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Poema De La Serie María José (v) Desintegración de Maya Islas



Siento la verticalidad de un animal sin nombre
que cohabita dentro de mí
buscando un lugar para Ser.

Mis formas son exquisitas,
y un momento de bondad
me ha permitido reclamar el techo
para hacer lo que quiero.

Pensé que la secuencia de la vida
indicaba lo opuesto:
Hoy, estoy aquí;
dentro de un año,
existiré dentro de una palabra
o debajo de tu corazón en papel púrpura.

En este momento trágico
de sobrevivir como una pieza de arte,
me parece que ya entiendo
el murmullo del fantasma
cuando se convierte en hombre.

La ciudad cae como agua sobre la realidad.



Poema De La Serie De María José (v) La Mujer de Maya Islas



Nadie lo notó.
Yo no contesté.

Conocer el Yo no es un oficio fácil.
Mi cara posee una pieza de mí misma,
un puente entre dos ciudades.

Flotando y flexible,
me convierto en el tema de unos ojos
que desde el futuro miran para descifrar el golpe.
Ahora,
conozco la rajadura exacta
a través de la cual escapo,
cuando no hay nada más que hacer
que detener la vida como hacen las estatuas.

El gesto en sí mismo
me empuja hacia el océano
que nadie puede ver.



Poema De La Serie De María José (ii) El Bar de Maya Islas



La ciudad está vacía.

La ciudad no dice a quien pertenece;
por lo tanto,
esperaré como Godot, por nadie.

Detras del vaso está la llave de mi salvación.
Mejor que una oración,
escapo al toque interminable de las brujas,
uniendo el sonido interior de las neuronas
que luchan contra el invasor.

Un amor español aparece en mis sueños.
El hombre es real porque da la oportunidad
de romper los espejos;
mi cigarro es el amigo horizontal que me convierte
en todas las cosas que no soy.

Analizo la calidad de mi piel
cuando pretende que nada está pasando,
pero,
estoy vacía.
Como la ciudad, no digo a quien pertenezco;
cruzo el desierto,
tengan paciencia.



Poema De La Serie Alma Y Cristina (i) Alma de Maya Islas



Transparente a pesar de la materia,
me asimilo a la red con una santidad particular;
soy una firme creyente
de que hay dos movimientos para visitar la vida,
y el trayecto a pie es lo apropiado.

Mientras verifico estas sensaciones,
me acomodo en la línea vertical
que me espera al final del túnel,
aunque el tren,
con su imagen rápida,
prohiba los pecados de la imaginación.

La maestría de mi curiosidad resolverá mi libertad
moviéndome de un lado de mi cuerpo
hacia otro cuerpo.





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