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Poema El Corazón Empieza Bajo Tierra… de Roberto Juarroz



El corazón empieza bajo tierra,
pero acaba en tus labios y en los míos.
La muerte entonces duda en las cornisas
y una convalecencia de ojos largos
desprende las arrugas del temblor.

No hay que negar que eso nos salva,
pero entre tantas cosas tan perdidas
no es posible aceptar la salvación.

Y las manos, sin darse cuenta aprenden
el gesto incorregible
de volver a enterrar el corazón.



Poema El Cielo Ya No Es Una Esperanza… (poesía Vertical Vi – 102) de Roberto Juarroz



El cielo ya no es una esperanza,
sino tan sólo una expectativa.
El infierno ya no es una condena,
sino tan sólo un vacío.

El hombre ya no se salva ni se pierde
tan sólo a veces canta en el camino.



Poema Duodécima Poesía Vertical (41) de Roberto Juarroz



Roce del tiempo con el tiempo,
roce de una mirada con su objeto
o con otra mirada,
roces de los cuerpos que vagan
como extrapolaciones del vacío,
roce de un pensamiento con otro
o con su propia sombra.

Los roces constituyen la vida
y quizá la calientan levemente
ante el invierno sin roces de la muerte.
La unión y el encuentro
son blancos demasiado netos
y el frío los abate
como a troncos fácilmente localizables.

Vivir parece sólo un roce con el ser.
Pero tal vez sea posible
detenerse en un roce,
como una canción en una rama,
para saludar al sol o a los pájaros.



Poema Duodécima Poesía Vertical (29) de Roberto Juarroz



El soplo de luz, el temblor concentrado
que brota de ciertos encuentros
contradice a veces su propia brevedad
y se extiende como una alquimia lenta
por todo el resto de la vida.

Poseer así para siempre
algo que nunca se tuvo
y nunca se tendrá,
cambia la condición del hombre,
modifica sus límites.

Unas veces las manos se tocan
y otras ni siquiera se tocan.
Los ojos sí se tocan
o algo que está atrás de los ojos.

Pero poseer así, tocar así,
abrevia un rincón de la eternidad
y lo hace caber en la celda que habitamos.

Tal vez esté allí la sabiduría del amor,
rescatada de los incendios que lo devastan.



Poema Digo Palabras Frente Al Espejo… (poesía Vertical Xi – I – 18) de Roberto Juarroz



Digo palabras frente al espejo.

Unas veces se fugan por el aire.
Otras veces duplican el espejo
y encuentro dos espejos mirándose.
Pero algunas veces
las palabras entran en el espejo.

Las palabras no han aprendido a reflejarse
porque reflejarse es mantenerse afuera.

El reflejo es el comienzo de la pérdida.



Poema Décimotercera Poesía Vertical (41) de Roberto Juarroz



Desconocer que el río es una espada
y que las cosas sueñan sueños propios
es ignorar que aquí,
junto a nuestra mirada,
existe otra:
la mirada recóndita del mundo.

Cuando se la descubre,
la vida se da vuelta como un guante
que devuelve la mano que encerraba
y el tacto liberado
toca por vez primera cuanto existe.

La realidad es un tiempo doblado
que es preciso desdoblar como una tela
de singular delicadeza
para encontrar adentro
otra mano que aguarda.



Poema Decimos Lo Que Decimos… (poesía Vertical Xiii – 73) de Roberto Juarroz



Decimos lo que decimos
para que la muerte no tenga
la última palabra.

¿Pero tendrá la muerte
el último silencio?

Hay que decir también el silencio.



Poema Décimocuarta Poesía Vertical (97) (póstumo) de Roberto Juarroz



El corazón es una larga enmienda
de un texto que nadie conoce,
cuyo sentido la semántica ignora
y cuyos signos nadie ha codificado.

Pero si el corazón no enmendara ese texto
como un ciego corrigiendo el abismo,
la vida se caería en pedazos
como un sueño sobrante y desechable.

Hasta cabría sospechar
que la enmienda es el texto.



Poema Décimocuarta Poesía Vertical (96) (póstumo) de Roberto Juarroz



Versión simple del mundo:
el lugar que encontramos.

Versión más ajustada:
el lugar que dejamos.

Versión perfeccionada:
el lugar para buscar otro mundo.

Versión casi definitiva:
el lugar de una ausencia.

Y otra más todavía:
el lugar que nos prueba
que ser no es un lugar.

Y la última versión:
el mundo es el lugar para aprender
que ser no necesita lugar.



Poema Décimocuarta Poesía Vertical (88) (póstumo) de Roberto Juarroz



Hay que llegar
a no escribir un verso
y ceder su lugar
a algo que lo necesite más.

¿Pero habrá algo
que mecesite más que un verso
ocupar su lugar?

Por otra parte, aquello que importe
podrá siempre
ocupar el mismo lugar que un verso.

Las cosas que importan
no se desplazan entre sí,
aunque puedan desplazar a todo lo que no importa.



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