poemas vida obra o

Poema Otro Rumbo de Laura Victoria



Amé constante a los que no me amaron
y les di la verdad cuando mintieron.
Mientras unos temblando me besaron
rogó mi beso a los que no quisieron.

Siempre busqué los que jamás me hallaron.
Mi voz llamó los que jamás me oyeron.
Y los que resignados me esperaron
nunca en mi copa de placer bebieron.

Hoy una voz recóndita reclama
mi voluptuoso corazón de llama,
que limpio ardió como la brasa al viento.

Allá me voy. Torciendo mi camino
avanzo al horizonte de platino,
desnuda hasta del propio pensamiento.



Poema Once Cincuenta de Julio Iraheta Santos



Once cincuenta vale este poema
Todo por estar cómodo
y contemplar el cerro prisionero de las nubes
1 tamal de elote frito 4 colones
1 cucharada de crema 3 colones
1 taza de café con leche 4.50 de colón
Once cincuenta vale este poema
La nostalgia me obliga a no sumar en dólares
Sé que aquí en ?El Faje? siempre hay baje
pero quería contemplar el cerro San Jacinto
y repetir la adolescencia de mis hijos
sus juegos de maleza y de laderas
su asombro por el vuelo de los gavilanes
cuando todavía no me faltaba ninguno
Once cincuenta vale este poema

Julio Iraheta Santos 26-9-2002



Poema Otros Cinco Poemas Para Cris de Julio Cortázar



I
Todo lo que precede es como los primeros momentos
de un encuentro después de mucho tiempo:
sonrisas, preguntas, lentos reajustes.
Es raro, me pareces menos morena que antes.
¿Se mejoró por fin tu tía abuela? No, no me gusta
la cerveza. Es verdad, me había olvidado.

Y por debajo, montacargas de sombra, asciende despacio otro
presente. En tu pelo empiezan a temblar las abejas, tu mano
roza la mía y pone en ella un dulce algodón de humo. Hueles
de nuevo a sur.

II
Tienes a ratos
la cara del exilio
ese que busca voz en tus poemas.

Mi exilio es menos duro,
le sobran las defensas,
pero cuando te llevo de la mano
por una callecita de París
quisiera tanto que el paseo se acabara
en una esquina de Montevideo
o en mi calle Corrientes
sin que nadie viniera
a pedir documentos.

III
A veces creo que podríamos
conciliar los contrarios
hallar la centritud inmóvil de la rueda
salir de lo binario
ser el vertiginoso espejo que concentra
en un vértice último
esta ceremoniosa danza que dedico
a tu presente ausencia.

Recuerdo a Saint-Exupéry: «El amor
no es mirar lo que se ama
sino mirar los dos en una misma dirección».

Pero él no sospechó que tantas veces
los dos mirábamos fascinados a una misma mujer
y que la espléndida, feliz definición
se viene al suelo como un gris pelele.

IV
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha.

V
Ratoncito, pelusa, medialuna,
caleidoscopio, barco en la botella,
musgo, campana, diáspora,
palingenesia, helecho,
eso y el dulce de zapallo,
el bandoneón de Troilo y dos o tres
zonas de piel en donde
hace nido el alción,

son las palabras que contienen
tu cruel definición inalcanzable,
son las cosas que guardan las sustancias
de que estás hecha para que alguien
beba y posea y arda convencida
de conocerte entera,
de que sólo eres Cris.



Poema Objetos Perdidos de Julio Cortázar



Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me acechan con sus cantos.
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome,

pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo,
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.



Poema Oración Para Franz Kafka de Julia Otxoa



Bendita sea la terrible belleza de Franz Kafka
creyéndose un insecto entre nosotros,
hasta su recuerdo acudo en busca de consuelo.
Mi cabeza es un volcán que nunca duerme,
junto a mí todo es hoy El jardín de las delicias
pintado por El Bosco.
Nada entiendo.

Estoy subida en el tejado,
ya no leo los periódicos,
leer la prensa cada día,
es abrir una pequeña tumba de papel.

No sé quién soy.
El siglo a mi alrededor es incomprensible.

En aras del método,
hemos abandonado la búsqueda de la belleza.
Nos estrellamos



Poema Obra De Vigilancia de Juan Sánchez Peláez



(Paso la mano sobre el olor de tu vestido),
Tu guedeja, tu pendón lunar;

Más allá, más acá,

(Paso la mano sobre húmedos rastros)
Aclara la niebla del pecho
un arco iris.

Echa tierra a la tierra de ilusión.
Aquí es inoficioso soñar .

De púrpura es la casa a cuestas en el viento
de largos ramajes.

De «Filiación oscura» 1966



Poema Oyendo El Pálpito… de Juan Sánchez Peláez



Oyendo el pálpito de nuestra
oscura sangre
humana

los pájaros se nos acercan
vuelan
y
van a los nidos altos

tienen un collar de nostalgia
o bien
un ramo de magnolias

tienen nuestro corazón
sin corazón

nuestos mismos ojos en el aire

y
viajan sobre la improvisada música



Poema Octubre de Juan Ramon Jimenez



Estaba echado yo en la tierra, enfrente
el infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.

Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente

Pensé en arrancarme el corazón y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
el ancho surco del terruño tierno,
a ver si con partirlo y con sembrarlo,

la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.



Poema Otro Silencio de Juan Ramon Jimenez



De noche, el oro
es plata.
Plata muda el silencio
de oro de mi alma.



Poema Ojos De Ayer de Juan Ramon Jimenez



¡Ojos que quieren
mirar alegres
y miran tristes!

¡Ay, no es posible
que un muro viejo
dé brillos nuevos;
que un seco tronco
(abra otras hojas)
abra otros ojos
que estos, que quieren
mirar alegres
y miran tristes!

¡Ay, no es posible!



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad