

Tarde de procesión en los claustros del Hospital.

Palio que es un toldo al SACRAMENTO
formado por bordados de un gran chal.

Temor de los gorriones del jardín
que vuelan desde el boj de los parterres
hasta un alto pretil,
si miran la invasión
de la procesión.

Enfermos que se asoman hasta el marco
de una vidriera cercana;
tintineos de una campana;
todo un frívolo ocaso que se esponja,
y acaso, mi indevoción,
si miro que aparece aquella monja
de boca de corazón…



Poema Panoramas de Francisco González Léon



Panoramas de la mañana
que alcanzo desde mi ventana.

Sillares y molduras de la iglesia
que se detallan por lo tan cercana.

Mañana ventosa
que en el arbolado de la plazuela
combina en los ramajes
muecas y caras,
risas y cabeceos,
cual si fueran los de un corro
de vecinos en chismorreos.

Unas golondrinas
violentas platican
sobre una cornisa;
y bajo el alero
se engríe un panal,
que tiene la traza,
como de campana
de papel de estraza…

Y aturde en la torre una otra campana;
(pero de verdad:
una vieja esquila
que tiene voz de chiquilla
y un siglo de edad.)

Repica y se aloca,
voltigea y toca,
de prisa, de prisa,
pero tan de prisa,
que la vieja loca
se ahoga de risa…

No sé qué prefiero:
si el panal callado bajo del alero,
si el cinematógrafo del arbolado,
o si de la esquila la prisa y la risa
dentro del campanario de torreón longevo,
y que así me aclara la impresión precisa
de loca gallina que se escandaliza
porque puso un huevo…



Poema Palabras Sin Sentido de Francisco González Léon



Aunque la mañana está soleada,
tiene algo de una celda abandonada.

Habla la casa porque está callada;
y en un encogimiento del espíritu,
se me forma algo intrínseco…
…por nada.

Palabras sin sentido;
ecos de quién sabe qué ruido
se repiten las cámaras desiertas
de la desierta casa en el olvido.

Hay un rumor como el del agua de un
surtidor.
Quizá el viento que se aleja,
y que al alejarse deja
la cúspide de una queja.

Voces sin voz que entiende el corazón;
rumores que así van de pieza en pieza;
palabras sin sentido;
ecos de quién sabe qué ruido,
que ponen diafanías a la tristeza.



Poema Los Cuartos De Hora de Francisco González Léon



Dos gotas de cristal que rebotaran,
y al rebotar sonaran
con timbre desigual: tín… tán… tín… tán.
Así suenan los cuartos de las horas
del reloj parroquial.

La noche es una lámina astronómica
de mármol, donde van
rebotando los cuartos de las horas:
tín… tán…
tín… tán…

Pienso en la ausencia de la vieja casa;
el amplio comedor dado de cal;
la cantera porosa en que se filtran
alternas gotas que también dirán
al caer sobre el agua de la cántara:
tín… tán…
tín… tán…

Los sueños andan por la cabecera;
la alcoba memora la vieja y casera
canción primordial:
Señora Santa Ana, ¿por qué llora el niño?
que es como un perfume en la oscuridad.

Voces de la noche que son el cuadrante
que el tiempo avalora:

Con seguridad;
una hora antes del amanecer,
el grillo se calla;
y en integridad,
el reloj caduco y comanditario
antes del signo XII
cuatro cuartos da
que de a dos en fondo,
prolongan la hora:

Tín, tán.
Tín, tán.
Tín, tán.
Tín, tán.



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