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Poema El Ángel De La Muerte de Jorge Boccanera



Oigo pasos ¿será la boca de tiznar y el navajazo
en pleno rostro?
Así te acechan como ¿será la antorcha de otra voz
que va sobre la tuya?
Escucho pasos y ¿será el escupitajo en la tela de
araña de tu infancia?
Así te azuzan como ¿será la cruz al rojo en tu
mejilla?
Oigo pasos cerca de ¿será como esos guantes
rozando tu estación?

En la memoria hay una puerta rota.
Los sueños son distintos y el final es el mismo:
el asesino que te besa.



Poema Exilio de Jorge Boccanera



Expulsados de la selva del sur de Sumatra
por los hombres que vienen a poblarla, 130
elefantes emprendieron hoy una larga marcha
de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue
asignada.
(AFP. 18/11/82

No hay sitio para los elefantes.
Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,
mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.
Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,
yo sigo a la hembra guía,
cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las
cuatro patas del infierno.

Llegarán a destino-dijo un diario de Yakarta.
los colmillos embisten telarañas de niebla.
Llegarán a destino,
viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de
carne.
Llegarán, dijo el diario.

Mas la estampida cruza por suelos pantanosos
y mi patria-la mía- es sólo esta manada de elefantes
que ha extraviado su rumbo.

¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular
de bestias!
Tambores y petardos, acompañan.
Algo del polvo que levantan, es mío.



Poema Telenovela de Jorge Boccanera



Sordomuda
yo cargo las valijas, yo compro los boletos,
y soy tu catador, el señor de las flores,
tu pareja de baile en el salón Colonia de México D.F.

Yo soy tu lazarillo y te compro historietas y soy
tu guitarrista, el chofer de tu almohada,
a veces el jinete, a veces el caballo.

Mudita de mi alma yo te elijo perfumes y te
exhibo como el Príncipe Orsini al luchador
Jacob, «La Bestia», en un cine mugriento.

Y soy el del retrato, tu instructor, tu pupilo, el
cara de payaso, un pasajero en tu sudor
apenas, Sordomuda, el que reza en tu
cuerpo.



Poema Suma de Jorge Boccanera



Los días no contaban para mí,
bastaba la palabra.
Yo escuchaba en cuclillas cómo alguna palabra
conversaba con otra.
No contaban los días.
Pero extravié palabras y los días me siguieron de
cerca con sus largos abrigos.
Yo iba mirando el suelo.
«Ese no cuenta el cuento», vaticinaron unos.
Yo no escuchaba a nadie, yo contaba con ellas.
Los días fueron como trapos mojados en los pies.
Habité días feroces porque perdí palabras.
Eran contadas y eran, al fin, las que contaban
El tiempo es implacable.
El que pierde palabras tiene los días contados.



Poema Suceso Viii de Jorge Boccanera



a veces soy la voz del otro lado del teléfono
a veces un aliento
una ciudad enorme donde te encuentro a veces
por supuesto una fecha
un saludo que cruza el cielo velozmente
dos ojos que te miran
un café que te espera después de la llovizna
una fotografía una mano en tu mano
desesperadamente una canción etcétera

y siempre o casi siempre
nomás ese silencio
donde solés colgar tus prendas íntimas.



Poema Pordiosera de Jorge Boccanera



No es la musa cantora ni el pájaro chillón,
ni el muñeco parlante ni la dama que dicta.
Es una Sordomuda,
que te muestra la lengua por sólo una moneda.

La lengua está vacía.
La moneda tiene que ser de oro.



Poema Olas de Jorge Boccanera



Tu corazón es una taza diminuta,
y es la única taza que precisa dos bocas,
y es la única boca que no se vuelca nunca.
Enormes olas,
locomotoras de agua se desploman cerca de tus
labios de Grecia.
Pero esto es Isla Negra y enfundada que vas en
un abrigo hecho para otro cuerpo,
hecho para otro clima.
Pero siempre en tus ojos brillando una tacita.
Entonces,
hay un hombre encerrado en los papeles de la
noche.
Sus vagabundos quieren levantar esa taza,
como los deportistas a sus copas doradas.



Poema Los Papeles Del Nadador de Jorge Boccanera



a Rodolfo Dada

I
Si el nadador tristea,
todo el mar es su lágrima,
todo el ruido del mar
es su tonada,
todo el mar es de vino.

II
Prueba otra vez, prueba una y otra vez.
El nadador sube hasta el trampolín,
entre las nubes altas,
los aviones que escriben en el cielo con humo,
las bandadas de patos.
Ya está en puntas de pie, ya flexiona las piernas,
estira bien los brazos.

Prueba otra vez, una y otra, una y otra, se
concentra, respira,
el agua hace silencio.
La ventolera tira sus manotazos y le arranca el
gorrito de baño, escupe en su antiparra.
Pero él insiste y otra vez, prueba una y prueba
otra.
Es un ovillo el nadador entre las nubes altas,
el humo que dejaron los aviones,
las plumas de los patos que emigraron al norte.
Puntas de pie, no vayas a fallar.
Vuela en picada el nadador, su dibujo es perfecto,
su boca entra al desierto.

III

de ser posible, leer con música de fondo
de Bob Marley

Mal rayo me parta, e cielo está muy resbaloso,
el vino escaso, la caricia extraña en estos días,
tu nombre llega como un golpe de vino a la
cabeza,
mal rayo me parta en tan inoportuna ocasión.

Simulo leer un diario bajo el aguacero de tu
cuerpo,
bienganado el diluvio, malhaya la tormenta,
pasa un cuerpo flotando bocabajo
y mal rayo me parta tan lejos de tu cuello.

Los cielos se mezclaron en tu boca pequeña,
los gatos se revuelcan en tu mano,
adelante el insomnio es un campo minado,
hay besos enterrados que pueden estallar.

Corro a campo traviesa con fósforos mojados,
¿qué es esta polvareda sino un fantasma tuyo?
El futuro es un traje pero para otro cuerpo,
los espejos del bar no preguntan por mí.

Hoy cargo mis valijas por el fondo del mar,
tengo pocas palabras
mis dos lenguas tropiezan dentro de una botella
y mal rayo me parta en tan inoportuna ocasión.

IV

Nadador
la verdad es una piedra pulida por el agua,
una estrella aplastada por algún tren carguero,
yace en el fondo, extraña, entre una multitud de
formas ondulantes.
Alguien tejió esa piedra para que te miraras con
tu viejo sombrero, tu sonrisa maltrecha.
Alguien dice tu nombre en la oscuridad de esa
piedra,
y te narran girando por los espesos caldos del
alcohol.
Se agotó la paciencia de tus labios que ahora
viven adentro de una piedra.
Los pliegues de tu miedo van a pudrirse allí.
Tu quieres preguntar y para preguntar primero
hay que morirse.
Nadie puede bailar en esos pasadizos.
Nadador,
mira como se apagan tus gestos en los bordes
redondos de esa piedra.
Empolla en esa piedra la canción del naufragio.



Poema Ilusión de Jorge Boccanera



Está dormida, sueña, sus párpados esconden un
aplauso cerrado, un puñal de hojalata, un
castillo de mimbre.
Seguro que en su sueño alguien está soplando un
almohadón de plumas y ella viaja y visita.
Los 33 Billares o El Blanquita
(Hoy: Los Imperio, Ana Libia, Los Tres Ases,
Paco Miller y su muñeco don Roque),
y trae una botella en cada mano.

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo
sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería
de tí?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si
se despertara ese Rey te apagarías como
una vela.

Pero ella está borracha y lo que sueña es tan
vertiginoso que no puedo seguirla.
Habrá que adivinar, mis ojos fijos en su cuerpo
que se estremece,
se sacude,
que respinga,
que tiembla,
como una telaraña en la cuna vacía.



Poema Historieta de Jorge Boccanera



La niña abre el baúl y una mano le echa tierra
en los ojos.
Ella dice: ¡qué hermoso paisaje!
Ahora mezcla pinturas,
revuelve los vestidos de tías adornadas con juegos
de palabras.
Se amorata, se luce angelical, gira mangosta,
novia de esparadrapo,
se mira en los espejos que trabajan sin que nadie
los mire.
En este último cuadro la niña se pinta y se
despinta, aparece y se borra.
Yo cierro el libro de cuentos infantiles pensando
que mi lengua es esa niña Sordomuda,
probándose vestidos a la hora en que los demás
duermen.



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