poemas vida obra jose lupianez

Poema El Retorno de José Lupiáñez



Es la hora del regreso:
el camino que verde desafiaba a la tarde
habrás de desandar en esta hora nocturna.
Te alumbrarán las débiles luciérnagas
y las cumbres lejanas vigilarán tus pasos.
Las mismas ramas, aún cuajadas de trinos,
te saldrán al encuentro.

Ya encienden las aldeas
sus hogueras profanas.
Arden al fuego carnes con aroma
y cunde el vino rojo en las tabernas.

Tú vuelves de aquel bosque
con los haces de leña sobre el hombro
y ese gozque que mordisquea los talones.
Nada más traes contigo,
las manos con heridas recientes,
el corazón con las antiguas.



Poema Días Celestes de José Lupiáñez



Hay versos que guardaron la nostalgia
de hermosos cuerpos que abracé otro tiempo
y que aún avivan la memoria, inerme,
de muchos besos y de algunos nombres.

En otros aún resuenan las semillas,
las cuentas del azar que fue mi vida
y dejan sus sonidos en la mente,
las huellas de aquel paso de la gloria.

Palabras son, pero que así me llevan
de nuevo hasta tus manos o tus labios,
de nuevo a tu cintura en donde siguen
mis sueños aferrándose, ya en vano…

Sonajas venturosas de los versos:
vibrad ahora y espantad la cuitas;
traedme hasta esta esquina de mi casa
el sol, el son de aquellos días celestes.



Poema Desde La Torre Gálata de José Lupiáñez



Contempla allá esa luz
que hacia el poniente es sangre.
Esa luz que parece inventarse la ciudad
en sus atardeceres. Distinta cada día,
contémplala desde aquí y mira cómo asciende
desde la urbe que la sueña,
mientras se van haciendo eternos los perfiles
de cúpulas y de minaretes.
Quisiera el alma retener para siempre
este latido vivo que llega de la entraña
de la ciudad, este pálpito,
este rumor infinito de voces
que se mezclan y se contradicen.
Azota el viento el rostro y guarda el ojo
su lágrima penúltima
para gozar la acuosa imagen del milagro.
Por el Cuerno de Oro van mis sueños
que solté desde aquí, desde la Torre Gálata,
como un puñado de palomas.



Poema Bazar Egipcio de José Lupiáñez



Desde el Bazar Egipcio
se expande por el aire una oleada
de esencias. El humo primitivo
de los hogares adormece a la tarde,
que huele a mar y a profecía.
Triunfa en el aire, loco por el perfume,
la oración desgarrada de las mezquitas,
la que gime o invoca
el nombre santo de Alah.
Miles de llamas diminutas oscilan
sobre las nucas tocadas de los fieles,
que juntan sus congojas bajo las cúpulas.
Todo me hiere: la tristeza, el perfume,
la adorable cascada de colores ardientes,
el mar, los rostros que me miran,
las palabras aisladas; todo me hiere
en esta hora inquieta de mi vida,
que salta de la nada al paraíso.



Poema Ausente de José Lupiáñez



Este sol va dorando lentamente mi alcoba,
que es un raro navío que ha perdido su rumbo;
de tristeza se duelen abatidos velámenes
porque la brisa esconde su ráfaga inocente.

Esta tarde se incendia lentamente mi alcoba
con los últimos dardos de algún sol que consigue
alejar más errantes por el cielo mis sueños.

Ya no existe horizonte, ni los puertos esperan
la barcaza lentísima de mi vida sin brillo.
Han de ser para otros esas cajas de música,
esas voces, la dicha, el amor, las tabernas,
que ahora sólo me ocupa esta inerte añagaza,
y perderse declaran mis divisas sin tregua.

Otro tiempo, otros versos, otro azul, otras manos
me ha negado el presente y el futuro me niega,
soy ajeno y mis labios ya olvidaron su lumbre:

Esta tarde no es cierto que estoy vivo en el mundo.



Poema Amanecer Frente Al Mar De Mármara de José Lupiáñez



Sé que mi corazón alguna tarde
recordará estas aguas quietísimas
del Mar de Mármara y este liviano
encantamiento azul
del cielo que las sueña. Sé muy bien
que mi corazón alguna tarde,
en el jardín, quizá, ya del crepúsculo
buscará este frescor, estos reflejos
del lento amanecer que ven mis ojos.
El mar, el Mar de Mármara,
con buques para siempre varados
en sus aguas, con buques que renuncian
a cualquier travesía,
quietos también sobre las aguas quietas.
Los pájaros escriben con sus vuelos
en la celeste página de la mañana
el salmo que recito de verdad y belleza.
Esta visión, esta emoción
viaja ya por el tiempo hasta ese día,
para dejar temblando su milagro.
Entonces, me acordaré de hoy.



« Página anterior


Políticas de Privacidad