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Poema Lutecia de Marisa Trejo Sirvent



París
vuelta de hoja impredecible
anillo al dedo
hoja en el Sena
cuya corriente
no deja de mover

París, 1980.



Poema Tres De Lorca de Marisa Trejo Sirvent



a Joaquín Vásquez Aguilar.

?Tardes en que el teléfono pregunta
por consabidas náyades arteras?.

Ramón López Velarde.

Te gustaba leer
Con voz pausada
Aquellos poemas
Esos
Los preferidos
Tres de Lorca
Algunos de Vallejo
Siempre Miguel Hernández
Siempre con esa voz
De ola de mar
En medio del naufragio
Más deseado
En medio de las ninfas de los ríos
Me da gusta seguirte en estas líneas
Pensarte vivo
Escuchar cuando dices
?Cuando los pájaros están a punto
De abandonar la noche?.
Tardes interminables
De alcohol y tinta
Tardes donde sólo aquel disco
Aquella cancioncilla a la cebolla
Te aguarda como un disco rayado.

Tuxtla Gutiérrez, 1994.



Poema Take Five de Marisa Trejo Sirvent



Hay un motivo,
unas gotas de lluvia
un cigarro y un jazz
para olvidar las nubes
de un cielo que no es mío.
El saxofón que trae recuerdos
de comidas cubanas
con palmeras y brisa,
las plantas y las yerbas del trópico
las risas de los niños
que juegan con granizos
que aquí no existen.

París, 1981.



Poema Río Abajo de Marisa Trejo Sirvent



a José Luis Ruiz Abreu, Efraín Bartolomé y Oscar Wong.

Naturaleza muerta entre los lirios
donde asoma el lagarto
que extingue su nostalgia
de flora sepultada
en aras del progreso.
Las pinturas murales,
testimonios ahogados
con zonas arqueológicas
donde el faisán escapa a otras montañas,
lejos del ruido de los motores
que transitan ahora ahuyentando la fauna.
Corriente calculada para volverse luz,
energía que lleva un cauce nuevo
donde el rumor del agua
es tan sólo un recuerdo
y el río se vuelve lago
donde antes se rompían
mil cristales de agua entre las rocas.
Sólo la iguana quieta
contempla el árbol seco
en la mitad del río.

El sumidero, 1986.



Poema Regresión de Marisa Trejo Sirvent



Así como me veo
vestida y maquillada,
me reconozco
como aquel animal
que arrastraba.
el cavernícola.

México, D. F. 1978



Poema Receta De Amor de Marisa Trejo Sirvent




?Vestime de amor
que estoy desnuda?
Rodeame de gozo
que no nací para estar triste?.
Gioconda Belli

Debes tocar suavemente
La fibra más sutil
Para poder volver
Para poder decir otra vez
No huyas de mí
Vive lo que yo vivo
Ama lo que yo amo
Debes desear mis labios
Al igual que mis senos
Adivinar mis pensamientos
Más escondidos
Susurrar al oído
No importa qué palabras
Que puedan hacer vibrar
Más allá de la piel
Mi emoción más sentida.

Tuxtla Gutiérrez, 1998.



Poema Qué Frágil Es La Luna de Marisa Trejo Sirvent



a Joaquín Vásquez Aguilar.

?Mejor es acostarse a morir
temprano
a solas
sin que nadie interrumpa las alas
ni las hojas
para no estar cansado al mar siguiente?.
Joaquín Vásquez Aguilar.

Qué frágil es la luna
Qué injusto el mar de alcohol
Que amainó tus heridas
Noche y espanto de total desierto
Qué ironía
Dueño de las palabras
Grito sordo
Qué pequeña tu vida
El cuarto se guardó el olor a muerte
Quien iba a oír
Gusanos silenciosos
Si los ruidos de tanques
Profanaban las calles
Los aviones
Nadie pensaba en ti
La muerte
Río de niebla
Nos había dejado mudos.
Suspendidos.

Tuxtla Gutiérrez, 1994.



Poema Puerto Arista de Marisa Trejo Sirvent



Hay luces en los ojos de los peces
que los barcos capturan por la noche,
aromas en el aire de cangrejos dormidos,
fósiles transformándose en espuma.
Más tarde
la madrugada tirará otras estrellas
la brisa no azotará más las ventanas.
En ellas aparecerá
la marina de cobre de sus olas inmensas
que borrara las huellas clandestinas
de nuestros pies descalzos.

Puerto Arista, Chiapas, 1983.



Poema Piel De No Verte de Marisa Trejo Sirvent



¿Hasta dónde la tinta
escribe un verso?
Letras de tinta borro
Vino tinto en la piel
Piel de no verte
Piel a piel la distancia
Tinta el papel de rojo ocre
Y cobre ausente
Está tinto el amor
Voy a beberte.

San Cristóbal de las Casas, 1994.



Poema Pernoctando En Ti de Marisa Trejo Sirvent



Porque la palabra tiene la capacidad del recuerdo
porque he buscado justificaciones al silencio
cuando tenía la pupila del corazón insomne.
Porque los transeúntes tenían tu misma mirada triste,
Hago de este oficio,
Incitación al verso en noche de febrero incomprensible,
e ansia indagadora que haga constar la integridad
del sentimiento.
Hoy voy a escriturar en el papel
-cómplice en la ansiedad-
aquello que nunca pronuncié
de madrugada, pernoctando en ti,
cuando nos fumábamos la vida buscando colillas.
Éramos dúctiles y sin embargo,
La pluma descifra mejor los recuerdos, amor.

.

México, D. F. 1977



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