poemas vida obra o

Poema Onanística de Luis Alvarenga



Te imagino
saliendo recién parida húmeda
de una quebrada que sólo yo sé
el cabello apenas en el lunar
dos lunas líquidas de pronto endurecidas

Te sabés acosada
por las pandillas del deseo
los niños de la bala
aún no se han quitado los pasos

Te sabés acosada por los poetas que te hablan
y luego duermen
acompañados de su mano.
Tan sólo un poro tuyo
bastará para salvarnos



Poema Otros Poetas de Luciano Castañón



Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de ti
Antonio y Nicolás,
Manuel del Cabra! y Blas
si hubieran en ti vivido
y probado lo que das?

Digo: empapándose de lo salobre,
de seres riendo sus miserias en tandas,
de calles pinas, ropas azul mahón
?desteñidas, desflecadas?
o colgando en galerías
como banderas humanas.
Digo, Cimadevilla,
si ellos hubieran henchido sus venas
de mástiles y canciones,
del dispendio de tus hombres
?hormigas, fatalistas o rebeldes?
gastando lo que no tienen:
dinero;
pero humor, humor negro,
de eso si están nutridos
(se lo aseguro yo a los nombres
de los hombres que arriba cito ).

Hay poetas que cantan a la luna,
al jilguero y a la flor,
pero que asimismo dicen, o piensan:
«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo».



Poema Otros Bares de Luciano Castañón



Ahora es diferente. Las tabernas
genuinas quedaron desbordadas
por bares de paredes decoradas
y asientos para incomodar las piernas.

En la noche, parejas nada eternas
perseguidas por las ciegas miradas
de otros, presentidamente envidiadas
por el futuro goce. Las alternas

canciones culebrean las gargantas
mientras las vibrátiles lenguas rosas
?o beodamente oscuras por tantas

libaciones? se mueven perezosas
o dulcemente bondadosas.
Santas
parecen los sábados las cosas.



Poema Oscuras Monedas de Lucero Alanís De Gurrola



Tengo miedo a los pordioseros
me persiguen hasta mi cuarto
hasta la oscuridad de la conciencia
Llegan a mí como espectros por la noche
con sus ojos que son monedas
que son mendrugos escasos que ofrecí
Y sin piernas el alma se arrastra
demanda atención
a esa hambre que no conocemos
la que no necesita solo monedas o pan



Poema Ofrecer Flores de Lucero Alanís De Gurrola



Al entrar al templo está el agua
salvadora de pecados
fuente de perdón
Más allá el asombro de una virgen
también bendita
quisiera redimir a todas
las mujeres
Bajan los santos y mártires
en los cirios que prometen
azucenas a las niñas



Poema Oh Libertad Preciosa de Lope De Vega



¡Oh libertad preciosa,
no comparada al oro
ni al bien mayor de la espaciosa tierra!
Más rica y más gozosa
que el precioso tesoro
que el mar del Sur entre su nácar cierra,
con armas, sangre y guerra,
con las vidas y famas,
conquistado en el mundo;
paz dulce, amor profundo,
que el mal apartas y a tu bien nos llamas,
en ti sola se anida
oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.

Cuando de las humanas
tinieblas vi del cielo
la luz, principio de mis dulces días,
aquellas tres hermanas
que nuestro humano velo
tejiendo llevan por inciertas vías,
las duras penas mías
trocaron en la gloria
que en libertad poseo,
con siempre igual deseo,
donde verá por mi dichosa historia
quien más leyere en ella
que es dulce libertad lo menos della.

Yo, pues, señor exento,
de esta montaña y prado,
gozo la gloria y libertad que tengo.
Soberbio pensamiento
jamás ha derribado
la vida humilde y pobre que entretengo;
cuando a las manos vengo
con el muchacho ciego,
haciendo rostro embisto,
venzo, triunfo y resisto
la flecha, el arco, la ponzoña, el fuego,
y con libre albedrío
lloro el ajeno mal y canto el mío.

Cuando el aurora baña
con helado rocío
de aljófar celestial el monte y prado,
salgo de mi cabaña
riberas de este río,
a dar el nuevo pasto a mi ganado;
y cuando el sol dorado
muestra sus fuerzas graves,
al sueño el pecho inclino
debajo un sauce o pino,
oyendo el son de las parleras aves,
o ya gozando el aura
donde el perdido aliento se restaura.

Cuando la noche fría
con su estrellado manto
el claro día en su tiniebla encierra,
y suena en la espesura
el tenebroso canto
de los noturnos hijos de la tierra,
al pie de aquesta sierra
con rústicas palabras
mi ganadillo cuento;
y el corazón contento
del gobierno de ovejas y de cabras,
la temerosa cuenta
del cuidadoso rey me representa.

Aquí la verde pera
con la manzana hermosa
de gualda y roja sangre matizada,
y de color de cera
la cermeña olorosa
tengo, y la endrina de color morada;
aquí de la enramada
parra que al olmo enlaza,
melosas uvas cojo;
y en cantidad recojo,
al tiempo que las ramas desenlaza
el caluroso estío,
membrillos que coronan este río.

No me da discontento
el hábito costoso
que de lascivo el pecho noble inflama
es mi dulce sustento
del campo generoso
estas silvestres frutas que derrama;
mi regalada cama
de blandas pieles y hojas
que algún rey la envidiara;
y de ti, fuente clara,
que bullendo el arena y agua arrojas,
esos cristales puros,
sustentos pobres, pero bien seguros.

Estése el cortesano
procurando a su gusto
la blanda cama y el mejor sustento;
bese la ingrata mano
del poderoso injusto,
formando torres de esperanza al viento;
viva y muera sediento
por el honroso oficio,
y goce yo del suelo
al aire, al sol y al hielo,
ocupado en mi rústico ejercicio;
que más vale pobreza
en paz que en guerra mísera riqueza.

Ni temo al poderoso
ni al rico lisonjeo,
ni soy camaleón del que gobierna;
ni me tiene envidioso
la ambición y deseo
de ajena gloria ni de fama eterna.
Carne sabrosa y tierna,
vino aromatizado,
pan blanco de aquel día,
en prado, en fuente fría,
halla un pastor con hambre fatigado;
que el grande y el pequeño
somos iguales lo que dura el sueño.



Poema Ocaso de Lilian Serpas



La luz en pie de Ocaso compagina
al del Oro sangrante de la rosa;
y suma cardinal y milagrosa
al viraje del sol en la colina.

La fuga de las cosas se adivina:
diríase una escala luminosa,
por donde asciende el aria jubilosa
que al corazón de la floresta afina…

Más la tregua de un día pajarero
– en nidales de celo y alborozo-,
elige permanencia en el alero…

Y un éxtasis de dicha se presiente
-al expirar un ágave gozoso-,
¡tal un místico albor, en el poniente!



Poema Oceánida de Leopoldo Lugones



El mar, lleno de urgencias masculinas,
bramaba en derredor de tu cintura,
y como un brazo colosal, la oscura
ribera te amparaba. En tus retinas,

y en tus cabellos, y en tu astral blancura
rieló con decadencias opalinas
esa luz de las tardes mortecinas
que en el agua pacífica perdura.

Palpitando a los ritmos de tu seno
hinchóse en una ola el mar sereno;
para hundirte en sus vértigos felinos

su voz te dijo una caricia vaga,
y al penetrar entre tus muslos finos
la onda se aguzó como una daga.



Poema Oh, Este Dolor de Leon Felipe



Oh, este dolor,
este dolor de no tener ya lágrimas;
este dolor
de no tener ya llanto
para regar el polvo.
¡Oh, este llanto de España,
que ya no es más que arruga y sequedad…
mueca,
enjuta congoja de la tierra,
bajo un cielo sin lluvias,
hipo de cigüeñal
sobre un pozo vacío,
mecanismo, sin lágrimas, del llanto!
¡Oh, esta mueca española,
esta mueca dramática y grotesca!

Llanto seco del polvo
y por el polvo…
por el polvo de todas las cosas acabadas de España
por el polvo de todos los muertos
y de todas las ruinas de España…
por el polvo de una casta
perdida ya en la Historia para siempre!

Llanto seco del polvo
y por el polvo. Por el polvo
de una casa sin muros,
de una tribu sin sangre,
de unas cuencas sin lágrimas,
de unos surcos sin agua…
Llanto seco del polvo
por el polvo que no se juntará ya más,
ni para construir un adobe
ni para levantar una esperanza.
¡Oh!, polvo amarillo y maldito
que nos trajo el rencor y el orgullo
de siglos
y siglos
y siglos…
Porque este polvo no es de hoy,
ni nos vino de fuera:
somos todos desierto y africanos.

………………………………………….

Tierra arenosa sin riego,
carne estrujada sin llanto,
polvo rebelde de rocas rencorosas
y lavas enemigas,
átomos amarillos y estériles
del yermo,
aristas vengativas,
arenal de la envidia. ..
esperad ahí secos y olvidados
hasta que se desborde el mar.



Poema Oración de Leon Felipe



Señor, yo te amo
porque juegas limpio;
sin trampas ?sin milagros?;
porque dejas que salga,
paso a paso,
sin trucos ?sin utopías?,
carta a carta,
sin cambios,
tu formidable
solitario.



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