Poema Valdivia de Margarita Laso
me llamas con humedad
me humedeces con llamas
tu cama es una plantación de palmeras
olla silbadora
el vértigo mío
vértigo viejo como tu espíritu
vértigo tu espíritu
viejo tú
Amor Amistad Familia Infantiles Fechas Especiales Cristianos
me llamas con humedad
me humedeces con llamas
tu cama es una plantación de palmeras
olla silbadora
el vértigo mío
vértigo viejo como tu espíritu
vértigo tu espíritu
viejo tú
sé que las ratas me morderán el corazón
pero ésta es una despedida
reí y fui
loba
loba en el palomar
loba en el palomar de tus jadeos
buches y espumas rociaron la aurora de los sudores
jadeos tus de palomar él en loba
aunque
entre graznidos y hendiduras
entre zureos grumosos
loba
entre palomas en tus jadeos
digo adiós
la pena canina cubro de vidrio
lengua y falanges apago al fuego
aros y poros al polvo cocido
esta cachorra arde bajo las burbujas
aullidos sollamados invitan a las ratas
ellas escuchan su piel de chamiza que crepita
sus uñas que raspan el celo cristalino
la esfera de calor de su cuero esquilado las convida
olorosa
sé que me morderán el corazón
lastimero
pero no permitiré que tú lo muerdas
ésta es una despedida
la catedral de cal
desde los muros escupe el frío
y apaga el candelero
la organista mitiga las pasiones tubulares
en l tumbado frescos de tus buenos designios
contratalones la cicatriz de caudas y cráneos
que fueron arrastrados y rodaron
el portón y su chirrido de gallo degollado
largas la aldaba y la nostalgia
y el ahogo
un hongo en el atrio
la sombra que te nombra
la catedral contrita
resuella
como una flor de hollín
como sobre la arena
una ballena
entre caballos
tus besos
guatitambos de carne y jugo
el acento de la incertidumbre en cada movimiento
suave la nave de la lengua
las teclas de mader o de marfil
la exhalación del fuelle y sus columnas de aire
el órgano de la catedral
esófagos y pliegues lánguidos
como las algas del lago que se extinguen
los altares laterales
las alturas oscuras del coro
la cúpula húmeda de los besos
la cúpula de la hembra rezumante
la cúpula del hombre que rezuma
las válvulas de la vulva como un corno nocturno
la piedra estremecida con el intercambio de óleos
y tus besos
como el órgano de la catedral
como sus tubos
largos
como el dejo de sus bajos
tus besos hondos
graves como la octava de pedales
cuyas lentas vibraciones son las últimas que escucha
el oído humano
fértiles como el teclado de tierra
y la resonancia de sus pesados temblores
qué sabes tú de trepanarme, reno
donde no estás
mis huesos crujen y granizan
sin mordaza
donde no estás
relincha un río hacia mis muslos
y es fresca la lechuga
que lo acoge
no te he olvidado
pero otros ojos son panteras
en el agua
otro es dragón y daga
otro es presa de mi caza
qué sabes tú, reno inútil
quédate mejor entre las reses
la noche ha terminado
y no hay agua que enjuague
tu rastro de mi cuerpo
las cardas de tinieblas
en mis hombros
son el beso de un lago de brea
la brea de un beso de sombras
las sombras de tu oscura saliva
no sé cómo sacarme las huellas
de tus dientes
esos monjes hincados en los muelles del cuello
esos muelles que velan
la huella de la noche
no quiero que te vayas
no me quites la mano que te toca
este gajo jugoso
este toque de pelvis
que no puede borrarte
y que te ama
un ceibo que cuida el horizonte
tiene menos orgullo
que el que orilla tus piernas
un ceibo en tus piernas africanas
matará mi deseo
la cadera cruje como un cangrejo
un crujido en la tenaza de mis huesos
matará mi deseo
trago de ardienteagua
un ceibo te orilla los crujidos
una huella de hollín
los vellos y tobillos
y una equis que enrosca mi cintura
una equis matará mi deseo
tuve un hombre y él me tuvo
ahora somos memoria de carboncillo
ciclistas en la siesta de la ceniza
pero tuve un hombre
y él me tuvo
crudo abrió el beso en la yema del pubis
sentó la oreja para oír mi caracol caliente
mientras borrando pecas
hundí la nariz en el musgo tremente
de sus ingles
la lengua para lamer su venar violeta
tuve un hombre
fue pan en remojo su boca de abrir cajoncitos
mordiente su hacer de muslos y mejillas
él me tuvo
fue tristeo de agua mi pecho de dos pozos
crujiente mi hacer de cejas y ranuras
ahora somos memoria de carboncillo
en los confines de nuestra selva
un hilván de truenos
jolgorio jolgorio
bebes del jarro de una alfarera
bebes y no derramas ni un sorbo de chicha
de las hojas de plátano caen los líquidos que necesitamos
gota a gota
pegan el día con la noche
sujetan la piedra a la mano que muele el camino
y cuando amanece
retiene la luna prendida al cielo como un aerolito
no dejes de beber
amor mío
otras mujeres me han dado su saliva
masticaron también nuestras raíces
bailando
con los pies pintados de huituc
-debo decir- con mis sandalias de carbón que no resbalan
bailando
mientras tomo tus manos