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Poema Lo Que Dice Elsa de Louis Aragon



Me dices que estos versos son oscuros, y acaso
lo son, sin embargo, menos de lo que he querido.
Cerremos nuestra ventana sobre la felicidad robada,
por miedo a que entre el día,
y vele para siempre la foto que deseaste.

Me dices nuestro amor si es que inaugura un mundo,
es un mundo en el que la gente gusta de hablar
sencillamente.
Deja allá a Lancelot, deja la Tabla Redonda,
Ireo Virnana Esclarnionda,
que por espejo tenía una espada deformadora.

Lee el amor en mis ojos y no en las sombras.
No trastornes tu corazón con sus antiguos filtros.
Las ruinas a mediodía son solamente escombros.
Ésa es la hora en que tenemos dos sombras
para mejor estorbar el arte de los románticos.

Tendría acaso la noche más encanto que el día.
Vergüenza para aquellos que ante el puro cielo no
suspiran.
Vergüenza para aquellos que, un niño de golpe no
desarma.
Vergüenza para aquellos que no tienen lágrimas
para un canto callejero una flor en los prados.

Tú me dices si tú quieres que te ame y te ame.
Es preciso que ese retrato que vas a pintarme
tenga como un verde nido sobre fondo de crisantemo.
Un tema escondido en su tema.
Y une al amor el sol que ha de venir.

Versión de: María Dolores Sartorio



Poema X Frances de Louis Aragon



Un nombre como sangre de trivial cortadura
sencillo por demás para ser retenido;
se dice sin pensarlo cual se bebe agua pura;
lo pudiera llevar cualquier desconocido.

Un nombre, corazón isócrono en que radie
la quietud de las horas si de pronto se altera;
un nombre que no haría volver el rostro a nadie:
como el que los soldados llevan en la pulsera.

Un nombre como tantos que destiñen los vientos
en las tablas, las tumbas y las actas civiles;
un nombre y apellido -punzantes y sangrientos
zuecos donde se estrujan unos pies infantiles.

Ayer como nosotros era un adolescente
aquel cuyos verdugos llegaron con el día;
decían las mujeres su nombre dulcemente
sin saber que al nombrarlo la gloria sonreía.

Ese nombre trivial como tierra sin amos,
con devoción ahora nuestra gente lo nombra:
sobre el asfalto, al pie de su escritura hay ramos
y damas de rodillas ataviadas de sombra.

Nombre bello, incoloro: como se dan en Francia
para cruzar la turba y morir sin reproche;
un nombre silencioso como la vigilancia;
nombre como las luces de una aldea en la noche.

Versión de: Carlos López Narváez



Poema Cántico A Elsa de Louis Aragon



(Obertura)

Te toco y veo tu cuerpo y tú respiras,
ya no es el tiempo de vivir separados.
Eres tú; vas y vienes y yo sigo tu imperio
para lo mejor y para lo peor.
Y jamás fuiste tan lejana a mi gusto.

Juntos encontramos en el país de las maravillas
el serio placer color de absoluto.
Pero cuando vuelvo a vosotros al despertarme
si suspiro a tu oído
como palabras de adiós tú no las oyes.

Ella duerme. Profundamente la escucho callar.
Ésta es ella presente en mis brazos, y, sin embargo,
más ausente de estar en ellos y más solitaria
de estar cerca de su misterio,
como un jugador que lee en los dados
el punto que le hace perder.

El día que parecerá arrancarla a la ausencia
me la descubre más conmovedora y más bella que él.
De la sombra guarda ella el perfume y la esencia.
Es como un sueño de los sentidos.
El día que la devuelve es todavía una noche.

Zarzales cotidianos en que nos desgarramos.
La vida habrá pasado como un viento enfadoso.
Jamás saciado de esos ojos que me dan hambre.
Mi cielo, mi desesperación de mujer,
trece años habré espiado tu silencio cantando.

Como las madréporas inscriben el mar,
embriagando mi corazón trece años, trece inviernos,
trece veranos;
habré temblado trece años sobre un suelo de quimeras,
trece años de un miedo dulce amargo,
y conjurado peligros aumentados trece años.

¡Oh niña mía!, el tiempo no está a nuestra medida
que mil y una noche son poco para los amantes.
Trece años son como un día y es fuego de pajas.
El que quema a nuestros pies malla por malla
el mágico tapiz de nuestra soledad.

Versión de: María Dolores Sartorio



Poema Todas Las Habitaciones De Mi Vida de Louis Aragon



Todas las habitaciones de mi vida
Me habrán estrangulado con sus paredes
Aquí los murmullos se ahogan
Los gritos se rompen

Aquellas en las que viví solo
Con grandes pasos vacíos
Aquellas
Que guardaban sus espectros antiguos
Las habitaciones de indiferencia

Las habitaciones de la fiebre y aquella que
Había yo instalado para ahí fríamente morir
El placer alquilado Las noches extranjeras

Hay habitaciones más hermosas que las heridas
Hay habitaciones que os parecerán banales
Hay habitaciones de súplicas
Habitaciones de luz baja
Habitaciones dispuestas a todo excepto a la felicidad
Hay habitaciones para mí de mi sangre para siempre
salpicadas

En todas las habitaciones viene un día en que el hombre
se despelleja vivo
En que cae de rodillas que pide piedad
Que balbucea y se vuelca como un vaso
Y padece el suplicio espantoso del tiempo
Derviche lento es redondo el tiempo que gira sobre sí mismo
Que mira con ojo circular
El descuartizamiento de su destino
Y el pequeño ruido de angustia antes de las
Horas antes de las medias
No sé nunca si eso va a sonar por mi muerte
Todas las habitaciones son habitaciones de justicia
Aquí conozco mi medida y el espejo
No me perdona

Todas las habitaciones cuando por fin me he dormido
Han lanzado sobre mí el castigo de los sueños

Porque no sé de los dos lo peor soñar o vivir.

Versión de: Claire Deloupy



Poema Que No Hay Amor Feliz de Louis Aragon



Nada tiene seguro
El hombre ni flaqueza
Ni fuerza ni corazón
Si cree abrir los brazos
Una cruz es su sombra
Cuando quiere ceñir
Su vida la destruye
Es su vida un extraño
Doloroso divorcio
Que no hay amor feliz

Se parece su vida
A soldados sin armas
Que se hubiera vestido
Para muy otro fin
De qué puede servirles
Alzarse de mañana
Para hallarse a la tarde
Desarmados sin fe
Repetid «vida mía»
Y contened el llanto
Que no hay amor feliz

Amor mi bello amor
Desgarradura mía
Yo te llevo en mi ser
Como pájaro herido
y aquéllos sin saber
Miran cómo pasamos
Diciendo tras de mí
Palabras que he trenzado
y por tus grandes ojos
Murieron sin vivir
Que no hay amor feliz

De aprender a vivir
No hay tiempo es tarde
Lloremos en la noche
Nuestro llanto al unísono
Con cuántas pesadumbres
Pagamos un temblor
Y con cuántos dolores
La mínima canción
Por un son de guitarra
Cuánto hay que gemir
Que no hay amor feliz

Que no hay nunca amor
Que no sea un dolor
Que no hay nunca amor
Que no nos llegue a herir
Que no hay nunca amor
Que no pueda humillar
Ni el amor a la patria
Más que el amor a ti
Que no hay nunca amor
Que no haga llorar

Que no hay amor feliz
Nuestro amor es así

Versión de: José Ángel Valente



Poema Persona Pálida de Louis Aragon



Más mísero que las piedras
triste a más no poder
el hombre escuálido
el atril hubiera querido aniquilarse
Qué frío El viento me penetra en el sitio
de las hojas
de las orejas muertas
Solo cómo patalear para ahuyentar el frío
con qué pie iniciar la semana
Un silencio que nunca acaba
Ni una palabra tierna para engañar al invierno
La sombra del alma del amigo La escritura
Tan sólo las señas
Mi sangre daría una sola vuelta
Los sonidos se pierden en el espacio,
como dedos congelados.
Nada más
que un patín abandonado en el hielo
El fulano
A través de él se ve el día

De Feu de joie

Versión de Aldo Pellegrini



Poema Palabras De Henri Matisse de Louis Aragon



Mil manos entreabren todas las cabelleras,
de mis manos recoge sus colores el día;
un suspiro es la brisa de mis barcas veleras;
del sueño que perdura parte mi lejanía.

Toda flor por desnuda parece una cautiva
que hace temblar el tacto con su esplendor celeste;
escucho, miro y pienso, y el cielo a la deriva
es para mi sencillo como quitada veste.

Explico mis palabras al paso de la ronda;
aplico el pie desnudo por el viento borrado;
desvelo para el mundo lo que el instante ahonda,
y el sol que se levanta del hombro deseado.

Explico la silueta que enmarca la ventana;
doy la clave de árboles, pájaros y estaciones,
la del sellado júbilo de la planta lozana,
la del sigilo extraño que habita los rincones.

Explico en infinitos negrura y transparencia;
descifro el destellante roce de las mujeres,
y en la cósmica cifra la individual presencia,
y la razón que aúna las cosas y los seres.

Me entregan su perfume las formas pasajeras,
y la página en blanco su musical acento;
y explico lo que hace las hojas más ligeras,
y de la rama un brazo levemente más lento.

Innoble en la tormenta de la época gris;
avasalla mi norma la lumbre justiciera;
yo pinto la esperanza… Yo soy Henri Matisse
que le anticipa al mundo lo que del tiempo espera.

Versión de: Carlos López Narváez



Poema No Hay Ningún Amor Feliz de Louis Aragon



El hombre nada adquiere jamás Ni su ternura
Ni su amor ni su fuerza Y cuando abre loa brazos
La sombra que proyecta es una cruz oscura
Y si abraza su dicha la destroza en pedazos
Su vida es una extraña y espantable locura
No hay ningún amor feliz

Su vida se parece a un inerme soldado
Que para otra estrategia ha sido preparado
Que madruga y de noche sufre de hambre y de sed
Y que en la tarde tiembla deshecho y desarmado
Decid «mi pobre vida» y el llanto contened
No hay ningún amor feliz

Mi bello amor mi dulce amor mi amor perdido
Dentro de mí te llevo como un pájaro yerto
Y aquellos que de lejos nos vieron no han sabido
Que mis propios poemas tras de mí han repetido
Y que ya por tus ojos varias veces han muerto
No hay ningún amor feliz

El tiempo de aprender a vivir ya ha pasado
Que lloren en la noche nuestros dos corazones
Por el dolor que esconde cada recuerdo amado
Las tragedias que nutren el éxtasis soñado
Los sollozos que impregnan las menores canciones
No hay ningún amor feliz

No hay amor que no aflija al par que desespera
No hay amor que no se halle mezclado a su dolor
No hay amor que no espante No hay amor que no hiera
No hay amor que no viva de lágrimas y espera
Y el amor de la patria lo mismo que tu amor
No hay ningún amor feliz
Pero este es nuestro amor

Versión de: Andrés Holguín



Poema Más Bella Que Las Lágrimas de Louis Aragon



Mi respiro perturba la vida a cierta gente:
como vago reproche los mantiene despiertos;
tal vez porque mi canto cual un cobre estridente
pudiera despertar con su clangor los muertos.

Ah! si os hiere mi verso con su tonada bélica
-rugir que a vuestro oído no queréis que se acerque-
es que en el arpa el treno mató la voz angélica
y resurgen los ecos pávidos de Dunkerque.

Verdad: en recordarlo mi mal gusto compendio…
Así somos algunos: en sus cuerpos quizás
perduran los mordiscos del infernal incendio
que los faros del Norte contemplaran jamás.

Si te nombro, Amor mío, burla y odio concitas;
si alabo el sol, vosotros el invernal derroche;
decís que en mi pradera sobran las margarita,
azules en mi cielo y estrellas en mi noche.

Buscáis en mis palabras a ver qué se descubre,
como fino escalpelo que escarba un corazón…
Tal vez me fuera poco perder Pont-neuf y el Louvre,
que aún vuestra venganza pide satisfacción.

De alados cancioneros podréis hacer galeotes;
ahuyentar al poeta podrá vuestra elegancia;
pero nunca podrán vuestros serviles brotes
arrebatar el don de nuestro amor a Francia.

Oye tú, pasajera que vas de puerta en puerta:
tal vez yo soy el hombre que vuelve de tu olvido;
colma tu delantal la primavera muerta,
y de un color de parvas tus ojos se han teñido.

¿Mintió nuestro embeleso? ¿Mintió nuestra ternura?
Mirad aquesta frente nublada por el sol…
Pero el ansia renace cual se ve en la llanura
por entre las espigas surgir el ababol.

¿Y no son estos brazos los de las Afroditas
que entre la mies dorada coronan el peñón?
Plenitud encantada que eterna resucitas
la sombra de Racine en la Ferté-Milón.

La sonrisa de Reims con sus labios perfectos
es el sol que se apaga sobre una tarde eximia;
y para perdición de profetas y electos
sus trenzas de champaña trascienden a vendimia.

Ingres de Montalbán trazó la arquitectura
y el cuenco de esos hombros donde para tranquilo
el ansiado tesoro .de la linfa más pura
filtrada en las raíces del álamo y el tilo.

Oh Laura! como a ti, Petrarca habría cantado
a esta Francia que sangra por nuestro corazón;
sangrante corza en fuga que lleva en el costado
la jabalina de los monteros de Aviñón.

Invoca el espejismo de mil y una grandezas
que sosieguen fantasmas, donde el gemir acalles:
Brantome, San Juan de Acre -cavas y fortalezas,
laderas y gargantas- Vercors y Roncesvalles.

Con el viento que llega de Arlés vuelven los sueños
-el corazón apenas los nombra en un rumor-.
En Aunis y en Saintonge los marjales trigueños
muestran aún el surco brutal del invasor.

Alta ronda de urbes, de villas y comarcas,
erguidas como flores de un esplendor rival,
y en pos de la galante huella de los monarcas
Razón y Sueño cifran en un solo ideal.

Oh cautiva Durance, oh cielo encadenado.
Suelo pastor vestido de racimos maduros;
país con cuyo nombre tan dulcemente amado
marcaba el Rey de Francia los sarracenos muros.

Como tú misma es dulce la locura en desvelo
porque te reconozcan de mi canto a la luz;
y pues entre dos mares vacila nuestro duelo,
detenga nuestros pasos el umbral de Naurouze.

¡Mas, no! Tornas al vuelo, clamor insosegable…
¿A dónde vas? asado Mont-Ventoux, allá el Sena
en lo hondo se fuga, y entre un deleitable
manzanar, Lamartine sueña en la Magdalena.

Mujer, vinos fragantes, madrigales, montaña:
¿cuáles pintaré? ¿cuáles más vivamente adoro?
¿Son esos los pomares de tu seno, Bretaña,
y esas gemas tus pinos en ponientes de oro?

Alba gorguera donde los labios abrasados
mendigan cidra y leche. Plenitud que suspira,
Normandía secreta, por ti los desterrados
caballeros poblaron las ruinas de Palmira.

En verdad ya no sé dónde empieza el encanto…
Hay nombres que son carne como los de Andelyz.
Oh rostro que te vuelves por no mostrar el llanto,
pliega tus labios. ..Cálla, oh París, mi Parísl

París de las canciones, París de la Bastilla;
hoy sólo tus albercas están embanderadas…
Como estrella polar no ya tu frente brilla:
París lo eres tan sólo formando barricadas.

París de nuestros bienes, París de nuestros males;
París del Cours-la-Reine, Corte de Flor-de-lys;
de suburbio en suburbio por todos los umbrales,
tu nombre, más que un grito nos desgarra, PARIS.

Huyamos de este sitio donde la atroz germina;
la vida aún aguarda su amanecer incierto;
del Oise y el Marne falta la epopeya leonina;
y Sylvia ya no cruza por el Valois desierto.

Almenar del recuerdo donde alzaran sus llamas
los sueños de veinte años a un cielo que mintió;
y en vez de amor, el negro Camino de las Damas,
y el crepitar del rojo molino de Laffaux.

Atraviesa la ruta polvorienta y famosa
de país en país persiguiendo incansada
por la selva de Argonne y en los Altos del Mosa
que renazca perenne tu gloria traicionada.

Como ciervo flechado que trémulo agoniza,
bajo el bosque se azulan los ojos de la charca…
Descanso de destierro que va camino a Suiza,
la que amara Courbet, la plácida comarca.

Te he perdido, Alsacia, donde si el Rhin desborda,
faisanes deslumbrados caen de los encinos;
donde Werther su treno por un instante asorda,
compasándolo al júbilo de coros campesinos.

De Port~Vendre a Dunkerque la tromba de tortura
no podrá enmudecer la voz de nuestras venas;
nadie podrá romper la mágica armadura
que Aymon forjó en el rojo cubil de las Ardenas.

A los férvidos labios no habrá quien arrebate
la flauta que a los siglos entrega su raudal;
tras la siega de lauros, aún llama al combate,
hermanos en la espiga, la hierba y el rosal.

Se oye entre las hojas un galopar que avanza…
Hilandera, suspénde: mi pecho va a estallar.
Hablan en voz de fuente la noche y la esperanza…
Si fuera Duguesclin volviendo a batallar…

Qué importa que yo muera sin que la veneranda
faz mire dibujarse bajo el solar fulgor.
Dancemos, hijo mío, la loca zarabanda.
Mi patria es la Miseria y el Hambre y el Amor.

Versión de: Carlos López Narváez



Poema Los Viejos Puentes de Louis Aragon



Yo pasé por los viejos puentes
Todo allí comenzó después

Una canción del tiempo ido
Habla de un herido doncel

De un traje que fué desceñido
Y de un desangrado clavel

Del castillo de un duque loco
De los negros cisnes de un rey

De la pradera donde canta
La eterna novia del ayer

Yo bebí el canto de las glorias
Falsas conmo una helada miel

El Loira arrastra mis recuerdos
Con el ejército francés

Con las armas ya disparadas
Y el llanto sin borrar también

Oh abandonada oh Francia mía!
Yo los viejos puentes pasé

Versión de: Andrés Holguín



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