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Poema Sencillos Deseos de Gioconda Belli



Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en el pelo
y quisiera besos en la espalda
acurrucos
que me dijeras las mas grandes verdades
o las mas grandes mentiras
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer mas linda del mundo
que me querés mucho
cosas así
tan sencillas
tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero como una gran ola de ternura
deshaciéndome
un ruido de caracol
un cardumen de peces en la boca
algo de eso
frágil y desnudo
como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la
mañana
o simplemente una semilla, un árbol
un poco de hierba
una caricia que me haga olvidar
el paso del tiempo
la guerra
los peligros de la muerte.



Poema Petición de Gioconda Belli



Vestime de amor
que estoy desnuda;
que estoy como ciudad
-deshabitada-
sorda de ruidos,
tiritando de trinos,
reseca hoja quebradiza de marzo.
Rodeame de gozo
que no nací para estar triste
y la tristeza me queda floja
como ropa que no me pertenece.
Quiero encenderme de nuevo
olvidarme del sabor salado de las lágrimas
-los huecos en los lirios,
la golondrina muerta en el balcón-.
Volver a refrescarme de brisa risa,
reventada ola
mar sobre las peñas de mi infancia,
astro en las manos,
linterna eterna del camino hacia el espejo
donde volver a mirarme
de cuerpo entero,
protegida
tomada de la mano,
de la luz,
de grama verde y volcanes;
lleno mi pelo de gorriones,
dedos reventando en mariposas
el aire enredado en mis dientes,
retornando a su orden
de universo habitado por centauros.
Vestime de amor
que estoy desnuda.



Poema Permanencia De Los Jardines de Gioconda Belli



A Carlos

En el enrevesado espeso matorral de mis floraciones
has laborado embriagado de almizcles.
No hay almácigo desperdiciado en este amor
donde a diario te desafío
a que encuentres el brote más reciente.
Nunca dije que sería un jardín de senderos bien
delineados.
Me construí como un jardín tropical y húmedo
con especies imposibles de clasificar
pues siempre quise poner a prueba tus intenciones de
jardinero
domador de plantas y exterminador de plagas.
Te he asaltado por los cuatro costados con enredaderas
tumultuosas
Y huelenoches de belleza mortífera
Y he abierto hojas como alas de sueños selváticos en los
árboles plácidos
que sembraste alrededor de la casa.
En tu alcoba de macho cabrío introduje violetas africanas
y rodeé de jazmines indios los bordes de tus infranqueables
ventanas
-esas que ahora el perfume traspasa con ruido de vidrios
rotos-
¡Qué bien has soportado, mi amante, amadísimo, cuanta
prueba te puse!
Dócil jamás, crezco ahora sin embargo sobre el techo de la casa
Y abrazo esta dulce, fogosa extensión que habitamos
La defiendo con cercos de espinas
Instalo surtidores
Para que no la marchite
Ni la más cruel de las estaciones.



Poema Oscuridades Del Amor de Gioconda Belli



Digo que nuestro amor
ha sido como un crucero de lujo
surcando acerados Atlánticos.
Hemos recorrido sus cubiertas
Y visto desde allí puestas de sol inolvidables
sobre bahías donde casas ocres y naranjas
absorbían la luz como cajas encantadas.

Como joven pareja enamorada
nos hemos deslizado por las pistas de baile
en las fiestas de gala.
Hemos cenado en la mesa del capitán
Y tú has mantenido la conversación amena,
has hecho reír a los comensales
mientras yo, en un silencio adorable, celebraba tus bromas
y reía sin cesar escuchando una y otra vez
las anécdotas, los mitos familiares.
En la suite matrimonial
hemos hecho el amor
como rito de confirmación de nuestra felicidad.

Las historias de nuestra travesía
han sido la envidia de las amistades menos afortunadas.
Hemos construido , con destreza de arañas la tela de la
leyenda
que ahora habitamos.

Esa misma iridiscente felicidad
que, en noches como ésta en que te desquiero,
sueña con mares oscuros
y témpanos.



Poema Oda A Un País Güegüense de Gioconda Belli



Este país me somete a su pasión, a su locura,
a la droga de tardes incendiarias
donde volcanes caminan horizontes abajo
sin que nadie los detenga.

Este país me pone sus pies fríos sobre el pecho
su rostro de máscara ilegible extendido como burla.
Me obliga a implorarle al viento que me explique la
voracidad de este engaño.
El rasguño, el rapto, el olor a podrido que se escapa a veces
de sus flores
más esplendorosas.

Este país sabe que no quiero ver su vientre adolorido,
sus vísceras laceradas, las cicatrices de múltiples heridas
la huella de punzantes dardos, de puñales enterrados.

Este país me hace odiar que mis sentidos no discriminen
y borren las visiones oscuras antes de que me toquen:
Espaldas apaleadas que gimen como bocas,
rostros maltrechos desalojados por la esperanza.

Este país suda sus mediodías luminosos
para que yo crea en la torva perversidad de su belleza.
Para que no levante el sudario resplandeciente de sus
paisajes,
y vea a la muerte traficando huesos bajo mis narices.
Embadurnadad de lágrimas me tiene este país.

Sale la luna alfanje a descabezar luciérnagas.
Los grillos cantan notas de sopranos imposibles.
Los vientos alisios revietnan olas invisibles en mi balcón.

Pero ya no hay belleza que me engañe,
ni arrullo que me haga dormir.



Poema Milagros de Gioconda Belli



En la pantalla -mi telescopio hacia el cosmos-
-mi red de atrapar palabras-
aparece un nombre.
Alguien pensó en mí hoy. Allá lejos.
Un mensaje palpita intermitente frente a mí
como un pequeño corazón azul.
Quién te hubiese dicho Flaubert
que tu correspondencia con George Sand
pudo haber sido inmediata.
Nada de escribir a la luz de las velas.
o esperar al caballo o al cartero.



Poema Menopausia de Gioconda Belli



No la conozco
pero, hasta ahora,
las mujeres del mundo la han sobrevivido.
Sería por estoicismo
o porque nadie les concediera entonces
el derecho a quejarse
que nuestras abuelas
llegaron a la vejez
mustias de cuerpo
pero fuertes de alma.
En cambio ahora
se escriben tratados
y, desde los treinta,
empieza el sufrimiento,
el presentimiento de la catástrofe.

El cuerpo es mucho más que las hormonas.
menopáusica o no,
una mujer sigue siendo una mujer;
mucho más que una fábrica de humores
o de óvulos.
Perder la regla no es perder la medida,
ni las facultades;
no es meterse cual caracol
en una concha
y echarse a morir.
Si hay depresión,
no será nada nuevo;
cada sangre menstrual ha traído lágrimas
y su dosis irracional de rabia.
No hay pues ninguna razón
para sentirse devaluada.
Tirá los tampones,
las toallas sanitarias.
Hacé una hoguera con ellas en el patio de tu casa.
Desnudate.
Bailá la danza ritual de la madurez.
Y sobreviví
como sobreviviremos todas.



Poema Invocación A La Sonrisa de Gioconda Belli



Dame la ternura desde el sueño,
dame ese cucurucho de sorbete que tenés en la
sonrisa,
dame esa lenta caricia de tu mano.

Yo te daré pájaros
que cantarán tu nombre
desde lo más alto de los árboles.
Te daré piñas, zapotes, nísperos,
enredaré maizales en tu pelo.
Yo invocaré los dioses de nuestros antepasados
para que caigan tormentas,
para que miedosos y cogidos de la mano,
miremos la furia del rayo y del ralámpago.
Yo tejeré ilusiones con ramitas y hierbas,
tocaré las rocas para que brote agua y nos bañemos,
yo haré poemas, cantos,
mi amor, cuando me hayas mirado,
cuando corra las cortinas del sueño,
cuando me coma el sorbete de tu sonrisa.



Poema Insomnio Con Palabras de Gioconda Belli



De noche las palabras transcurren de puntillas
discretas andan entre los objetos
temerosas del ruido se descalzan
Sobre mis hombros insomnes aletean
el poema me saca de la cama
Tanto silencio rodea mis dos manos
estas que forman signos señales de humo lazos
para llegar a otros y atravesar misteriosas distancias
Quiero decir que vivo quiero decir que quiero
que sufro que me río
que soy un amasijo de mujer al filo de la noche y el desvelo
Mujer de pájaros de estaciones de blanco y negro
Poeta mujer ávida de palabras
en un país con un idioma extraño.



Poema Huellas de Gioconda Belli



Pronto me marcharé a selvas de humo y de concreto
andaré calles de ciudades hostiles
mi nombre sonará a otro nombre
mi rostro parecerá otro rostro
Por eso aquí, esta tarde
así quiero quedarme
viendo desde lo alto mi rebaño de volcanes azules
dejando que el paisaje se me crezca por dentro
que el lago se me instale en los pulmones
que las nubes se expandan en mi sangre
que me nazcan volcanes en los ojos
que esta visión de mito y epopeya
alimente mis ríos interiores
con los que me sostendré
cuando abra la distancia su profunda frontera.



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