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Poema Éste Va Para Los Mártires Del Arte de Eduardo Milán



Éste va para los mártires del arte,
ya que lo invisible no es tan limpio
como parecía: ahora está poblado por la serie
paralela de los ojos. No los ojos del deseo,
ojos claros, verdes, amielados. Por la serie
de los ojos del hambre. Ni por la serie de los
ojos policía: por la de los ojos del hambre.
Esos podrían ser los ojos de tus hijos.
Ya verás a donde lleva esta mirada de los
ojos paralelos. Lleva a los acantilados de tu boca,
puedes cantarla como una canción.



Poema Áurea Caminante de Dionisio Ridruejo



Como ofrenda del trigo aventurada
para dar su pasión a la marina
avanzabas, esbelta y matutina,
de oro gentil vestida y coronada.

Mediodía del sol, tierra postrada
con niebla de estupor, siesta salina;
y agosto en ti, con la sazón divina
de una torre solar, libre y pausada.

Espada fresca, el aire de tu paso,
calmaba la aridez mientras ardía
sosteniendo los cielos, milagrosa.

Sólo mi corazón era el ocaso;
mi alma detrás, la noche sólo mía,
para sólo tu lumbre victoriosa.



Poema Íntima de Delmira Agustini



Yo te diré los sueños de mi vida
en lo más hondo de la noche azul…
Mi alma desnuda temblará en tus manos,
sobre tus hombros pesará mi cruz.

Las cumbres de la vida son tan solas,
¡tan solas y tan frías! Yo encerré
mis ansias en mí misma, y toda entera
como una torre de marfil me alcé.

Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
ella es capaz de penetrar en mí.
En el silencio hay vértigos de abismos:
yo vacilaba, me sostengo en ti.

Muero de ensueños; beberé en tus fuentes
puras y frescas la verdad; yo sé
que está en el fondo magno de tu pecho
el manantial que vencerá mi sed.

Y sé que en nuestras vidas se produjo
el milagro inefable del reflejo…
En el silencio de la noche mi alma
llega a la tuya como un gran espejo.

¡Imagina el amor que habré soñado
en la tumba glacial de mi silencio!
Más grande que la vida, más que el sueño,
bajo el azur sin fin se sintió preso.

Imagina mi amor, mi amor que quiere
vida imposible, vida sobrehumana,
tú sabes que si pesan, si consumen
alma y sueños de olimpo en carne humana.

Y cuando frente al alma que sentía
poco el azur para bañar sus alas
como un gran horizonte aurisolado
o una playa de luz, se abrió tu alma:

¡Imagina! ¡Estrechar, vivo, radiante
el imposible! ¡La ilusión vivida!
Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire,
¡la vida toda porque tú eras vida!

Si con angustia yo compré esta dicha,
¡bendito el llanto que manchó mis ojos!
¡Todas las llagas del pasado ríen
al sol naciente por sus labios rojos!

¡Ah! Tú sabrás mi amor; mas vamos lejos,
a través de la noche florecida;
acá lo humano asusta, acá se oye,
se ve, se siente sin cesar la vida.

Vamos más lejos en la noche, vamos
donde ni un eco repercuta en mí,
como una flor nocturna allá en la sombra
me abriré dulcemente para ti.



Poema Última Entrevista de Cristina Peri Rossi



La última entrevista fue triste.
Yo esperaba una decisión imposible:
que me siguieras a una ciudad extraña
donde sólo se había perdido un submarino alemán
y tú esperabas que no te lo propusiera.
Con el vértigo de los suicidas
te dije: « Ven conmigo» sabiéndolo imposible
y tú -sabiéndolo imposible- respondiste:
«Nada se me perdió allí» y diste la conversación
por concluida. Me puse de pie
como quien cierra un libro
aunque sabía -lo supe siempre-
que ahora empezaba otro capítulo.
Iba a soñar contigo -en una ciudad extraña-,
donde sólo un viejo submarino alemán
se perdió.
Iba a escribirte cartas que no te enviaría
y tú, ibas a esperar mi regreso
-Penélope infiel- con ambigüedad,
sabiendo que mis cortos regresos
no serían definitivos. No soy Ulises. No conocí
Itaca. Todo lo que he perdido

«Inmovilidad de los barcos» 1997



Poema Árbol De Luz de Consuelo Hernández



A esta hora en que todos duermen
en que nada se oye
rebozante de ti danza la noche.

El deseo deslíe las entrañas
desandando del otoño
promesas que bostezan.

La piel juega a la noche
hospedando astros rojos
de destronados ecos
y no logra olvidarte.

Cómo hiere las manos
palpar en las mortajas…
Cómo duele allá adentro
abstenerse del aire que segundo a segundo
la sangre solicita…

Sigue tus pasos …vestida de ti
alojada en tu cuerpo
tu imagen así se ata
como abeja al panal o araña a su telar…

En el río Amazonas te invita a nadar
y te enseña el secreto
del dominio del agua:
déjate llevar por su corriente
cara al cielo.
Aliméntate de vida boca arriba
bebe la semilla del viento
y olvida tus umbrales.

Con la fuerza del trueno
desaloja tus miedos
y entrégate a las aguas
que palmo a palmo lamen
tus carnes maceradas.

Flota en sus recodos y reposa
mientras velan tu sueño
como a un dios olvidado.

Como fugaz estrella
con el río se van lejos…
ella intenta despedirse
y tú invocas el miedo
de perderte en el mar
y gritas que no sabes nadar…
ella te salva a leguas de distancia
del punto original.

Contigo en tierra
por la orilla del río
el sendero es fácil
y corto el recorrido.

Mas llega el día,
noche más noche
que todas las noches juntas…
no estás… no hay río…
sólo queda tu voz dulce
al pronunciar su nombre
y persigue las sombras
maldiciendo la mano
que acaricia tu frente
y esa cómoda tumba
donde día a día mueres
ese profundo abismo
donde tú la sepultas…

Abre sus manos
y salta amor intacto
las fuerzas contenidas
en su casa cerrada
bullen sin encontrar salida.

Su corazón estalla
relumbroso de fuego
¡tantos deseos rojos
que sólo es llama viva!

Y se quema en sus ansias
su ser es una estrella
de puntas infinitas
y fosforecen todas
las costuras del alma.
Se estremece su piel
se iluminan sus nervios
y su cuerpo relumbra
como un árbol de luz.



Poema 5 De Junio de Concha Lagos



Te lo escribo en voz baja desde un 5 de junio.
Cuando baje la espuma (porque siempre
desciende).
Enciérrate este ahora en el recuerdo,
no señales el día.
Para olvidar no hay fechas.
Escríbele postales al entonces.
En alguna ventana
se quedará tu mano alcanzándome estrellas.

No sé por qué me afano en cosas del futuro
cuando puedo mirarte y saber de tus ojos.
Qué cerca por tus sienes al latir de tu sangre,
al instante infinito que perdura en el beso.

Quisiera preguntarle a todas las semanas
dónde estabas oculto sin domingos ni lunes,
mientras yo caminaba ya por sueños de ahora.

A veces cambia todo al volver una esquina.

Levantaré la copa mirando hacia la tarde.
Te quedará mi gesto bajo la luz tranquila
con músicas lejanas y renovadas lunas.



Poema Ánde Yo Caliente Y Ríase La Gente de Luis De Góngora Y Argote



Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.

Busque muy en buena hora
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.

Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.



Poema Claudia Casal Toledo 1 de Claudia Casal Toledo



Los pasos del profeta

Anda el profeta de paso por la luna,
hace suyo el silencio y pierde la nostalgia.
No ha descubierto el afán de conseguir su premio
¡Calla!
Sumerge su vida y vierte el perdón de la palabra,
sus ojos se ahuecan,
su espíritu sigue los caminos de aquellos que se fueron.
Dejo a Desdémona en los brazos de aquel moro… y siguió…
Consumido por la piel de sus ausencias besaron sus labios púdicos,
su frente no sintió jamás aquello besos,
nunca poseyó la piel desnuda de una virgen,
no hizo suyo el atardecer de un ciervo herido
y se desplomó con cuatro piernas y un costado.
Solo años después descubrió que andaba por el mundo
con dos únicos zapatos,
que su piel no era la misma,
caminaba en círculos errantes de su propia vida,
no logró cumplir su fiel mandato.
Al pobre profeta
le faltó siempre la cruz para clavarse.



Poema Áureo Ojo El Origen de Carlota Caulfield



Dos amantes caminan por un muro húmedo
y aparece frente a ellos una ciudad.
Suave es el animal que abre su mirar,
disuelve su respiración
y se desnuda entre espacios sin límites.
-Te dejaré pacer en mis mejillas,
mientras una gota de agua fresca trae consigo
un olor a este mismo instante.



Poema Árbol En Galdar de Carlos Sahagun



Inútil experiencia
de libertad, el drago
irrumpe sometido
al cemento. Raíces
fascinantes o tercas,
pura ansiedad vencida,
quien buscó la palabra
que acompaña, quien hizo
de su pasado inmóvil
un ademán de entrega,
hoy no pide otra cosa
sino silencio, y palpa
la piedra ya, los muros
impenetrables, hoscos,
y hacia los cielos libres
renace extraño, insomne,
proponiendo la vida
desde sus propias ruinas.



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