poemas vida obra h

Poema Habla La Nieve de Max Jara



Mi vida cristalina
es azahar y mortaja.
Yo soy la inaccesible peregrina
que muere cuando baja.
Soy un silencio grave,
soy ala en agonía.
No hay quién la hiel de mi pureza lave.
Soy la melancolía.

Soy la única, la sola,
condenada a posar sobre la cumbre
cuya serenidad augusta viola,
con sutil pesadumbre,
mi beso que su flanco desmorona
y su línea pervierte,
mi beso que corona
con sudario de muerte.

De la línea dormida
de pasiones que fueron,
en la ondulante y secular caída
del mago ventisquero,
resbala con isócrona armonía,
en la trémula gota,
el ansia de los días
que del silencio de mi forma brota.

Tiembla y vacila su virtud serena,
suspensa ante el horror del precipicio,
cual una casta pena
en la noche del vicio.
Música de mujer hay en la fuente
y va cantante hacia el dolor futuro,
envuelto por la bruma del poniente,
insaciable y oscuro.



Poema He De Irme… de Matilde Alba Swann



He de irme, dejando,
mi ruego de piedad por los rincones,
con mi pobre voz quebrándose y con mi cansancio,
en alguna noche
en que la luna llena se vuelque por mi cuarto.
Silenciosamente
y con la brisa última que aliente de mis labios,
apagaré mi lumbre
y saldré despacio, dispersando en el aire
los besos que me queden
para tanta criatura que no ha besado nadie.
Saldré sin despedirme, acariciando…
He de rogarle al viento que me preste su mano
y rozaré los árboles dormidos a mi paso.
Partiré con un cielo tan azul y tan diáfano
que parezca increíble.
Y cantaré al espacio con la voz imposible
de mis venas sin sangre,
para todos los niños que se duermen sin madre.
Por encima del árbol, más allá de los pájaros,
al borde de las nubes se extenderá mi abrazo.
Desvanecida en luna penetraré en el rayo
que ilumine la almohada de los que quiero tanto.
Y volveré en la lágrima de los niños que sufren,
y volveré en un beso sobre su pie descalzo.
He de irme dejando
mi ruego de piedad por los rincones
en la hora increíble,
acariciando…



Poema Hablemos Del Lobo de Mario Trejo



Solidario en la nieve olfatea
Perseguidor de huellas y tufos

La víctima comparece

Salto
Dentellada
Sangre sobre la nieve
Breve pasión que otro verdugo
Desde lejos
Abolirá de un balazo

El reino de la necesidad no conoce moral.



Poema Heridas de Mario Noel Rodríguez



a David Escobar Galindo

Sombra, catacumba, delirio,
ciclón, gangrena, pústula, grano,
desesperanza, esputo, roto lirio,
caída, pólvora, cornada, marrano.

Puñalada, tisis, divorcio,
misil, convulsión, úlcera,
abandono, jaqueca, humo, consorcio,
pornoteca, pedrada, cáncer, balacera.

Guerra, perra, sordera, cojera,
guerra, aterra,
guerra, sierra, combate, tontera.

Guerra, herida, Paz,
guerra, doble perra.
Te entierro con vida, rapaz.



Poema Historia De Amor Contada Por Una De Las Partes de Marilyn Bobes



Nos conocíamos bien
pero nos perdonábamos.
Tú decías amar mi pelo largo
y esta costumbre de leerte versos
que por entonces creía memorables.
Luego fui demasiado complicada.
Teorizaba mucho
y no aprendía a cocinar.
En una palabra:
te faltaba el cariño necesario.
Todavía pregunto de qué cariño hablabas.
Qué revisión de causa te hizo creer
que el amor tiene fórmulas
y leyes postuladas por refranes.
Todavía pregunto de qué cariño hablabas
y me duele cambiarte por palabras
en esta noche en que me siento
a teorizar conmigo
mientras afuera llueve
y tú
sentado ante la mesa de otra casa
esperas el café
que una mujer
de pelo corto
te prepara.



Poema Historias… Historias… de Marilina Rebora



«En tiempos de las hadas y de la hechicería…
cuando la reina cruel consultaba su espejo…
el duende Trasgolisto su sábana extendía
y los siete enanitos pasaban en cortejo…

»Cuando la Cenicienta perdía su zapato…
cuando Caperucita visitaba a la abuela…
cuando las botas mágicas calzábase el Gato…
y, al par que Jack trepaba, crecía la habichuela…»

La niña, ya impaciente, con la historia termina,
colgándose amorosa del cuello de la madre:
«Pero, Caperucita, ¿no tuvo padre?
¿Por qué la Cenicienta se queda en la cocina?
¿Y cómo a vivir sola no se va Blancanieves?
¡No cuentes, madre mía, historias para bebes!»



Poema Hombres Al Natural de María Sanz



Son seres grises,
inequívocamente masculinos,
que lo mismo me envían
algún ramo de rosas
con cuatro plenilunios de retraso,
que intentan sorprenderme
al llegar en su lata
(léase coche) último modelo
donde se sienten mágicos.

Seres brillantes,
portadores de un agua de colonia
que anuncia su presencia
con cuatro primaveras de adelanto;
hombres al natural, de calle y riesgo,
que buscan evadirse
llevándome a cenar. Puedo ingerirlos
antes de que caduquen,
pero se me indigestan
media hora después, y no merece
la pena estropear esa velada.

Madre Naturaleza,
los pones a mi alcance, y agradezco
tus sabias intenciones.
Pero yo siempre he sido
inequívocamente femenina,
y declaro ante ti que cada vez
es mayor la distancia que nos une.



Poema Heroica de María Eugenia Vaz Ferreira



Yo quiero un vencedor de toda cosa,
invulnerable, universal, sapiente,
inaccesible y único.

En cuya grácil mano
se quebrante el acero,
el oro se diluya
y el bronce en que se funden las corazas,
el sólido granito de los muros,
las rocas y las piedras
los troncos y los mármoles
como la arcilla modelables sean,
A cuyo pie sin valla y sin obstáculo
las murallas amengüen,
se nivelen los pozos,
las columnas se trunquen
y se abran de par en par los pórticos.

Que posea la copa de sus labios
el licor de la vida,
el virus de la muerte,
la miel de la esperanza,
las beatas obleas del olvido,
y del divino amor las hostias sacras.

Que al erótico influjo de sus ojos
se empañen los cristales,
la nieve se calcine,
se combustione el seno
virginal de las selvas
y se empenache con ardientes ascuas
el corazón de la rebelde fémina.

Que al rayar de su testa iluminada
resbalen de las frentes
las más bellas coronas,
los lábaros se borren,
repliegue sus insignias
la faz del estandarte
y vacilen los símbolos ilustres
sobre sus pedestales.

Yo quiero un vencedor de toda cosa,
domador de serpientes, encendedor de astros
transponedor de abismos…

Y que rompa una cósmica fonía
como el derrumbe de una inmensa torre
con sus cien mil almenas de cristales
quebrados en la bóveda infinita,
cuando el gran vencedor doble y deponga
cabe mi planta sus rodillas ínclitas.



Poema Holocausto de María Eugenia Vaz Ferreira



Quebrantaré en tu honra mi vieja rebeldía
si sabe combatirme la ciencia de tu mano,
si tienes la grandeza de un templo soberano
ofrendaré mi sangre para tu idolatría.

Naufragará en tus brazos la prepotencia mía
si tienes la profunda fruición del oceano
y si sabes el ritmo de un canto sobrehumano
silenciarán mis harpas su eterna melodía.

Me volveré paloma si tu soberbia siente
la garra vencedora del águila potente:
si sabes ser fecundo seré tu floración,

y brotaré una selva de cósmicas entrañas,
cuyas salvajes frondas románticas y hurañas
conquistará tu imperio si sabes ser león.



Poema Huir de María Eugenia Caseiro



El temor
atrapa lo que queda de tus ojos
el destello fijo en la carrera
terrible claridad sin muerte como agua
en la pureza de tus pies tan blancos
conejos que saben huir.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



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