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Poema Dones De Primavera de Julio César Aguilar



Un rebaño de nubes negras pasea por el cielo, ensombreciéndolo, mordisqueando la luz vespertina de un sol ya tibio, que, poco a poco, conforme descienden las nubes maduras y sueltan sus frutos de agua, se ausenta de nuestro ojos.
De todas las flores del patio, las rosas blancas dan la más feliz bienvenida a la primer lluvia de la primavera. Tal vez las rosas ya sabían que vendría pronto, porque desde esta mañana, cuando me acerqué a ellas, las vi, como nunca, en su plenitud.
Al pasar por la bugambilia, el viento, en su afán de conquistar todo el patio, dulcemente la recorre, la envuelve bajo sus brazos de fino estremecimiento, y le desnuda apenas unas ramas, dejando caer al suelo algunas cuantas flores, con las que jugará a corretearlas después.
Menudas gotas rápido se consumen, desaparecen, pero, a pausas, no cesan de caer. Siento entonces húmeda el alma, tierra propicia donde han de crecer, como divinos dones de perdurable fragancia, las más olorosas hierbas de la primavera.



Poema Soy El Guardián… de Julio César Aguilar



Soy el guardián
de la noche,
administrador de los sueños
y de las conquistas.

Mientras ella duerme, contemplo
desde la sombra
la obstinación de la luna.

De sus entrañas
brota mi voz,
sé que me sueña,
¿o es que sus ojos
son mi espejo y su nombre
mi apellido?

De pronto se desliza
entre mis hombros
y estamos juntos.

Me introduzco
al sueño respirando
de su aliento minutos breves.
Somos uno.

Permanecemos bajo paréntesis
hasta que el balbuceo de la luz
mina nuestras paredes.

La noche entonces
abre mis ojos,
baja mis párpados
y al verdadero mundo
me lanza.



Poema Sólo Un Rumor de Julio César Aguilar



Ven, aún es tiempo de habitar el paraíso,
me dije
cuando en el alma crecía tal deseo
como un rumor de aves:
eran pájaros que no cantaban,
batir de alas en desventura.

Me acerqué a la luz de la conciencia,
no vi nada.
Fui entonces a las cavernas interiores
y pude seguir las huellas del polvo
conduciéndome al olvido,
a la cruel indiferencia.

No dije más.
Comprendí que aquel deseo, mínimo,
era sólo un leve, lánguido rumor.



Poema Si Acaso… de Julio César Aguilar



Yo nada pido, nada
estoy diciendo, no,
es nada lo que quiero
al decir lo que digo;
mínimamente es nada
esto que estoy diciendo.

Si acaso, la conciencia
de no saberme muerto,
de pretender subir
por rumbo misterioso
a ese gran misterio
de la palabra dicha.

Yo nada pido, nada
estoy diciendo, no,
sólo sé que es del canto
la inevitable voz.



Poema Nunca Digas de Julio César Aguilar



Mano abierta, di, dime, dilo,
dícelo a tus dedos
que me exprimen desde muy adentro
toda la amorosa sangre;
dícelo a mis manos
-ay torrentes ciegos,
ya cauces sin agua,
siempre manantiales secos.

No, nunca lo digas, nunca digas
qué, quién, quién la volvió a cerrar.



Poema Nada, Sino Tu Sombra… de Julio César Aguilar



Nada, sino tu sombra
galopando.
Va y viene a través de las cortinas
translúcidas del pensamiento.
Y la atrapo.
Y consagro
las palabras
al silencio de tus manos.

Ah, la fatiga.
Cavé una fosa, en vano,
para tu luz distante, imperecedera.
Mas nada. Nomás la sombra
de un fantasma.



Poema Nada Puedo Pedirte de Julio César Aguilar



Dame lo que me quieras dar, Señor,
nada quiero pedir, nada te exijo,
hoy ya comprendo que si miro el cielo
es tu resplandor de luz lo que miro;
cuando me siento extraviado en la noche
en tus estrellas encuentro el camino.
Eres, Señor, agua para la lluvia,
para los manantiales y los ríos;
en el arcoiris tú estás presente
en las sombras escucho tus latidos…
Nada puedo pedirte, Señor, nada:
creo en tu amoroso amor siempre vivo.



Poema Mundonuestro de Julio César Aguilar



Del niño que respiró en mí
alimentado de mi sangre
y con mis huesos protegido,
de ese solo niño
criatura amarga,
no sé exactamente
si algo de su ser
perdure aún, invicto
en su catástrofe de miedo.
En realidad, me sobrevive
su mirada, relámpago furioso
partiendo en más de dos mi nombre.
A través de sus turbulencias imágenes
sueño lo que él mira, deseo
lo que su pensamiento imagina.
(Ese que canta soy yo.
El que conjura con sus versos
el desenfreno agrio de la locura,
enclaustrado en su atalaya de muerte
esperanzada.)

No. No ha muerto y no morirá.
Lo sé ahora, cuando descubro
que erige nuestro mundo desde sus sílabas
de cataclismo y fuego.



Poema Medianoche de Julio César Aguilar



Los pensamientos, hoy perdidos,
en la eternidad de mi noche
buscan su cauce, su destino.

Llega de unos gatos la cópula
de lejos hasta mis oídos.
Ya por debajo de las sábanas
más helado se vuelve el frío.
A través de un terco reloj
muy lentamente me aproximo
a los latidos del silencio
más rotundo y definitivo.
Custodiando en la oscuridad,
antiguos fantasmas amigos
con su pasado ríen-saltan:
dan un salto desde el olvido.

Entonces enfrento la noche
armado de mí, de mí mismo,
y empiezo después a escribir…



Poema Mañana Escucharé… de Julio César Aguilar



Mañana escucharé
el eco de tus pasos
en mi memoria,
no para reconstruirte,
sino para negarle al tiempo
su complicidad con el olvido.



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