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Poema Bohemia de Laura Victoria



Jugadora de sueños
llegué un atardecer hasta tu mesa;
llevaba en los cabellos ya marchita
la solitaria rosa
que me dejó un tahúr la última fiesta,
y en los labios el rictus fastidioso
de una noche ceniza de placeres,
ungida bajo el opio de la luna
con una media-luna en las ojeras.

Llegué a jugar por tu sonrisa clara
mi último granate,
y a cambiar por tus manos cariñosas
mi última promesa;
por eso fui morena de crepúsculo
copiando en las pupilas abismadas
ese fuego de otoño que en tu cuerpo
arde con tonos suaves de violeta.

Jugadora de sueños, de imposibles…
En tus besos perdí hasta el cascabel
de mi alegría,
y sólo traje un tósigo de olvidos
en la boca in saciada,
y un perfume de pinos macerados
revuelto en la musgosa cabellera.

¡Oh, la tristeza de los ojos idos
que agiganta la ausencia,
y la infinita angustia de los besos
que en las noches sin sueño
crece como el negror de las pavesas!
¡Oh, las manos amadas
que llorando besamos
en las noches inmensas,
y la boca incitante
que tibió de caricias
nuestro cuerpo de seda,
y el cabello cansado
donde locas bebimos
un perfume de anémonas!

¡Oh, la blanca nostalgia,
de paisajes remotos,
donde acaso encontremos
bajo soles de gloria
un licor de inconsciencia!
¡Oh, la fresca alegría
que embriagadas perdimos,
por tender solitarias
hacia cielos remotos,
nuestras alas viajeras!

Jugadora de sueños, jugadora inexperta,
entre tus labios dejé mi clara soledad,
y hoy llevo un vivac de añoranzas
en mi débil bagaje,
y de espaldas al plácido horizonte
devano los estériles minutos
en el ancho telar de las esperas.

Tal vez mañana volvamos a encontrarnos
en el vértigo azul de la ruleta.
Tú, con la copa del festín vacía,
yo, con la risa del placer ya muerta.



Poema Entrega de Laura Victoria



Envuélveme…..No temas.
Ante tu fuego vivo
mi carne se deslumbra,
y surge castamente
entre el temblor rosado
de mi liviano traje
para poder ser tuya.

¿No aspiras en el aire
una fragancia débil
que enerva y que conturba?
¿No sientes que tu aliento
se prende como un velo
de sombra en mi cintura?…
Ya ves que hasta mis ojos
en esta noche tienen
fulguración oscura,
y en tus rodillas firmes
mis manos se desgranan
como rosas maduras.
Y al enredar tus dedos
en mis cabellos claros
siento extraña frescura,
mientras caen tus besos
en mi boca sedienta
con la humedad fragante
que se raja una fruta.
Aspírame despacio….
Iniciaré mi entrega
sobre tu carne oscura,
y me alzaré del fuego
santificada y bella
como se alza del mármol
una estatua desnuda.



Poema Cuando Regreses de Laura Victoria



Cuando regreses no hallarás siquiera
las huellas del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y las verbenas rojas se secaron.

Esos versos liliales que me oías
cogiéndome las manos,
cambiáronse por otros calcinantes
que visten mi alma de ropaje cárdeno.

Y esas dulces promesas que en tus brazos
hacíasme temblando,
son una cuerda rota en mis oídos
y ni un eco doliente me dejaron.

Naufragaron también en mis pupilas
tus ojos de gitano,
y en mi boca se helaron en silencio
las huellas calcinantes de tus labios.

Cuando regreses no hallarás siquiera
vestigios del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y en mi boca tus besos se borraron.



Poema En Secreto de Laura Victoria



Ven, acércate más, bebe en mi boca
esto que llamas nieve;
verás que con tu aliento se desata,
verás que entre tus labios se enrojecen
los pétalos del ámbar….

Ven, acércate más.
Muerde mi carne
con tus manos morenas;
verás qué dulcemente se desmaya
el cactus de mi cuerpo,
y surge tenue de la nieve dura
la misteriosa suavidad del nácar.

No sentirás mi carne llamearse
con tersas rosas cárdenas,
pero sabrás que es tibia como un nido
de plumas sonrosadas…

Ven, acércate más,
bebe el aliento
que se aleja de mí como una ráfaga;
en vez de fuego sentirás el fresco
despliegue de mis alas….

Deja que entre tu pelo se deshojen
mis manos delicadas;
sabré quererte con quietud de arrullo,
sabré dormirte con calor de lágrimas.

Nadie en la vida te dará más seda
que la que yo destrenzaré en tu almohada;
tendrá el olor del musgo humedecido
y una sutil irradiación castaña.

Ven, acércate más.
Para tu cuerpo
seré una azul ondulación de llama,
y si tu ardor entre mi nieve prende,
y si mi nieve entre tu fuego cuaja,
verás mi cuerpo convertirse en cuna
para que el hijo de tus sueños nazca.



Poema El Beso de Laura Victoria



Cállate, nada digas.
No quiero que disipes
este blando misterio…
Deja que en el hondor
de los minutos,
se asfixien las palabras
y arda sólo el deseo.

Bésame así, despacio.
Qué profundos tus ojos,
dos silencios
tocados con un velo de caricia
tiñendo la blancura de mi carne
con el oro rosado del incendio.
¡Qué flexible tu boca!
Tiene a veces
palpitación de ruego,
o es tan cálida y suave,
como una fruta bajo el sol madura
o como el pálido rubor de un seno.

Bésame así…..despacio.
Que tu lengua como una llama viva
alimente mis sueños,
y después en mi lánguido abandono,
sea una brisa limpia
brillando en los jazmines de mi lecho.

¿Y dices que es un tósigo en mis noches
de soledad ansiosa tu recuerdo?
Pero no, que el veneno me lo diste
entre los opios tibios de tu aliento.

Así…despacio.
Que mi cuerpo todo
para tus labios sea
tibio estremecimiento,
y que tu vida
baje hasta mi vida
bajo la muda encarnación
de un beso.



Poema Deseo de Laura Victoria



Sobre la tibia arena de la playa
tu amante cita con placer espero;
el sol retuesta mis desnudos hombros
y entre mi falda juguetea el viento.

Ya con salobres aguas cristalinas
el mar de añil acarició mi cuerpo;
llevo en los labios un coral partido
y una concha prendida en los cabellos.

Las esmeraldas de mis ojos tristes
aguardan tus pupilas de bohemio,
y mis manos germinan las caricias
que brotan al contacto de tus dedos.

Ven, ya se abren cual rojos amarantos
los capullos en flor de mis deseos,
y entre mis labios trémulos se enciende
la loca llamarada de mis besos.



Poema Anhelo de Laura Victoria



Esta noche de raso me he enfermado de luna
y el perfume del huerto se me fue al corazón,
son por eso mis ojos dos diamantes azules
dilatados por una brujería de amor.

Ese beso que a tiempo me pediste temblando
esta noche en mis labios es granada en sazón.
Dime, loco bohemio… ¿no presientes acaso
el panal que te ofrecen mis caricias en flor?

Nadie pasa… El camino serpentea en la sombra
mancillando la calma con su inquieto blancor…
En mi boca los besos son angustia infinita
y mi cuerpo es un nido palpitante de sol.

Ya lo ves, cuando ansioso me pediste ese beso,
se nevaron mis labios con tu claro fervor,
y esta noche, que hubieras agotado tus ansias,
por creerme de hielo sepultaste mi voz.



Poema Venganza de Laura Victoria



Quieres borrar con el sopor del vino
la hiel de olvido que dejé en tu boca,
y eres la polvareda en mi camino
y yo soy en tus vértigos la roca.

Es inútil que sigas mi destino
con el sarcasmo que tu pie provoca.
Yo fui para tu orgullo el torbellino,
y tú la inundación que se desboca.

Por eso para ahogar tus ambiciones,
te azotaré con risa en mis canciones,
y como esclavo te unciré a mis huellas.

Mientras que cien pupilas de mujeres,
te ofrecerán en lúbricos placeres
mi propia imagen deformada en ellas.



Poema Solos de Laura Victoria



Vámonos silenciosos por las hondas
avenidas de palmas,
y dejemos la luna que se tienda
como una enredadera a nuestras plantas.

No derrames la copa de tus labios
entre mis manos blancas,
porque son porcelanas palpitantes
que transparentan el fulgor de mi alma.

Deja que la mudez de nuestras bocas
devore las palabras,
mientras la fría claridad del cielo
tiñe de azul la placidez del agua.

Es inútil que dejes tus pupilas
vagar entre su túnica rosada;
solo hallarás entre mi cuerpo tibio
una glacial coloración de nácar.

Quiéreme así, con la sonrisa triste,
con las pupilas al placer selladas;
y si a tu beso me traiciona el llanto,
bésame más… sin preguntarme nada.



Poema Plenitud de Laura Victoria



Yo soy la plenitud, soy el estío.
Mi piel trigueña por el sol tostada,
tiene una leve amarillez de hastío
y un perfume de fruta sazonada.

Mi amor ondula como turbio río
por un valle de yerba calcinada,
y es mi beso perenne escalofrío
que aviva una celeste llamarada.

Amo el dolor porque el dolor es cumbre,
amo la vida que la vida es lumbre
si se perfila en páginas de fuego.

No me importan la vida ni el sarcasmo,
porque templo la fe de mi entusiasmo,
sobre la fragua del cupido ciego.



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