poemas vida obra h

Poema Hora Sin Soporte de Isabel De Los Ángeles Ruano



Hoy pierdes un objeto, mañana otro,
como si te arrancaran a pedazos la vida;
te mutilan la voz, te quedas sin lágrimas
te cuentan del suicidio de un amigo.

Mueres a pausas tu también.
de ayer a hoy
cada dolor es una nueva llaga,
en cada instante hay una herida

El mundo de las cosas, caprichoso,
no responde a tus ideas, se te escapan los
objetos
como pequeños tiranos, se te esconden,
y te hacen girar y girar, golpearte la cabeza,
o mascar trozos de papel con ira desbordada.

Pierdes todo lo que has amado,
te hundes sin retorno en cada pliegue del
pasado

Y de súbito un caos interior,
la tempestad, la locura, toda la rebeldía,
lo indescriptible se te mete dentro,
tensos los nervios, los dientes encorajinados…
… y el tedio invencible de las horas vacias…



Poema Hermosura Fatal de Ibn Sara As-santarini



Oh, tú que me atormentas, cuando eres dueño mío,
¿qué quieres con dañarme y torturarme?
Causas admiración por tu hermosura,
mas en ti la muerte se une a la belleza
como al brillo en la espada y en el fuego a la luz.

(Recopilación y traducción de Teresa Garulo, Universidad Complutense de Madrid)



Poema Hablo de Humberto Ak´abal



Hablo
para taparle
la boca

al silencio.



Poema He De Perseguir Tu Cuerpo… de Homero Aridjis



He de perseguir tu cuerpo
hasta donde dos cuerpos pelean
tu callejón oscuro

y peligrosamente el día
tiene contacto con una luz que no le corresponde
para sentirse propio y poseído
hasta donde la demolición de los conjuros
no perdona el rumor de las palabras

he de perseguir tu cuerpo
hasta el fin de tus calles
donde los saludos forman esquina con el viento

y la seguridad imposible de manos conocidas
hace vivir deseos constelaciones
en el solo equilibrio de la sombra



Poema Hamburgo de Heberto Padilla



Aquí los barcos entran lentos,
cuidando no escorar; son contemplados
por el ávido puerto.
La niebla inunda el apacible canal.
Y otros barcos de Holanda, de Suecia,
de Noruega, también entraron
lentos al puerto de Hamburgo
hace cuarenta días.

Para estos barcos vive el puerto,
para esos cruces convenidos
y ágiles.
Y tú esperas, muchacha de Hamburgo,
ajena a la ciudad,
pero golpeada y viva como cualquiera
de sus cosas.
Cuando llegue otro barco
y desciendan los hombres a las calles
de invierno,
te echarás sobre alguno;
harás un lánguido ejercicio
frente a sus ojos nórdicos
(esa noche cenarás como nunca).
Y desnuda en un cuarto de Saint Pauli
serás toda la furia,
toda la fuerza de la vida
empeñada en lograr
la rápida alegría de un extraño.



Poema He Nacido… de Haroldo Shetemul



He nacido sobre las astillas
de este tiempo nuestro
recogido en las mamparas
del llano oleaje
y aún me pregunto
¿cuánto hace que he muerto
y que mi hora ha llegado sin sentir
los pasos que se han vuelto sordos?

No conté ni un gusano de descanso
cuando ya estaba
de polizonte en la remota vida
y ahora ya sólo queda la nostalgia pasajera
de no ser nada
y entre esos que así son
haber retornado con los ojos desvelados
a contemplar los picotazos
del cuervo en la pared
ahí donde se recostaron los pies
y marcaron la huella
de los que parten luego de derrumbarse



Poema Hoja De Otoño de Harold Alvarado Tenorio



Hoja de otoño, no percibes
el saludo y el beso,
el cuerpo detenido en un lecho de aroma,
la mano y el labio en la boca,
la carne y el ojo en los ojos.

Viento de otoño vuelto hacia dentro.



Poema Horas Alegres Que Pasáis Volando de Gutierre De Cetina



Horas alegres que pasáis volando
porque a vueltas del bien mayor mal sienta;
sabrosa noche que en tan dulce afrenta
el triste despedir me vas mostrando;

importuno reloj, que apresurando
tu curso, mi dolor me representa;
estrellas con quien nunca tuve cuenta,
que mi partida vais acelerando;

gallo que mi pesar has denunciado;
lucero que mi luz va obscureciendo;
y tú, mal sosegada y moza aurora;

si en vos cabe dolor de mi cuidado,
id poco a poco el paso deteniendo,
si no puede ser más, siquiera un hora.



Poema Hay Un Tiempo de Gustavo Pereira



Hay un tiempo de echarse a pensar y un tiempo de arder
y días de caer rendidos bajo techo
Un tiempo de amar
hasta el fondo
y días de herrumbre inmersos en nuestras cosas
Hay un tiempo de tender la mano y un tiempo de golpear
y un recuerdo que naufraga en nosotros y un rostro que acaso hemos visto o no.



Poema Helada Voz de Gustavo Osorio



Que vengan esos primeros sueños,
Que vengan con su quemante copa de voces,
No los recordaré
Porque mi cara es otra, y ya no hablo.

Entre tantos afanes,
He deseado que lleguen;
Que llegue, porque sólo es uno.
Y quizás vaya conmigo,
Con su vida fija pegada a mi cuerpo
Como una piel transparente.
Pero ya no lo conozco:
He estado solo, cavando en mi arcilla.
Sale el habitante con su libro de horas
Y se va por entre las cosas,
Con una figura inanimada.
¿Recuerdo, recuerdo todo?
En la noche que brota de la respiración,
Besando el camino pegado a los muros transfigurados.
Todo es distinto.
Desesperado, me maldigo
Porque nadie pasa por mi lado,
Y el fuego se hiela entre los ciegos sonrientes.

¡Ay, cómo volver a poseerte, fuego obscuro
Que yo sabía hallar!
¡Cómo rodear de nuevo la tiniebla, sin tocarla,
Hasta caer en el confuso patio
LLENO DE SANGRE!

¿Será preciso decir alguna verdad siniestra?
Yo no puedo, mientras mis días sean sutiles
Como un espacio de esperas.
No puedo, porque me preocupa la santidad
Y acumulo méritos para seguir muriendo.
No puedo,
Porque las piedras de mi casa crecen cada noche
Y ya no sé dónde estoy.

Pero ¿para qué seguiré escondiendo la visión
A todos los ojos?
Ella se adelanta a mi voz
Y dice a todos mi nombre.

A todos calienta con su mano encendida
Y en el día escandaloso,
En el corro de las presencias enemigas
Me denuncia y me abandona.

¡Qué falso brillo se junta en la bajada!
¡Qué ambiguo ser atraviesa por nuestra imagen
Para apagar el último cirio!

Los sueños hechos por ajenos dedos,
Y la puerta que de pronto se abre
Para dar paso al agua,
Y el atardecer ancho y fijo como sordo tatuaje,
Todo esto es lo que va a quedar sobre mí
Cuando desde el pozo profundo
Sólo vea una luna terrible
Y nadie oiga mis gritos.



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