poemas vida obra paul celan

Poema Shibboleth de Paul Celan



Junto a mis piedras
crecidas bajo el llanto
tras las rejas,

me arrastraron
al medio del mercado,
allá,
donde se iza la bandera, a la que
no he prestado nunca juramento.

Flauta,
flauta doble en la noche:
piensa el sombrío
y doble rojo
en Viena y en Madrid.

Pon tu bandera a media asta,
recuerdo.
A media asta
hoy y para siempre.

Corazón:
dalo también aquí a conocer,
aquí, en medio del mercado.
Haz que resuene, el shibboleth,
en lo extranjero de la patria.
Febrero. No pasarán.

Unicornio:
sabes de las piedras,
sabes de las aguas,
van,
te llevo
hacia las voces
De Extremadura.

Versión de José Ángel Valente



Poema Salmo de Paul Celan



Ya nadie nos moldea con tierra y con arcilla,
ya nadie con su hálito despierta nuestro polvo.
Nadie.

Alabado seas, Nadie.
Queremos por tu amor
florecer
contra
ti.

Una nada
fuimos, somos, seremos,
floreciendo:
rosa de
nada, de nadie.

Con
el pistilo almalúcido,
cielo desierto el estambre,
la corola roja
de la palabra purpúrea que cantamos
sobre, o sobre
la espina.

Versión de José Ángel Valente



Poema Quien Se Arranca El Corazón Del Pecho de Paul Celan



Quien se arranca el corazón del pecho en la
noche, quiere alcanzar la rosa.
Suya es su hoja y su espina,
a él le deposita la luz en el plato,
a él le llena los vasos de aliento,
a él le susurran las sombras del amor.

Quien se arranca el corazón del pecho hacia la
noche y lo lanza a lo alto,
ése no yerra el blanco,
ése lapida la piedra,
a él le suena la sangre del reloj,
a él le quita su hora con un golpe el tiempo de
la mano:
él puede jugar con pelotas más bellas
y hablar de ti y de mí.

Versión de Jesús Munárriz



Poema Poema Para La Sombra De Mariana de Paul Celan



La hierbabuena del amor ha brotado como un dedo de ángel.

Créelo: de la tierra despunta, además, un brazo torcido de silencios,
un hombro abrasado por el calor de las luces apagadas,
un rostro con los ojos vendados por el negro velo de la mirada,
un ala grande de plomo y otra de hojas,
un cuerpo agotado en el reposo bañado por aguas.

Verlo flotar entre las hierbas con alas desplegadas,
ascender por una escalera de muérdago hacia una casa de cristal,
en la que deambula a grandes pasos una planta de mar.

Creer que es ahora el momento de hablarme entre lágrimas,
de ir descalzos a su encuentro, para que te diga lo que nos está
reservado:
el luto sorbido del vaso o el luto sorbido de la palma de una mano-
y la planta loca adormecerse al oír tu respuesta.

Suenan chocando en la oscuridad las ventanas de la casa,
confesándose también lo que saben, pero sin lograr comprender:
nos amamos o no nos amamos.

Versión de Andrés Sánchez Robayna



Poema Oí Decir de Paul Celan



Oí decir que en el agua
hay una piedra y un círculo
y sobre el agua una palabra,
que pone el círculo en torno a la piedra.

Yo miré mi álamo descender hacia el agua,
miré cómo su brazo se alargó hacia la hondura,
miré sus raíces vualtas al cielo implorando noche.

Yo no corrí tras ellas,
sólo recogí del suelo esa migaja
que tiene de tu ojo la figura y la nobleza,
te quité del cuello la cadena de los dichos
y con ella adorné la mesa donde yace la migaja.

Y ya no vi más a mi álamo.

Versión de Pablo Oyarzun



Poema Noches De Umbría de Paul Celan



Noches de Umbría.
Noches de Umbría con la plata del címbalo y de las hojas del olivo.
Noches de Umbría con el canto que hasta aquí trajiste.
Noches de Umbría con el canto.

Mudo cuanto ascendió a la vida, mudo.
Desocupa y vuelve a llenar los cántaros.

Cántaro de barro.
Cántaro de barro con el que creció la mano del alfarero.
Cántaro de barro que cerró para siempre la mano de una sombra.
Cántaro de barro con el sello de la sombra.

Cantos por doquier, cantos.
Deja que entre el borrico.

Borriquillo.
Borriquillo en la nieve que esparce la mano más desnuda.
Borriquillo ante el verbo que se cerró de golpe.
Borriquillo que come el sueño de la mano.

Brillo que a consolar no alcanza, brillo.
Los muertos, los muertos aún mendigan, Francisco.

Versión de Felipe Boso



Poema No Obres De Antemano de Paul Celan



No obres de antemano,
no envíes nada fuera,
mantente
dentro:

transfundido de nada,
libre de cualquier
plegaria,
sutilmente acordado según
la pre-inscripción
insuperable,

yo te acojo
en lugar de toda
paz.

Versión de José Ángel Valente



Poema Mandorla de Paul Celan



En la almendra -¿qué hay en la almendra?
La Nada.
La Nada está en la almendra.
Allí está, está.

En la Nada -¿quién está? El Rey.
Allí está el Rey, el Rey.
Allí está, está.

Bucle de judío, no llegarás al gris.

Y tu ojo -¿dónde está tu ojo?
Tu ojo está frente a la almendra.
Tu ojo frente a la Nada está.
Apoya al rey.
Así está allí, está.

Bucle de hombre, no llegarás al gris.
Vacía almendra, azul real.

Versión de José Ángel Valente



Poema La Rosa De Nadie de Paul Celan



III
Las piedras claras
van por el aire, las clari-
blancas, portadoras
de luz

No quieren
descender, ni precipitarse,
ni dar en el blanco. Se
alzan
como las sencillas
zarzarrosas, así se abren,
se ciernen
sobre ti, tú, mi sosegada,
tú mi verdadera:

veo que las recoges con las
nuevas
manos de cada uno, las pones
en la claridad-de-una-vez-más, que nadie
necesita llorar ni nombrar



Poema Había de Paul Celan



Había tierra en ellos y
cavaban.

Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.

Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.

Vino una calma y vino una tormenta
y todos los océanos vinieron.
Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano
y aquel remoto canto dice: cavan.

Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú:
¿Adónde iba si hacia nada iba?
Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
y en el dedo se nos despierta el anillo.

Versión de José Ángel Valente



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