poemas vida obra luis de gongora

Poema Llegué A Valladolid; Registré Luego de Luis De Gongora



Llegué a Valladolid; registré luego
Desde el bonete al clavo de la mula;
Guardo el registro, que será mi bula
Contra el cuidado del señor don Diego.

Busqué la Corte en él, y yo estoy ciego,
O en la ciudad no está, o se disimula.
Celebrando dïetas vi a la gula,
Que Platón para todos está en griego.

La lisonja hallé y la ceremonia
Con luto, idolatrados los caciques,
Amor sin fe, interés con sus virotes.

Todo se halla en esta Babilonia,
Como en botica, grandes alambiques,
Y más en ella títulos que botes.



Poema Lilio Siempre Real Nascí En Medina de Luis De Gongora



Lilio siempre real nascí en Medina
Del Cielo, con razón, pues nascí en ella;
Ceñí de un Duque excelso, aunque flor bella,
De rayos más que flores frente dina.

Lo caduco esta urna peregrina,
Oh peregrino, con majestad sella;
Lo fragrante, entre una y otra estrella,
Vista no fabulosa determina.

Estrellas son de la guirnalda griega
Lisonjas luminosas, de la mía
Señas oscuras, pues ya el Sol corona.

La suavidad que expira el mármol (llega)
Del muerto lilio es; que aun no perdona
El santo olor a la ceniza fría.



Poema Las Tablas Del Bajel Despedazadas de Luis De Gongora



Las tablas del bajel despedazadas
(Signum naufragii pium et crudele),
Del tempio sacro, con le rotte vele,
Ficaraon nas paredes penduradas.

Del tiempo las injurias perdonadas,
Et Orionis vi nimbosae stellae
Raccoglio le smarrite pecorelle
Nas ribeiras do Betis espalhadas.

Volveré a ser pastor, pues marinero
Quel Dio non vuol, che sol suo strale sprona
Do Austro os assopros e do Oceám as agoas;

Haciendo al triste son, aunque grosero,
Di questa canna, già selvaggia donna,
Saudade a as feras, e aos penedos magoas.



Poema Las Flores Del Romero de Luis De Gongora



Las flores del romero,
Niña Isabel,
Hoy son flores azules,
Mañana serán miel

Celosa estás, la niña,
Celosa estás de aquel
Dichoso, pues le buscas,
Ciego, pues no te ve,
Ingrato, pues te enoja,
Y confiado, pues
No se disculpa hoy
De lo que hizo ayer.
Enjuguen esperanzas
Lo que lloras por él,
Que celos entre aquéllos
Que se han querido bien,

Hoy son flores azules,
Mañana serán miel.

Aurora de ti misma,
Que cuando a amanecer
A tu placer empiezas,
Te eclipsan tu placer,
Serénense tus ojos,
Y más perlas no des,
Porque al Sol le está mal
Lo que a la Aurora bien.
Desata como nieblas
Todo lo que no ves,
Que sospechas de amantes
Y querellas después,

Hoy son flores azules,
Mañana serán miel.



Poema La Chacona A Las Sonajas de Luis De Gongora



¡Oh qué bien que baila Gil,
Con las mozas de Barajas,

La chacona a las sonajas,
Y el villano al tamboril!

Fue a Madrid por san Miguel
Y el demonio se soltó,
Que chaconera volvió,
Si iba villano él.
Salgan cuatrocientas mil
Que con todas se hará rajas.

La chacona a las sonajas
Y el villano al tamboril.

Un olmo, que el son agudo
En medio el ejido oyó,
Con las hojas le bailó,
Ya que con el pie no pudo;,
Ya que con el pie no pudo.
Con airecillo sutil
Las altas movió y las bajas.

La chacona a las sonajas
Y el villano al tamboril

Baile tan extraordinario
Nadie le ha visto de balde;
Varas le costó al Alcalde
Y bodigos al Vicario;
El capón del Alguacil
Ha gastado sus alhajas.

La chacona a las sonajas
Y el villano al tamboril.



Poema Inscripción Para El Sepulcro De Domínico Greco de Luis De Gongora



Esta en forma elegante, oh peregrino,
De pórfido luciente dura llave
El pincel niega al mundo más süave,
Que dio espíritu a leño, vida a lino.

Su nombre, aun de mayor aliento dino
Que en los clarines de la Fama cabe,
El campo ilustra de ese mármol grave.
Venérale, y prosigue tu camino.

Yace el Griego. Heredó Naturaleza
Arte, y el Arte, estudio; Iris, colores;
Febo, luces ?si no sombras, Morfeo.?

Tanta urna, a pesar de su dureza,
Lágrimas beba y cuantos suda olores
Corteza funeral de árbol sabeo.



Poema Ilustre Y Hermosísima María de Luis De Gongora



Ilustre y hermosísima María,
Mientras se dejan ver a cualquier hora
En tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos, y en tu frente el día,

Y mientras con gentil descortesía
Mueve el viento la hebra voladora
Que la Arabia en sus venas atesora
Y el rico Tajo en sus arenas cría;

Antes que de la edad Febo eclipsado,
Y el claro día vuelto en noche obscura,
Huya la aurora del mortal nublado;

Antes que lo que hoy es rubio tesoro
Venza a la blanca nieve su blancura,
Goza, goza el color, la luz, el oro.



Poema Hermana Marica de Luis De Gongora



Hermana Marica,
Mañana, que es fiesta,
No irás tú a la amiga
Ni yo iré a la escuela.

Pondraste el corpiño
Y la saya buena,
Cabezón labrado,
Toca y albanega;

Y a mí me podrán
Mi camisa nueva,
Sayo de palmilla,
Media de estameña;

Y si hace bueno
Trairé la montera
Que me dio la Pascua
Mi señora abuela,

Y el estadal rojo
Con lo que le cuelga,
Que trajo el vecino
Cuando fue a la feria.

Iremos a misa,
Veremos la iglesia,
Darános un cuarto
Mi tía la ollera.

Compraremos dél
(Que nadie lo sepa)
Chochos y garbanzos
Para la merienda;

Y en la tardecica,
En nuestra plazuela,
Jugaré yo al toro
Y tú a las muñecas

Con las dos hermanas,
Juana y Madalena,
Y las dos primillas,
Marica y la tuerta;

Y si quiere madre
Dar las castañetas,
Podrás tanto dello
Bailar en la puerta;

Y al son del adufe
Cantará Andrehuela:
No me aprovecharon,
madre, las hierbas.

Y yo de papel
Haré una librea
Teñida con moras
Porque bien parezca,

Y una caperuza
Con muchas almenas;
Pondré por penacho
Las dos plumas negras

Del rabo del gallo,
Que acullá en la huerta
Anaranjeamos
Las Carnestolendas;

Y en la caña larga
Pondré una bandera
Con dos borlas blancas
En sus tranzaderas;

Y en mi caballito
Pondré una cabeza
De guadamecí,
Dos hilos por riendas;

Y entraré en la calle
Haciendo corvetas,
Yo y otros del barrio,
Que son más de treinta;

Jugaremos cañas
Junto a la plazuela,
Porque Barbolilla
Salga acá y nos vea;

Bárbola, la hija
De la panadera,
La que suele darme
Tortas con manteca,

Porque algunas veces
Hacemos yo y ella
Las bellaquerías
Detrás de la puerta.



Poema Grandes, Más Que Elefantes Y Que Abadas de Luis De Gongora



Grandes, más que elefantes y que abadas,
Títulos liberales como rocas,
Gentiles hombres, sólo de sus bocas,
Illustri cavaglier, llaves doradas;

Hábitos, capas digo remendadas,
Damas de haz y envés, viudas sin tocas,
Carrozas de ocho bestias, y aun son pocas
Con las que tiran y que son tiradas;

Catarriberas, ánimas en pena,
Con Bártulos y Abades la milicia,
Y los derechos con espada y daga;

Casas y pechos todo a la malicia;
Lodos con perejil y yerbabuena:
Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga!



Poema Frescos Airecillos de Luis De Gongora



Frescos airecillos,
Que a la Primavera
Le tejéis guirnaldas
Y esparcís violetas,

Ya que os han tenido
Del Tajo en la vega
Amorosos hurtos
Y agradables penas,

Cuando del estío
En la ardiente fuerza
Álamos os daban
Frondosas defensas;

Álamos crecidos
De hojas inciertas,
Medias de esmeraldas,
Y de plata medias;

De donde a las ninfas
Y a las zagalejas
Del sagrado Tajo
Y de sus riberas

Mil veces llamastes
Y vinieron ellas
A ocupar del río
Las verdes cenefas;

Y vosotros luego
Calándoos apriesa
Con lascivos soplos
Y alas lisonjeras,

Sueño les trajistes
Y descuido a vueltas,
Que en pago os valieron
Mil vistas secretas,

Sin tener del velo
Envidia ni queja,
Ni andar con la falda
Luchando por fuerza;

Ahora, pues, aires,
Antes que las sierras
Coronen sus cumbres
De confusas nieblas,

Y que el Aquilón
Con dura inclemencia
Desnude las plantas,
Y vista la tierra

De las secas hojas,
Que ya fueron tregua
Entre el Sol ardiente
Y la verde yerba;

Y antes que las nieves
Y el hielo conviertan
En cristal las rocas,
En vidrio las selvas,

Batid vuestras alas,
Y dad ya la vuelta
Al templado seno
Que alegre os espera.

Veréis de camino
Una Ninfa bella,
Que pisa orgullosa
Del Betis la arena,

Montaraz, gallarda,
Temida en la sierra
Más por su mirar
Que por sus saetas;

Ahora la halléis
Entre la maleza
Del fragoso monte
Siguiendo las fieras;

Ahora en el llano
Con planta ligera
Fatigando al corzo,
Que herido vuela;

Ahora clavando
La armada cabeza
Del antiguo ciervo
En la encina vieja;

Cuando ya cansada
De la caza vuelva
A dejar al río
El sudor en perlas;

Y al pie se recueste
De la dura peña,
De quien ella toma
Lección de dureza;

Llegaos a orealla,
Pero no muy cerca,
Que lleváis suspiros
Y ha corrido ella.

Si está calurosa,
Soplad desde afuera,
Y cuando la ingrata
Mejor os entienda,

Decidle, airecillos:
«Bellísima Leda,
Gloria de los bosques,
Honor de la aldea,

Enfermo Daliso
Junto al Tajo queda
Con la muerte al lado
Y en manos de ausencia;

Suplícate humilde
Antes que le vuelvan
Su fuego en ceniza,
Su destierro en tierra,

En premio glorioso
De su amor, merezca,
Ya que no suspiros,
A lo menos letra

Con la punta escrita
De tu aguda flecha,
En el campo duro
De una dura peña

(Porque no es razón
Que razón se lea
De mano tan dura
En cosa más tierna),

Adonde le digas:
?Muere allá, y no vuelvas
A adorar mi sombra
Y a arrastrar cadenas?.



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