Poema El Amante Y La Espiga de Leticia Luna
Ponme como un sello sobre tu
corazón, como una marca sobre
tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el
amor…
CANTAR DE LOS CANTARES 8,6
I
Mi cuerpo es claro, el tuyo oscuro
y en la aromosa claridad nocturna
nuestras lenguas se enlazan
con negritud de día
este deseo que nos invade
lo sé, viene de ser otros continentes
otros ríos que buscan cauce
hasta llegar al territorio
donde el color de nuestra piel
desaparece
y encuentra
esta infinita luz
que nos traspasa
II
Soy la tierra y tú el ángel
busco cielo y tú costa
eres la tempestad que inaugura mi ser
de mil maneras
nada es más grande que tu vuelo
ni nada más telúrico
que mi carne
abierta para ti
III
Tiemblo debajo tuyo
como una hoja
cuyo rocío
es tu semen
IV
Tú tienes el deseo entre las manos
me tocas y soy tuya
crepito, como el relámpago estoy viva
soy agua que te sacia
tengo las redondeces de la tierra
la voluptuosidad del río
pero me alejas de este mundo
oscura e invisible
V
Te vi de pronto
como un deslumbramiento
ante la aurora
y reconocí tu piel
como el amanecer reconoce
la noche que termina
VI
Por qué, desconocido
llegas y levantas mi falda
abres mi blusa
y besas mis senos claros
con una furia
tan sólo imaginada
por el ciclón
que arrasa nuestros campos
VII
Pasan los días
y comienzas a decirme
cómo debo arreglarme el pelo
los labios naturales
las flores por perfume
sigues lamiéndome
el cuerpo de espuma
que provoca tu deseo
VIII
Cuando el manto de la noche
besa los labios de la arena
un aliento de mar
de nubes
de tus manos
surge como navío nuevo
mi barca es una playa
y un verano que germina
tu cuerpo un dios
donde se acuesta el alba
IX
Somos dos animales hambrientos de deseo
Nada es sucio, me dices
mientras cabalgas en mi cuerpo
y la violencia de nuestros sexos enjoyados
florece como espigas
X
El día se nubla
de tanta conmoción temprana
debo olvidar que te llevo
como una espira que trepida
XI
Para besarte es que me escapo
templo sagrado donde la llama oficia
eres azul y rojo como el ardiente cielo
dorado mar:
mañana lloverán semillas
y nuestros cuerpos
florecerán de cantos