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Poema Himno A La Inmortalidad de Jose De Espronceda



¡Salve llama creadora del mundo,
lengua ardiente de eterno saber,
pero germen, principio fecundo
que encadenas la muerte a tus pies!

Tú la inerte materia espoleas,
tú la ordenas juntarse a vivir,
tú su lodo modelas, y creas
miles de seres de formas sin fin.

Desbarata tus obras en vano
vencedora la muerte talvez;
de sus restos levanta tu mano
nuevas obras triunfante otra vez.

Tú la hoguera del sol alimentas,
tú revistes los cielos de azul,
tú la luna en las sombras de argentas,
tú coronas la aurora de luz.

Gratos ecos al bosque sombrío,
verde pompa a los árboles das,
melancólica música al río,
ronco grito a las olas del mar.

Tú el aroma en las flores exhalas,
en los valles suspiras de amor,
tú murmuras del aura en las alas,
en el Bóreas retumba tu voz.

Tú derramas el oro en la tierra
en arroyos de hirviente metal;
Tú abrillantas la perla que encierra
en su abismo profundo la mar.

Tú las cárdenas nubes extiendes
negro manto que agita Aquilón;
con tu aliento los aires enciendes,
tus rugidos infunden pavor.

Tú eres pura simiente de vida,
manantial sempiterno del bien;
luz del mismo Hacedor desprendida,
juventud y hermosura es tu ser.

Tú eres fuerza secreta que el mundo
en sus ejes impulsa a rodar,
sentimiento armonioso y profundo
de los orbes que anima tu faz.

De tus obras los siglos que vuelan
incansables artífices son,
del espíritu ardiente cincelan
y embellecen la estrecha prisión.

Tú en violento, veloz torbellino,
los empujas enérgica, y van;
y adelante en tu raudo camino
a otros siglos ordenas llegar.

Hombre débil, levanta la frente,
pon tu labio en su eterno raudal;
tú serás como el sol en Oriente,
tú serás, como el mundo, inmortal.



Poema Hipótesis De Tu Cuerpo de José Coronel Urtecho



I

Se que no me creeran como a espejo sin fondo
que el movimiento clava tu vórtice de armadas
donde momentos miles primeros segundos en roca a pique
ya me esperaban en ti girando.

Aunque dijera que no tenias mar
ni que toda tu espuma en tu interior de piedra habita
m por sangre espumosa esculpida menos viva
ni carcomida,
smo por la frecuencia de tus pecas algo se congregaba.

Porque esperaban la que eras visible
si es que alzabas las manos de concreto
puesto vestido de labrador ya no tarjeta de visita
mientras hay llamamiento de flores a piano
y con tu duelo gigantesco gastas otra violeta
si solitaria,
lo cual no puede aunque posible.

Todo ello en brisa regular compuesta a sentimiento…

Porque esperaban miedo que te clamara a muerte:
«Yo te comparo a un faro»
explicando tu pelo despacio de noche.

No es comparando.

II

Yo te proyecto desnuda por dentro
como paloma leona interior a la tierra
sin otra sustancia marina que tormenta.

Muerte vida.

Pues o no pasajero por tu frente
(no en pensamiento aquí ni con veneno
que ya serpiente río al pie descabezado
no deja a playa crespa a cantos de sirena
que foca hieda espuma se deshile
ni húmeda luna en brama de animales
largo del arca, dentro quedas mansa
de leonas de palomas de elefantes)
por tu carne de piedra a tu pecho de leche.
Mito en resumen, pero toco.

Vida muerte.

Cuanto camino da a tu ombligo
si hecho raíces ánclote a fondo puerto de tierra
puerta a mi tierra tuya a cerrojo sagrada.

Tesomosme, Mesomoste.

Cávote sepultura en mi otro sexo.
Cávame sepultura en tu otro sexo.
Muéreme Vívote Víveme Muérote
No nos distingo.

Sesamo.

III

Confieso que te arribo puerto si subterráneo
como a la roca en sueño vegetal dormida viva
tengo mi casa allí donde mi araña espero ciego
lo mismo vivo o muerto que tu secreto como silencio.



Poema Hoy Llueve, Es Tu Primera Lluvia… de José Carlos Becerra



MÉLIDA RAMOS DE BECERRA
? 6 de septiembre de 1964



Poema Hablo, Por Hablar de José Antonio Labordeta



Hablo, por hablar,
hoy que está desierto el mar
y una paz agreste invade
estas turolenses llamaradas
de fuego y de dolor.

Hablo del día a día que sucede,
de las tardes que adiós nos despedimos,
de los hijos que llegan,
de las tierras que acogen nuestros cuerpos
y de todo aquello
que va formando, al fin, nuestra figura.

Del paso indefinido
hablo también

y hablo, para quedar en paz con mi conciencia,
del tiempo jamás recuperado,
huido entre sonrisas, adioses y lágrimas,
que nadie reservó para el otoño.

Hablo del campesino y de su hondura,
del herrero que fragua su tristeza,
del minero que invade las entrañas,
del poeta que, a solas, agoniza.
Hablo de mi mujer y su esperanza.

Y hablo de este pequeño dios
que ha entrado en casa,
después de tantos días esperado.

Hablo y hablo
y nunca sé por qué guardar silencio.



Poema Humana de José Antonio Domínguez



Si la conozco bien: si sé que es ella
frívola y desdeñosa y casquivana;
llena de gracia y como pocas bella,
pero de alma insensible, fría y vana.

Si sé que nunca del amor la estrella
en su camino ha de brillar ufana
porque es su pecho de granito y huela
dejar no puede la presión humana.

Si sé que es tan glacial como la nieve…!
Más, a pesar todo, cierto día
la vi leyendo y prorrumpir en llanto.

Duda extraña de entonces me conmueve:
¿Por qué si esa mujer es tan vacía
pudo ante un libro impresionarse tanto?



Poema Historia Conocida de Jose Agustin Goytisolo



Es una historia conocida, amigos,
todos la recordamos,
?viento del pueblo se perdió en el pueblo?
pero no ha terminado.

Hace tiempo hubo un hombre entre nosotros,
alegre, iluminado,
que amó y vivió, cantaba hasta en la muerte,
libre como los pájaros.

¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.
Se estudian sus poemas, se le cita,
y a otra cosa, muchachos.

Pero su nombre continúa, sigue,
como nosotros, esperando
el día en que este asunto, y otros muchos,
se den por terminado.

¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.



Poema Hay Tanta Paz En Regresar De La Cocina… de José Acosta



Hay tanta paz en regresar de la cocina,
volver a la cama donde la carne se pudre
para llenarla con nuestro misterio.
Atravesar el pasillo como si fuera la vida,
sentir el resplandor de todo lo que huye
y se convierte en paredes.
Apartar las cortinas y hallar lo que fue en los rincones:
las pequeñas maldades, la llovizna,
y eso informe que jamás entenderemos.
Un tumulto de pensamientos esperando su turno
a la sombra de la desesperación
cuando ya es demasiado tarde.
Y una voz ausente golpeando la luz,
penetrando en las palabras,
tratando de ser nuestra.
Hay tanta paz en el trayecto, desde el olor del café
hasta el armario, desde los pasos
que ya no parecen nuestros.



Poema High Noon de Jorge Ricardo Aulicino



Plantas que hubiere en el corazón,
magnolias, olmos, paraísos,
gomeros, enredaderas, filodendros,
chopos, sauces, cedro blanco,
sombras que hubiere de ellos.
Arrasado fue todo y recreado.
Nadie cabalga el horizonte y llueve
sobre un pino, un vaso, un pajarito,
la selva que invade los caminos.
El paisaje es otro. Nadie llora.
Y el tren rompe el silencio.



Poema Historia De Amor de Jorge Medina Vidal



Para brillar con idéntica luz los amantes se encierran,
porque no saben si el mundo ha terminado
su destino de lluvias y de niños,
o si el mundo es un No opuesto a la integridad
de sus deseos,
o si el mundo no existe y entonces conviene
apartarse de la nada.

No son el hombre y la muchacha nocturna
que buscan sótanos húmedos y oscuros para entrar y salir
furiosamente. La fruta caída entre los desperdicios
es tan sólo el memento de un estío pasado,
y de una tierra fabulosa
como las entrañas de un toro.
Pero el amor hace que los amantes sean vicarios
de potencias altísimas,
que los mueve a la ira y a romper la pepita de los gameros
ávidos de unidad,
a pisarlos después con asco
porque abren la senda a los números infinitos.

Los amantes necesitan encerrarse,
y cada uno de ellos, que se aman tanto,
cuando se encuentran solos en una ola o en un palacio
-penetrado de silencio- donde ninguna mano
puede violar la intimidad fastuosa,
comienzan a descubrir el tórax, su cintura,
la risa, la cabellera criada entre delicias
y se lamentan.
Sí, pide la historia del amor
el llanto. La risa cumo un grito retorna
a la garganta
y el gracioso la escucha sobrecogido
y ríe, sigue riendo ante su noche.

Qué ver sino los labios unidos. Luces idénticas
que poco a poco dejan de ser lo totalmente otro,
y en el cabello, en la cintura, sienten
que allá infinito
arroyo bajo el valle
nada lo asible puro de la amada.

¿Adónde has visto luego que fueran los amantes?
¿Se apartan y mientras uno habla
el otro llora?
O se dedican a la muerte
en ese día en que pensaron: ?Las mariposas vuelan para nosotros?.
¿Quieren burlarse del insigne fracaso?
Es por eso reconfortante saber que todavía se muere la juventud,
no llegados aquí, a la precisa madrugada,
preparada, en que el hastío los deja cínicos
o rompe el vuelo de su pensamiento.
Felices los necios y los sabios,
los engañados totalmente
que mueren en la fe primitiva
y los que arengan con la conciencia de un gran fraude,
mirando más, mirando más.



Poema Hecha Polvo de Jorge Gaitán Durán



Tanto te amé ese día que la muerte
voló por la ciudad como mil soles,
abeja de mi duelo
en el definitivo verano que te llama.
Fui descubriendo un astro en tu desnudo
tras de mis pasos ciegos por tu sombra,
presente, ocio feroz, donde toda la sangre
al hombre exige lo que para el cielo es imposible.
El mundo, espejo de mi mano iba
como una joya opaca por tus ojos,
te miraba mirar rostros, reinos, memoria
súbita, nube que como una desdicha
pasa por la carne de donde me retiro
desterrado a la ajena imagen que te asalta.
Te fui quitando abrazos, conquistas, el peso
de una dinastía que ahora habita la noche.
Yo te hice habitar en las estrellas.
A ti, arrogancia, cuerpo impenetrable,
la pena de todos vencedora te ha penetrado.



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