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Poema Horeja de María Eugenia Caseiro



la horeja se desbiblia de hoy
sale del libro perfumado de fantasmas
de porfías ortográficas
a tocar estatuas nuevas;
tiembla en la lengua
con la virginidad intacta
crecida y espumosa
en el estribo feliz del laberinto óseo
de haches redondas y sin frenos
agitada cognoscencia
del secreto en el órgano de Corti

horeja sin sombra rodea y ama
respetando la voz de la caricia sin conjeturas
donde la mano se detiene
donde la música acierta la estocada
donde emblanquece la risa
donde al desnudo,
el papel abre la puerta

horeja de oír la calandria en celo
entrando en el vestíbulo, deliciosa
frutal en la humedad exacta de la playa
en los canales semicirculares
en el caracol
sin envoltoriedades, holiendo
las cinco estaciones sin quebranto
en el cielo amarillo de tantos soles
espacio cóncavo que desordena y canta
sueño convexo
reclinado en la palabra destilada
COMO EL RAYO
horeja nueva de caminos
donde aún está lo que no muere
perfectamente combada en el ámbar
en la letra de volumen y cuerpo
en la sinestesia sinfín de los sentidos

horeja desdoblada en la sonrisa
dejándose llevar
sin retruécanos
por los pies descalzos del abrigo;
tintineo inmortal de martillos y yunques
de trompas de Eustaquio
de fina luz de tímpanos rumberos
de prolongaciones alegres
de nervios auditivos, viaje
en las campanas clavecindras y soneras

remontadas horejas
de párpados suaves
volando en la memoria de los astros.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Hojas En Blanco de María Eugenia Caseiro



Rameras de la noche sin consuelo
las notas del reloj que dibujaban
sus trípticos, pendientes de la hora
buscaban el color desesperadas
donde el blanco
tajo en la piel de las estrellas
llovía sobre el papel
y las mudas madreselvas lo miraban.
Allá lejos, tan lejos
en una arista lunar,
donde la blancura
prosigue la ruptura incontrolable
un tren esboza carrileras
bajo el pulso sin tregua de la noche.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Historia de María Eugenia Brito



Bajo los verdes árboles planté mi cabellera
Y los hice girar
Cada una de sus hojas eran mis pelos
Y mis brazos ya no subían al cielo
se quedaban quietos.
Sólo otros brazos hacían brillar sus hojas.
Como la luz del día
me fui llenando de grietas
mis piernas conocieron infinitas historias
también fui cortada

Y así, cortada,
desmesuradamente abierta,
el agua me penetró y
me penetró la luz

de las escuálidas ranuras
de esas fatigadas ranuras
perseguidas

de los muertos que buscándose
me buscaban.

Deseaban mi negra cabellera.
Yo hice girar mi cabellera
como una lisa bandera verde por la tierra
y fui raíz.
Sus brazos ciegos
me cortaron la boca
y fui su voz
por la que hablaron
los que un día colmándose
me colmaron.
Parí entonces las suaves colinas de Santiago
que quisieron ser árboles del cielo.

Parí a la insolente
la sorprendida
erótica
nieve de los Andes.

Esa es una voz nunca encontrada.



Poema Habaneras (ii) de María Elena Blanco



el sillón, el luto eterno, la risa,
las uñas metidas en la tierra
o el fango
señora de traspatio y gallinas,
señora del jardín,
o en la alquimia de una gastronomía
acuosa (sopa de arroz, sopa de pescado)
pastosa (tamal en cazuela, harina de maíz)
untuosa (buñuelos, torrejas, quimbombó)
grasosa (frituritas de todo: bacalao o yuca)
o crujiente (merengues, mariquitas, chicharrones de viento)
o, pulcra, entre madejas e hilos
obra de tejido o bordado, canastilla o crochet,
y antes entre cuadernos
dedos aún deformes jugando con las letras
en el alba distante del siglo,
de unas vidas (Dominica, Ernestina y cuántas otras
cuyo nombre ya olvido),
de esta propia vida,
conformando las sílabas ajenas,
estas sílabas
que por siempre habrán nacido de ella
u otras, las del arrullo, las de la adivinanza,
las del canto a la antigua con voz de gallo:
Martí no debió de morir
entona una maestra joven que cabalga
las diez leguas a Alquízar por una guardarraya
a la luz de la aurora-
ubérrima Urania,
mariposa silvestre
cubana.



Poema Herencia de María Cristina Orantes



Heredé vieja sangre contenida
en odre añejo pero no por ello
falto de aroma dulce y del destello
que en mi voz ha encontrado nueva vida.

un árbol de papel en cuya herida
cabe la antigua historia, el mismo sello
estampado en la sombra de un cabello
oculto en una joya adormecida.

Retratos, libros, óleos y papeles,
un nicho que resguarda rosas, mieles,
el nombre, las cenizas desterradas,

un legajo de notas musicales,
amarillas de tiempo y las señales
de la vida y la muerte entrelazadas.

S.S. Julio 18/03

(Poemá inédito proporcionado por la autora)



Poema Himno Local de Margarito Ledesma



Ciudadanos: Al grito de alarmas,
que a ninguno le falte valor,
y que todos agarren sus armas
al sonar la campana mayor.

Ciña, ¡oh pueblo!, tu frente bendita
con coronas de mirtos y rosas,
y que todas las gentes valiosas
se recuerden del gran Comonfort.
Mas si alguno se atreve arbitrioso
a meterse en tus centros poblados,
que toditos se vengan armados
para echar para afuera al traidor.

Por si al caso llegara a ofrecerse,
nadien debe negar su presencia.
Que se junten en la Presidencia
y trayendo sus armas los más.
Pues la seña será la campana
o cualquier otra cosa sonora,
y que todos, a lora de lora,
no se vayan a hacer para atrás.

Ya lo saben: cuando oigan la seña,
nadien se ha de quedar escondido,
pues es bueno formar mucho ruido
y echar gritos, si al caso los ven.
Y que todos avienten pedradas
y les griten muy recio y violento,
y que avienten balazos al viento
y, si hay modo, a pegarles también.

¡Chamacuero! Tus hijos te ofrecen
defenderte con todo y su vida
cuando alguna gavilla o partida
venga al son de quererte ofender.
Pues si quieren echársete encima
al pretesto que train muchas gentes,
ya verá ese confín de valientes
cómo aquí los hacemos correr.

Ciudadanos: Al grito de alarmas,
que a ninguno le falte el valor,
y que todos agarren sus armas
al sonar la campana mayor.

NOTA. Compuse este Himno para que lo canten todos
los vecinos en unión cuando quieran cairnos los
revoltosos y amolarnos, y así de ese modo les
entre el valor. El Director de la Banda de Neutla
se compromiso muy formalmente a componerle su música;
pero como se está tardando mucho y parece que se anda
haciendo del rogar, y el tiempo se está pasando y
hasta es fácil que se acabe antes la revolución,
les advierto que no es necesario esperarlo, pues este
himno puede cantarse con la misma tonada del Himno
Nacional, pues intencionalmente le busqué el modo y
lo compuse apegado a que se pudiera cantar con esa
misma tonada. Y si no, ensáyenlo y verán.

Ya ven, pues, que hasta bien salió y que hasta
parece que adiviné lo que iba a suceder.



Poema Hoy Mi Piel Despertó Lisa de Mara Romero



I

Hoy mi piel despertó lisa;
reclamando un silencio que debió,
alguna vez, ser mi reposo;
desmoronada, espero,
y un frío ausente
acentúa tus expresiones,
te dibuja con fugacidad sigilosa
y fascinación.

En tu espacio un vacío languidece y reta;
mi cuerpo se defiende,
traduce gestos,
mis manos bailan inquietas,
fabrican imágenes,
palpan humedad, muerte ajena,
cuando las sábanas que me cubren
buscan tus brazos,
su fuerza,
sabor que empieza a resecar mi boca,
ritual solitario
pecho inerte, montañas sin cielo,
vientre lumbre,
te repasa imaginario,
lengua rosa textura,
retrato enlutado.

II

Bajan los dedos por mi pierna,
fantasma perdido en tus colinas,
tormenta eléctrica
aplaudida por mis muslos,
ventana abierta
que advierte un cielo gélido
embestida ojo de ombligo,
único presente,
severidad ausencia,
posesión sombría,
sonrisa lastimosa ansia.

Un sonido llega lejanía,
confundiendo alma,
distrayendo cuerpo,
caja vacía
convertida en lúgubre espacio
de apariciones,
que desfilan por mi piel
en una procesión sin santo que la guíe.

Tu rastro deja un olor parecido a las acacias,
me llena de voces,
seres orgullosos
riéndose de la realidad,
intentando hacer un trato,
alejarme de tu magia,
desbaratar el milagro,
pinceladas tuyas
que salen montón de letras.

III

Rechazo la imposición
el mensaje en los callejones de mi cuerpo
que siguen llenos de ti,
preocupados de una irrealidad
que se vuelve cada vez más complicada,
cuerpo al que no le importa el texto,
y afuera ignora la escena del dolor,
y no entiende las voces que persiguen.

Y así, tibiamente, con furia,
vuelvo a sentir el choque que estremece,
tu cuerpo y el mío
volviendose batalla imaginaria…



Poema Hojas Secas de Manuel Gutierrez Najera



¡En vano fue buscar otros amores!
¡En vano fue correr tras los placeres,
que es el placer un áspid entre flores,
y son copos de nieve las mujeres!

Entre mi alma y las sombras del olvido
existe el valladar de su memoria:
que nunca olvida el pájaro su nido
ni los esclavos del amor su historia.

Con otras ilusiones engañarme
quise, y entre perfumes adormirme.
¡Y vino el desengaño a despertarme,
y vino su memoria para herirme!

¡Ay, mi pobre alma, cuál te destrozaron
y con cuánta inclemencia te vendieron!
Tú quisiste amar ¡y te mataron!
Tú quisiste ser buena ¡y te perdieron!

¡Tanto amor, y después olvido tanto!
¡Tanta esperanza convertida en humo!
Con razón en el fuego de mi llanto
como nieve a la lumbre me consumo.

¡Cómo olvidarla, si es la vida mía!
¡Cómo olvidarla, si por ella muero!
¡Si es mi existencia lúgubre agonía,
y con todo mi espíritu la quiero!

En holocausto dila mi existencia,
la di un amor purísimo y eterno,
y ella en cambio, manchando mi conciencia,
en pago del edén, diome el infierno.

¡Y mientras más me olvida, más la adoro!
¡Y mientras más me hiere, más la miro!
¡Y allá dentro del alma siempre lloro,
y allá dentro del alma siempre expiro!

El eterno llorar: tal es mi suerte;
nací para sufrir y para amarla.
¡Sólo el hacha cortante de la muerte
podrá de mis recuerdos arrancarla!



Poema Huésped Desenterrado de Manuel Del Cabral



Toda la noche
la cotorra del brujo picoteando el silencio.
Toda la noche
estuvieron los hombres bregando con trozos de tinieblas.
Toda la noche
el farol casi humanos con su poco de día,
matando la mirada dulce-azul del cocuyo.
Y nada.
El sepultado ni siquiera hedía.
Todo aire de muerto lo mataban las flores.
¿Es que se hundió como si fuera en agua?
Ayer, precisamente, se le vio en la bodega,
luchando entre penumbra con unos diosecillos
que saltaban sin tregua
desde el tonel del vino hasta la copa,
y corrían,
corrían,
como un grupo caliente de cosquillas
por su cuerpo varón y su neblina.
Toda la noche
estuvieron los hombres cucuteando,
registrando la tierra.
Sin embargo, mi perro está ladrando,
hoy a las siete de la mañana
mi perro está ladrando,
ladra junto a una mano que parece de náufrago fijo.
¡Creció el cadáver
igual que un árbol para dar su fruto!



Poema Huésped Súbito de Manuel Del Cabral



Ahora estás aquí.
¿Pero puedes estar?
Tú dices que te llamas… Pero no, no te llamas…
Desde que tengas nombre comienzo a no respirarte,
a confirmar que no existes,
y es probable que desde entonces no te nombre,
porque cualquier detalle, una línea, una curva,
es material de fuga;
porque cada palabra es un poco de forma,
un poco de tu muerte.
Tu puro ser se muere de presente.
Se muere hacia el contorno.
Se muere hacia la vida.



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