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Poema Ángelus de Gerardo Diego



A Antonio Machado

Sentado en el columpio
el ángelus dormita

Enmudecen los astros y los frutos

Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos

Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas

La vida es un único verso interminable

Nadie llegó a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín

Olvido.

El ángelus ha fallecido

Con la guadaña ensangrentada
un segador cantando se alejaba.



Poema Amor de Gerardo Diego



Góngora 1927

Era el mes que aplicaba sus teorías
cada vez que un amor nacía en torno
cediendo dócil peso y calorías
cuando por caridad ya para adorno
en beneficio de esos amadores
que hurtan siempre relámpagos y flores

Ella llevaba por vestido combo
un proyecto de arcángel en relieve
Del hombro al pie su línea exacta un rombo
que a armonizar con el clavel se atreve
A su paso en dos lunas o en dos frutos
se abrían los espacios absolutos

Amor amor obesidad hermana
soplo de fuelle hasta abombar las horas
y encontrarse al salir una mañana
que Dios es Dios sin colaboradoras
y que es azul la mano del grumete
?amor amor amor? de seis a siete

Así con la mirada en lo improviso
barajando en la mano alas remotas
iba el galán lacrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura

Y vedla aquí equipando en jabón tierno
globos que nunca han visto las espumas
vedla extrayendo de su propio invierno
la nieve en tiras la pasión en sumas
y en margaritas que pacerá el chivo
su porvenir listado en subjuntivo

Desde el plano sincero del diedro
que se queja al girar su arista viva
contempla el amador nivel de cedro
la amada que en su hipótesis estriba
y acariciando el lomo del instante
disuelve sus dos manos en menguante

«A ti la bella entre las iniciales
la más genuina en tinta verde impresa
a ti imposible y lenta cuando sales
tangente cuando el céfiro regresa
a ti envío mi amada caravana
larga como el amor por la mañana

Si tus piernas que vencen los compases
silencioso el resorte de sus grados
si más dificil que los cuatro ases
telegrama en tu estela de venados
mis geometrías y mi sed desdeñas
no olvides canjear mis contraseñas

Luna en el horno tibio de aburridas
bien inflada de un gas que silba apenas
contempla mis rodillas doloridas
así no estallen tus mejillas llenas
contempla y dime si hay otro infortunio
comparable al desdén y al plenilunio

Y tú inicial del más esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un camello
del viento que en tus pechos desaltera
Y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis

Yo extraeré para ti la presuntuosa
raíz de la columna vespertina
Yo en fiel teorema de volumen rosa
te expondré el caso de la mandolina
Yo peces te traeré (entre crisantemos)
tan diminutos que los dos lloremos

Para ti el fruto de dos suaves nalgas
que al abrirse dan paso a una moneda
Para ti el arrebato de las algas
y el alhelí de sálvese el que pueda
y los gusanos de pasar el rato
príncipes del azar en campeonato

Príncipes del azar Así el tecleo
en ritmo y luz de mecanografía
hace olvidar tu nombre y mi deseo
tu nombre que una estrella ama y enfría
Príncipes del azar gusanos leves
para pasar el rato entre las nieves

Pero tú voladora no te obstines
Para cantar de ti dame tu huella
La cruzaré de cuerdas de violines
y he de esperar que el sol se ponga en ella
Yo inscribiré en tu rombo mi programa
conocido del mar desde que ama»

Y resumiendo el amador su dicho
recogió los suspiros redondeles
y abandonado al humo del capricho
se dejó resbalar por dos rieles
Una sesión de circo se iniciaba
en la constelación decimoctava



Poema Adiós A Pedro Salinas de Gerardo Diego



El cielo se serena
Salinas cuando suena

Cantan los verbos en vacaciones
jaculatorias y conjugaciones

Yo seré tú serás él será
La imagen de ayer mañana volverá

La imagen duplica el presagio
¿Rezas cuando truena el trisagio?

El mundo se envenena
Salinas cuando no suena

La música más extremada
es el silencio de la boca amada

Amar amar y siempre amar
haber amado haber de amar

Y de la media de la abuela
caen las onzas oliendo a canela

El cielo se enrojece
Salinas cuando te mece

Era tu reino el del rubor
Tanta hermosura alrededor

Rosa y azul azul y rosa
Cuidado que no se te rompa

Y por tus ojos la borrasca
y la ventisca y el miedo a las hadas

El cielo se aceituna
Salinas cuando te acuna

¿No habéis visto en flor el olivo?
Sí no sí no azar del subjuntivo

¿Nunca visteis el otoño del ciervo
no habéis sabido deshojar un verbo?

Llega diciembre y llora el roble
y el cocotero de Puertopobre

El mundo se espanta
Salinas cuando no canta

Cantan los verbos en la escuela
Redondo está el cielo a toda vela

¿Pedro Salinas Serrano? Falta
Y los niños de pronto se callan

Unos en otros buscan amparo
Todo más claro mucho más claro

El cielo quiere quererme
Salinas cuando te duerme



Poema Abanico de Gerardo Diego



El vals llora en mi ojal
Silencio

En mi hombro se ha posado el sueño
y es del mismo temblor que sus cabellos



Poema A Manuel Machado de Gerardo Diego



Porque se llama Manuel
y Machado se apellida,
en su verso Muerte y Vida
juegan partida y nivel.

¿Quién vence? Tablas. Y él,
banderillero de Apolo,
supo, cantó y está solo:
ese poeta chapado
que se apellida Machado
y le llamaban Manolo.



Poema A C. A. Debussy de Gerardo Diego



Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,
giran al aire de la noche hermosa.
Tú sabes dónde yerra un son de rosa,
una fragancia rara de añafiles

con sordina, de crótalos sutiles
y luna de guitarras. Perezosa
tu orquesta, mariposa a mariposa,
hasta noventa te abren sus atriles.

Iberia, Andalucía, España en sueños,
lentas Granadas, frágiles Sevillas,
Giraldas tres por ocho, altas Comares.

Y metales en flor, celestes leños
elevan al nivel de las mejillas
lágrimas de claveles y azahares.



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