poemas vida obra n

Poema Niños de Luciano Castañón



Lisa, lisa es la barriga que enseñáis;
os la tiñe o lame el sol,
ese sol que se incrusta en la angostura de las canes
iluminando vuestros sexos,
sexos que por infantiles y opuestos
hacen la delicia locuaz y procaz de tantas madres.

Niños,
testarudos o sonrientes, jugáis
moviendo vuestras tiernas piernas de alambre.
y con indiferencia paladina,
niños de Cimadevilla,
mostráis el culo al aire.



Poema Nana Marinera de Luciano Castañón



?Mueve mi madre
esta mi cuna.
El mar da miedo,
quiero laguna.

Duérmete nena
de Cimavilla;
tu padre boga
al son de quilla.

La caracola
suena en la playa;
mueren tus ojos,
la boca calla.

?No cantes madre
la asturianada,
dime la nana
de la alborada.

Marea que sube,
marea que baja;
tu sueño es
suave mortaja.

Párpados quietos,
ala que duerme,
tu cara besa, nena,
marisco verde.

?Venga mi padre
de la mar, ea;
traiga su vida
y que me vea.

Nana marina
que alivia penas;
velan las madres,
sueñan las nenas.

La niña duerme.
Lecho de red.
Frágiles hálitos.
Boca de pez.



Poema Niña Rota de Lourdes Gil



para Ana Maria Mendieta

No estaba sola.
Llegó con un millar de niñas en bandadas
que quisieron volar por sobre el suelo ajeno
creyendo la ausencia permanente.
Y quien podrá culparlas, niñas rotas,
si nadie supo cual era la cuerda
el sostén de cada marioneta en el retablo,
la que en el día aciago hacia lo incierto
quedaba desatada.
Millares de niñas
Colegialas de uniformes blancos
hoy detendrán su giro enloquecido.

(Poema proporcioando por la autora)



Poema Nacer Mujer-poeta de Lourdes Espínola



La alternativa:
Saltar del balcón; despedazarlo.
Faldas, abanico, hilo, aguja:
me desnudo y rebelo.
¡Basta de mirar la vida
desde este balcón!
Cárcel semicircular
tímpano sordo, sorda boca
grito y digo
del solitario oficio de escribir.
Manuscrito de internas visiones
espejos de mujer abriéndose.
Nazco
rompiendo venenosos manantiales.



Poema No Se Atreve A Pintar Su Dama Muy Hermosa Por No Mentir Que Es Mucho Para Poeta de Lope De Vega



Bien puedo yo pintar una hermosura,
y de otras cinco retratar a Elena,
pues a Filis también, siendo morena,
ángel Lope llamó de nieve pura.

Bien puedo yo fingir una escultura,
que disculpe mi amor, y en dulce vena
convertir a Filene en Filomena
brillando claros en la sombra escura.

Mas puede ser que algún letor extrañe
estas musas de Amor hiperboleas,
y viéndola después se desengañe.

Pues si ha de hallar algunas partes feas,
Juana, no quiera Dios que a nadie engañe,
basta que para mí tan linda seas.



Poema No Sabe Qué Es Amor Quien No Te Ama de Lope De Vega



No sabe qué es amor quien no te ama,
celestial hermosura, esposo bello,
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.

Tu boca como lirio, que derrama
licor al alba; de marfil tu cuello;
tu mano el torno y en su palma el sello
que el alma por disfraz jacintos llama.

¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando
tanta belleza y las mortales viendo,
perdí lo que pudiera estar gozando?

Mas si del tiempo que perdí me ofendo,
tal prisa me daré, que un hora amando
venza los años que pasé fingiendo.



Poema Nace El Alba María de Lope De Vega



Nace el alba María
y el sol tras ella,
desterrando la noche
de nuestras penas.

Nace el alba clara,
la noche pisa,
del cielo la risa
su paz declara;
el tiempo se para
por sólo vella,
desterrando la noche
de nuestras penas.

Para ser señora
del cielo, levanta
esta niña santa
su luz aurora;
él canta, ella llora
divinas perlas,
desterrando la noche
de nuestras penas.

Aquella luz pura
del Sol procede,
porque cuanto puede
le da hermosura;
el alba segura
que viene cerca,
desterrando la noche
de nuestras penas.



Poema Nu(n)ca de Leopoldo Maria Panero



Vi cuatro mujeres luchando por los senos de un muerto,
vi cuatro mujeres luchando solas, más tarde,
por la posesión del soplo
y disputando con sus uñas feroces por el Abel Garmín que
abandonaba feliz aquellos huesos.

Hay cuatro mujeres que robaron mi fetidez sensible
y mi podredumbre en el cadáver que aún respiraba
lentamente dejando
salir de allí mi alma con su pedo.

Y esos cuatro seres aguardan ahora el resto
sanguinolento de mi espíritu
y habito para siempre en la carnicería de sus bocas
y día a día bajo del nido de sus nalgas

para saber entero en lo insensible del tiempo
cuál era el sentido que no aprendí del cielo
como cae debajo la palabra nunca.

«Narciso en el acorde último de las flautas» 1979



Poema No Sentiste, Crisálida Aun El Peso Del Aire de Leopoldo Maria Panero



No sentiste crisálida aun el peso del aire
en tu cuerpo aun sin límites no hubo deseos alas
en tu cuerpo aun sin límites ciega luz no sentiste
oh diamante aun intacto el peso del aire.

A lo lejos azules las montañas qué esperan
Por dónde van las águilas. Cruzan sombras la nieve
Canta el viento en los álamos los arroyos susurran
Las luciérnagas brillan en las noches serenas
Olor denso a resina crepitan las hogueras
Con antorchas acosan y dan muerte a los lobos
En combate de luces derrotada la nieve
Nada turba el jazmín al aire florecido

Y sus rubias cabezas sobre la hierba húmeda

Son sus ojos azules un volcán apagado
En el viento naufragan sus cabellos de oro
De sus muslos inmóviles tanta luz que deserta

Cómo duele en la sombra desear cuerpos muertos.

La mies amarillea caen a tierra los frutos
Ellos vuelven cansados y no hay luz en sus ojos
Pero los huesos brillan y dividen la noche
Hueste antigua que danza alrededor del fuego
La hora es del regreso y no hay luz en sus ojos
Salpicaduras al borde del camino cabellos aplastados
La hora es del regreso tened cuidado aguardan.

Las luciérnagas brillan en las noches serenas

Canta el viento en los huesos como en álamos secos
entra en el pecho silba y ríe en las mandíbulas
entre las ramas flota de un ruiseñor el canto
y como un río el viento acaricia sus cuencas

A lo lejos azules las montañas qué esperan
Una antorcha en la mano de mármol una llama de gas
bajo el arco vacila
Y sus nombres apenas quiebran la luz el aire

Sepultará la tierra tan débiles cenizas
volarán sobre ellas golondrinas y cuervos
sobre ellas rebaños pasarán hacia el Sur
se alzará sobre ellas el sueño de pastores
y desnuda la tierra morirá con la nieve
La hora es del regreso en sus labios asoman
olvidadas canciones rostros contra el poniente

Qué voló de sus labios al cielo y sus ojos azules
qué lava derramaron en qué ocultas laderas
En sus ojos azules se posaba la escarcha
antaño fue el deseo siempre arrancada venda
oh qué fuego voló de sus labios al cielo
aquellos labios rojos que otros nunca olvidaron.

Pero el viento deshace las últimas nieblas
Otros creen que es el frío en las manos caídas
Olvidan que la llama tan sólo se apaga en sus ojos
que después no es el frío, es aun menos que el frío.



Poema Necrofilia de Leopoldo Maria Panero



(prosa)

El acto del amor es lo más parecido
a un asesinato.
En la cama, en su terror gozoso, se trata de borrar
el alma del que está,
hombre o mujer,
debajo.
Por eso no miramos.
Eyacular es ensuciar el cuerpo
y penetrar es humillar con la
verga la
erección de otro yo.
Borrar o ser borrados, tando da, pero
en un instante, irse
dejarlo
una vez más
entre sus labios.

«Poesía» 1970 – 1985



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