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Poema Calderón De La Barca de Ramón Fernández – Larrea



además de las malas profesoras
nos ofrendaste una amarga pupila

yo vi los dedos de jim morrison
apagando las velas de parís
el corazón de jim morrison
cayó en las cataratas del niágara

no hay saliva que lleve al olvido
nadie guía gratuitamente al olvido

y después de aquel sueño
qué podremos soñar
qué respiramos qué
luego de tanto puro y mal fulgor

cuál puede ser la noche del desvelo
el ojo que no llora porque ve
el sueño que se sueña sumergido.



Poema Boleros De Oro de Ramón Fernández – Larrea



no quiero estar solo no cierro los ojos no quiero
estar solo sabiendo
que hay multitud risueña
en el pie siento estar solo en el borde gris de las pestañas
todos los días cae un tejado contra mi sombra
a veces es lunes a veces los elefantes
mastican mis dedos en la calle
no quiero estar solo y herido
hace miles de días hay arena en mi cuerpo
el disparo el choque las rajaduras decentes
que trataron de hacerme me han herido

no quiero estar solo amor mío mi alta
tiñe tu cabeza de esperanza
haz como si me vieras

ríe

desnuda otros peces junto a mí

porque cuando el cuarto se llene de cigarros
la madrugada triza los cuerpos

y nunca más comeré de tu cuerpo.



Poema Arreyúmbame Caé Arreyúmbame Cuá de Ramón Fernández – Larrea



pero era esto el horizonte díganme si era esto
era esa levedad en todo el corazón y en la distancia que muerde
pero si ha sido tanta espera ves
dice la abuela en su sombra de huesos
pero si yo me morí tanto
y no comí para dejarles en el mantel las flores
y ahora todos se van se han ido hacia la nieve peligrosa

díganme que voy mal enrumbada
que estos cantos ya son la esperanza
y que el campo que arde es puro espejismo
para que mi ceniza no me envenene más

pero era este al fin el fulgurante sueño
era tanto maldito trapecio en la penumbra
y este viento con cara de perro apaleado
y la pared agonizante que se confunde con mis huesos

mi padre lo soñaba
marañón
lo masticaba como insulto marañón
y en las sábanas podridas del país
lamentaba su sangre en la arboleda

él que vino de lo remoto y sabe
que las fugas resultan infinitas

ah qué tierra de tan pasmosa desproporción decía
donde la ceiba puja junto al marañón
y espinas en la piel misma de los hombres
ah qué país para no tener nada
al cabo de los círculos del agua

el marañón del aire que te seca el rostro y las palabras
y los hijos de vientre enceguecido
y los amores palpitantes
y hasta el deseo empozado que el marañón aborta

ah qué país para que cubra mi esperanza
yo que bruñí las armas y velé
dijo mi padre antes de ser abandonado
y quedarse con tres inmensos palmos de mar en el hocico

díganme que es mentira respondan que llegamos
que el páramo me engaña
que la mentira no es la flor preciada del cantero
que el marañón no se metió en las aguas
para que todos callen para que todos se muerdan
la boca que esperaba el futuro para besar.

22/7/2003



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