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Poema En Los Cielos De Mi Existir… de Rogelio Guedea



en los cielos de mi existir dejaste de volar. desde
mañana no te quise. desde mañana prometí que
amor no hiciera heridas o levantara templos de
amargura en mí. cárcel eterna era el tuyo amor para
mis manos. esas edificadoras. esas que se levantan
en pleno vuelo o caen. las que hicieron sembradíos
en ti y árboles plantaron y fuegos. tú eres mala como
la bondad. eres mala como saber que alguien. de algún
modo. está sufriendo. pensar que no me tienes es pensar
que vas conmigo. sí. de ese tamaño es mi derrota.



Poema En El Cielo Crecido De Fulgor… de Rogelio Guedea



en el cielo crecido de fulgor. agrio de noches que
comí. recordé la vez que mamá me sacó como pedazo
arrancado de su carne. recordé un día esa noche que no
podía salir de su carne magullada. sucia como casa que
no alquiló nunca la alegría. condenada estuvo de mí a
tenerme. condenada. y abuela carito dicen que la consolaba
con emplastos. con lluvias que hizo caer para que mamá
no llorara mi desgracia más. tía yolanda y tío jorge se
hermanaron. dicen. tío jorge sudó fuegos que ya se
marchitaron por sacarme. lo que pasa es que yo no quería
salir de ahí. estaba bien ahí mamando de su sangre.
alimentando mi gloria pequeñita. ahora tío jorge maldice
mi existir. maldice mi escribir poemas a tu rostro. me
maldice. y tía yolanda se quedó callada como muerta. que
aún es peor. y cuando salí por fin de esa iglesia que parecía
una mar llena de veleros. pececitos. peñas o peñascos o como
se diga. vi a papá llorando como niño del que dios no se
acordó. lo vi tirado como caballo viejo. llorando porque el
señor doctor le dijo esta criatura mejor debió morir. eso le
dijeron los doctores matadores a papá que lloraba. si tú lo
hubieras visto como yo lo vi. mujer. te hubieras también
llenado de amargura. un charco de amargura se hubiera
clavado como palo en lo tierno de tu amor. eso dijeron los
doctores. los doctores dicen cosas que ellos nunca entienden.
hablan de la muerte riendo como señoritas y fuman luego en
los pasillos mientras papá llora mi desgracia. abuela carito
dice que tenía una cabeza y luego otra cabeza encima de la
cabeza que tenía. pero eso no fue lo peor. lo peor fue cuando
vieron que me salían luciérnagas de los ojos. palomas que
levantaron del suelo a papá. a volar a volar le decían las
palomas que me salían de los ojos. la madre lupe lo supo la
noche que subió las escaleras y vio mis manos grandes. no se
sabe todavía si eran manos o vientos que me empezaron a
crecer. o pájaros que croaban o ranas que piaban tu rostro
hecho de luces caídas como lluvia. la noche que la madre lupe
vio mis manos estaba la lluvia arreciada. yo sólo recuerdo
que me subían pedazos de tu ser. maderos que tenían tu
nombre. y papá se amarraba como soga de barco grande a
su esperanza. veía en mis ojos porvenires. veía senderos en
mis pies o caminos anchos como mujeres gordas. era entonces
que papá se alegraba un poco y dejaba de llorar. era entonces
que abrazó a mamá cuando la madre lupe dejó caer como
piedra su presagio. no recuerdo qué presagio dejó caer la
madre lupe en mi raíz. sólo recuerdo que tu rostro se llenaba
de calles que caminaría o ciudades o países donde ahora estoy
anclado. empolvado de distancia. quemado como ese día que
los doctores matadores. viendo cómo volaba papá. temieron
mi vivir.



Poema El Mundo Nunca Fue De Nuestra Parte… de Rogelio Guedea



el mundo nunca fue de nuestra parte. viejo. o sea
que podemos conversar. podemos hacer batallas contra
su desgracia. contra el desastre que nos recorrió desde
la vez primera. desde la vez primera me doliste. viejo.
me dolió que tu verdugo fuera dios. que te quitara la
telita del cierto amor. que te dejara como un desgraciado.
de caído no te levantaste. y yo no podía quitarle la sarna
a tu destino. le disparé. le tiré piedras a dios. lo maldije
como a puta o gobierno de mi país. lo traté peor que a
ladrón. y era como si dios se tapara con pasto los oídos.
era como un paisaje donde no estás. como si de pronto
me cayó tu porvenir encima. viejo. por eso no nos olvidamos.



Poema El Día De Tu Muerte… de Rogelio Guedea



-jaime sabines, a tu memoria-

el día de tu muerte se hizo un árbol de fuego
en lo más dulce de mi mujer. el día de tu muerte.
cayeron pájaros del costado izquierdo de mi mujer.
una bugambilia le nació. le nació uno de esos
dolores que te dolían. eras lento con esos dolores.
amargo como un animal herido. y nunca supiste
que mi mujer lloraba leyendo tu pasión. por las
noches la encontraba leyendo tu pasión y ahí mismo
le volaban astros. claridades. una pena se desprendía
de tus manos y arrastraba como ramita a mi mujer.
la bajaba del cielo a mis brazos pasando por tu alma.
quiero decir por ese páramo donde cabalgas o haces
brechas para que camine yo. por eso una noche mi
mujer ató soles. hierbas dulces. ella misma juntó
el amor que derramaba. jaime. y te abrigó.



Poema Dylan Thomas Me Dio Su Jilguerito… de Rogelio Guedea



para josé luis rey

dylan thomas me dio su jilguerito para que cantara
mi llorar. el jilguerito de dylan entró por el sol de
una mañana y se quedó parado como una eternidad.
quieto a ras de mi alma. sus alas movían los esqueletos
de mi ser. y mi ser estaba ahogado. sucio. lejos como
un desterrado. qué puede callar un desterrado. qué
no puede reclamar. un desterrado es el más sufridor
del mundo. un desterrado debe tener al jilguerito de
dylan para hacer justicia. para matar la dictadura.
para que no deje de llover. eso es lo único que puede
hacer un desterrado. es decir mi corazón.



Poema Cómo Ato Mis Ojos A Los Tuyos… de Rogelio Guedea



cómo ato mis ojos a los tuyos. cómo callo la mano
que te escribe. mi mano no deja de nombrarte. de
noche se levanta. vela tu ser. poda tu cuerpo o mar
o cielo muchamente. no te deja descansar. bebe de
tu agua todo el existir. deja de nombrarla. mano. le
grito. le suplico. deja tu pasión o lumbre arrasadora.
pero mi mano filosofa y piensa y hace rayos. albas.
hace calor para arroparte. gira como mundo alrededor
de ti. abierta oscuridad que pace mi temblor. solita
mano bañada de coraje.



Poema Ayer Escuché Una Canción… de Rogelio Guedea



ayer escuché una canción que se parecía mucho
a tu cuerpo. o sea que estuve triste de adioses toda
la noche. de ausencias. estuve triste porque la canción
no terminaba y era como tu cuerpo. a veces me pregunto
cómo pudiste aparecer a tan altas horas de mi dolor. me
pregunto por qué con la soledad siempre me encuentro.
te digo que ayer escuché una canción que se parecía mucho
a tu cuerpo. y me sentí como un condenado. como un
pajarito cantando arriba de un árbol seco.



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